En el último tiempo la reforma de pensiones ha vuelto al debate después de un largo silencio tras la llegada del coronavirus al país. Aunque no parece haber mayores avances, desde el gobierno aseguran que siguen trabajando para poder llegar a un acuerdo con la oposición en esta materia. Todo ello ad portas de que el asesor presidencial en pensiones, Augusto Iglesias, deje La Moneda para integrarse en octubre a la Comisión para el Mercado Financiero.
Dentro de los temas que estaría analizando el gobierno para poner sobre la mesa en la negociación con la oposición, estaría la opción de considerar algún tipo de impuesto al consumo para financiar pensiones. Si bien dentro de esta alternativa se estaría evaluando el IVA o algo similar, no es la opción que más gusta, debido a que no tendría mucha aceptación en la oposición, comentan fuentes conocedoras.
En paralelo, también se estaría evaluando conseguir más dinero a través de un ajuste en las exenciones tributarias.
En julio fue cuando el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, incorporó por primera vez en el debate de esta reforma previsional la idea de aumentar la base de cotizantes del sistema, que dice relación con la informalidad del mercado laboral, para lo cual señaló en la Comisión de Trabajo del Senado, que en un eventual acuerdo con la oposición “al menos (hay que) generar una hoja de ruta y compromisos claros con un horizonte de tiempo a este respecto”.
Antes de eso, Briones dijo a T13 que “no todos los trabajadores tienen un trabajo formal en el cual su empleador les retiene el 10%, pero todos consumimos. Entonces uno perfectamente podría pensar en fórmulas en que, a través del consumo, se pueda recaudar”.
Pero esta idea del ministro de Hacienda no es nueva. En 2018, antes de llegar a La Moneda, Briones escribió una columna publicada en La Tercera titulada “¿Y si con mi consumo sumara a mi pensión?”. Allí planteó: “Ocurre que no todos tenemos un empleo formal (dependiente o independiente con boleta) sobre el cual anclar la cotización obligatoria. En cambio, todos consumimos. Así, por ejemplo, uno podría imaginar que, al comprar, el consumidor pagase una tasa adicional al IVA. No como un impuesto, sino como un monto extra que fuese directamente a su cuenta individual. ¿Futurología? No”.
Eso sí, este no es el tema central que traba la discusión con la oposición, sino más bien, el destino del 6% de cotización adicional que propone la reforma, y que cada vez parece entramparse más. De todas maneras fuentes del gobierno señalan que hay posibilidades de llegar a un acuerdo en este punto, pero no destinando el 6% íntegro a un fondo colectivo como buscan los senadores de oposición.
Esto, porque tras el retiro del 10%, las encuestas muestran un aumento de las personas que prefieren que el 6% vaya íntegro a cuentas individuales, argumento que ha sido tomado desde el oficialismo. De hecho, la UDI propuso recientemente que el 6% vaya totalmente a las cuentas individuales, alejándose de la propuesta que el gobierno concordó con parte de la oposición en la Cámara de Diputados, de que un 3% se destine a cuentas individuales y 3% a un fondo solidario.