Eike Batista, en el pasado el hombre más rico de Brasil, fue puesto en libertad el sábado después de que un juez de apelaciones revocase una orden de arresto temporal que expiraba el lunes.
Batista fue sido detenido la semana pasada como parte de la investigación de corrupción en curso conocida como Lava Jato. Se solicitó su arresto por temor a que Batista pudiese obstaculizar la investigación de mercados financieros e información privilegiada.
El juez de apelaciones revocó el arresto y dictaminó que su detención no puede usarse como una herramienta para limitar la defensa. Batista pasó la noche en su casa, según la oficina de prensa del secretario de administración penitenciaria del estado de Río de Janeiro.
Batista ya estaba cumpliendo una sentencia de 30 años y se encontraba bajo arresto domiciliario después de ser condenado el año pasado por pagar US$16,6 millones para obtener contratos gubernamentales. Su detención el jueves incluyó un congelamiento de 1.600 millones de reales (US$410 millones) en poder de Batista y dos de sus hijos, dijeron los fiscales federales de Río de Janeiro en un comunicado.
La investigación de Lava Jato en Brasil comenzó en 2014 y ha derivado en condenas de políticos y líderes empresariales de alto perfil, incluido el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. La investigación creó conciencia sobre la corrupción endémica y contribuyó a la elección del presidente Jair Bolsonaro, quien basó su campaña en promesas de hacer cumplir la ley y mantener el orden.
El imperio de materias primas y logística de Batista elevó su fortuna personal a más de US$30.000 millones al comienzo de la década, lo que lo convirtió en una de las personas más ricas del mundo. Tales riquezas se evaporaron después de que su grupo de startups colapsase bajo una montaña de deudas e investigaciones de información privilegiada.
En 2015 se ganó la inusual distinción de "multimillonario negativo" cuando su patrimonio neto se redujo a más de US$1.000 millones en deudas.