Varios medios alrededor del mundo informaban ayer que Evergrande entraba en default. Sin embargo, por tercera vez la desarrolladora inmobiliaria china pagó los intereses de bono en dólares, antes de que se cumpliera el periodo de gracia de 30 días post vencimiento de la deuda, evitando esta vez un impago que involucraba a US$ 148 millones.
No libre de dificultades, la segunda mayor inmobiliaria china ha logrado hacer caja para cumplir con sus obligaciones con diferentes ventas. El lunes recaudó US$ 145 millones con la venta de su participación en una compañía de medios, mientras que el mes pasado consiguió US$ 50 millones con la venta de sus dos jets privados.
De esta manera, según un informe de Bloomberg, los clientes de la empresa de compensación internacional Clearstream recibieron los pagos de tres bonos en dólares estadounidenses que habían vencido hace 30 días.
Aunque los problemas de Evergrande están lejos de terminar, dados sus pasivos de US$ 300 mil millones, lo cierto es que la capacidad que ha tenido de evitar la debacle total ha traído algo de optimismo al golpeado sector inmobiliario chino.
De hecho, mientras que en la jornada de este jueves las acciones de Evergrande se disparaban 6,75%, el índice Hang Seng Mainland Properties ganó un 5,6%, gracias a que también subieron 12% China Aoyuan Group y 6,7% China Vanke, entre otros relevantes actores del sector.
Moderación de Beijing
Aunque Beijing se ha mantenido al margen de los problemas de su segunda mayor inmobiliaria, recientemente ha contribuido a mejorar el panorama del conjunto de las inmobiliarias, al sopesar una moderación de las reglas que las sometieron a una mayor presión financiera.
De acuerdo a lo consignado el miércoles por The Wall Street Journal, el Banco Popular de China (PBoC) está considerando permitir que los compradores, probablemente actores estatales, se hagan cargo de los activos de las empresas en problemas financieros, sin afectar sus propios ratios de deuda.
Según señalaron fuentes cercanas al asunto al medio antes citado, de concretarse estos movimientos, las nuevas reglas del gobierno chino representarían más bien una calibración del sector, en lugar de un cambio radical, facilitándole el camino a un sector, que junto con actividades relacionadas como la construcción, representa un tercio de la actividad económica del gigante asiático.
“Es una noticia positiva para la confianza, pero no necesariamente material para mejorar la liquidez de los desarrolladores, especialmente los más débiles”, señala Iris Chen, analista de crédito de Nomura, respecto a las posibilidades de que se alivie de ese modo los desafíos que enfrentas las inmobiliarias chinas.