Hasta enero pasado era parte del equipo de Hacienda. Su cargo de coordinador macroeconómico lo hacía jugar un rol clave en el diseño de las políticas económicas. Por esa razón, Hermann González, hoy en Clapes-UC entrega algunas luces de cuál podría ser el próximo plan fiscal que realice el gobierno para paliar la situación que enfrenta el país debido a la crisis del coronavirus. Además analizó el escenario que delineó el Banco Central en el Informe de Política Monetaria.

El Banco Central proyectó un rango entre -1,5% y -2,5%, ¿Comparte este escenario?

-El Banco Central hace un ajuste significativo en las proyecciones de crecimiento, que va en la dirección correcta y pone de manifiesto que la caída de la actividad este año como consecuencia del impacto del Covid-19 será mucho mayor a la que esperaba la mayoría de los analistas. De hecho, en la Encuesta de Expectativas Económicas hace menos de un mes el mercado proyectaba un crecimiento de 1,2%. Todas las proyecciones que se hagan en este momento están enmarcadas en una fuerte incertidumbre, porque la enfermedad aún no llega a su peak y hay una serie de aspectos que desconocemos. Hace dos semanas en Clapes UC publicamos un estudio que estimaba para este año una caída del PIB entre 0,5% y 4% y la proyección del BC se ubica en la parte central de ese rango, de manera que no tenemos grandes discrepancias con su estimación.

En ese sentido, ¿el BC indica que la variable consumo durable será el que sufrirá una fuerte caída lo que se relaciona con el ingreso que puedan tener las personas?

-El shock que estamos viendo está afectando de forma muy significativa al empleo alrededor del mundo y, probablemente pase lo mismo en Chile. Esto ocurre porque los sectores más directamente afectados por la paralización como comercio, turismo, construcción, entre otros, son muy intensivos en mano de obra. El año pasado, estos sectores emplearon a 3,7 millones de empleos, más de 40% de la ocupación total. Suponer que el desempleo llegará a 10% implica que se pierde menos de una décima parte de estos puestos.

El BC advierte sobre la necesidad de resguardar el ingreso de las personas, principalmente de los independientes y cuenta propia, ¿qué medidas se deberían adoptar?

-Las medidas anunciadas por el gobierno incluyeron una primera ayuda a los trabajadores independientes, pero será necesario hacer un esfuerzo más importante en esta línea para considerar transferencias mayores, por un mayor tiempo y mejor focalizadas, para dar tranquilidad a las familias que dependen de ingresos provenientes de empleos informales o cuyo jefe de hogar es un trabajador por cuenta propia. Evitar un cierre masivo de empresas y la consecuente destrucción de empleos que esto podría generar, es crucial para permitir una recuperación rápida de la economía posterior a esta enfermedad.

¿Se requiere un nuevo plan fiscal?

-Es necesario que se refuerce el sistema de garantías de crédito, por ejemplo, el Fogape para que llegue a todo tipo de empresas y eso requiere mayores recursos, pero también facilitar y flexibilizar su funcionamiento. Adicionalmente, se requiere apoyar a los cientos de miles de trabajadores informales y por cuenta propia que van a perder sus ingresos en esta coyuntura de forma más generosa, que llegue efectivamente a ellos y mientras dure el shock.

¿Cómo financiarlo?

-El financiamiento de la primera medida requerirá el uso de activos del Tesoro en una primera instancia para capitalizar los mecanismos de garantía, mientras que los mecanismos de apoyo a los trabajadores más vulnerables requerirán un aumento del gasto público, que puede financiarse con los espacios que se generarán como consecuencia de la subejecución presupuestaria por la paralización de la actividad económica que también afecta al sector público.

El BC acota el mayor impacto de la crisis en el 2° trimestre y que de ahí en adelante comenzará una leve trayectoria ascendente, ¿Lo ve así?

-Es un supuesto razonable basado en los datos epidemiológicos que conocemos y en la experiencia de países que han sufrido los efectos de esta enfermedad antes que nosotros, pero está sujeto a fuertes dosis de incertidumbre. La pandemia está en pleno desarrollo y todavía está por verse cómo afectará a países donde las medidas de confinamiento no tuvieron la intensidad de China. Supone también que no habrá daños persistentes en las compañías, en el empleo y en el mercado financiero. Si esto ocurre, es decir, si no hay daños permanentes en la economía y vemos una recuperación rápida a partir del tercer trimestre, sería un desenlace muy positivo para nuestro país.

El BC espera un rebote importante para el próximo año con un crecimiento entre 3,75% y 4,75%, ¿lo comparte o es optimista?

-Concuerdo que una vez que pase el peak de la enfermedad y la actividad económica vuelva a la normalidad, tendremos una recuperación rápida. Pese a lo anterior, tengo dudas de que observemos tasas de crecimiento tan altas como las que proyecta el Banco Central para el próximo año, porque más allá de efectos estadísticos, los eventos de violencia y la incertidumbre política y constitucional dañaron la capacidad de crecimiento de mediano plazo de nuestro país.

En materia de gasto y déficit, ¿a cuánto podrían llegar?

-Este año las prioridades en materia fiscal deben ser poner a disposición del Ministerio de Salud todos los recursos que sean necesarios para enfrentar la pandemia, así como atenuar los efectos económicos y sociales de esta enfermedad. El mayor gasto que esto implique, y el fuerte deterioro del escenario económico, se traducirá en un aumento del déficit fiscal, probablemente mayor a lo que hasta el momento han señalado las autoridades. Su financiamiento requerirá el uso de activos y un mayor endeudamiento que el proyectado hasta ahora.