La Comisión Europea ha anunciado hoy su intención de limitar el precio del gas que los países pagan por el gas ruso, en el marco de la preparación para la reunión de ministros de Energía de la UE del próximo viernes. La presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, evitó dar precisiones sobre cuál sería el precio máximo que Europa podría pagar por el suministro desde Rusia y señaló que tampoco se descarta fijar topes que afecten al suministro que llega desde otros países exportadores.
Von der Leyen ha confirmado que busca también establecer límites a los ingresos de las empresas que producen energía a partir de fuentes renovables, ya que estos ingresos muy alejados a sus costos de producción. La presidenta de la Comisión también ha apuntado a establecer una “contribución solidaria” para las empresas de combustibles fósiles. Ambas iniciativas están destinadas a apoyar a los consumidores más vulnerables y potenciar la inversión en alternativas energéticas verdes y locales.
El anuncio oficial no ha hecho referencia a la propuesta que adelantó el periódico Financial Times sobre un límite de 200 euros por megavatio/hora para el precio de la electricidad producida de forma renovable o a través de plantas nucleares y de carbón. Esta medida busca disociar los costos de la electricidad de los del gas, aunque fija un tope alto para no desalentar futuras inversiones en tecnologías no basadas en gas.
El plan de Bruselas incluye también reducir de forma “inteligente” la demanda de electricidad. Von der Leyen destaco que los países europeos deben reducir su demanda en las horas punta, ya que eso dispara la producción de energía a partir del gas.
Por la mañana, el presidente ruso, Vladimir Putin, ya había calificado de “estúpida” la idea de limitar los precios del gas ruso y auguró que su país no venderá petróleo, gas ni cualquier otro producto derivado a quienes establezcan estos topes de precios. El líder ruso destacó que Moscú no tiene inconvenientes en redireccionar sus ventas a otros mercados, como China e India. El mandatario sacó pecho del reciente acuerdo con China para construir un gasoducto que conecte ambos países a través de Mongolia, que se suma a otra línea ya inaugurada en 2019.