La imagen de un barco con 540.000 metros cúbicos de agua potable llegando a Barcelona para ayudar con la crisis hídrica del verano de 2007 aún está en el recuerdo de muchos catalanes. Y fueron 24 viajes. Fue un año de extrema sequía y se tuvo que tomar decisiones casi desesperadas. Enric Castellvi recuerda ese momento. Él trabaja en el grupo español Agbar, dueño de Aguas Barcelona y accionista mayoritario de IAM, controlador de Aguas Andinas.

De profesión ingeniero industrial, Castellvi es director de planificación de Agbar y estuvo en Chile por unos días para reunirse con la plana ejecutiva de la compañía sanitaria local, para conocer más detalles de la situación de escasez hídrica, en el contexto de cambio climático que vive la Región Metropolitana. "Siempre ha habido problemas de sequía, pero ahora el tema se acelera", dice.

Aparte de los barcos, en Barcelona se tomaron también otras decisiones cuando los embalses llegaron al 20% de su capacidad, como la reparación de sistemas de captación de agua obsoletos y campañas de concientización para reducir el consumo en la población y los municipios. Pero la clave fue un sistema de reutilización de agua. Por eso que -tomando en cuenta la situación actual- es una de las alternativas que maneja Aguas Andinas para Santiago.

¿La concientización de la población fue un tema relevante para bajar el consumo en Barcelona?

-Aunque hubo una reducción en el consumo, no fue relevante. Lo que puede hacer un consumidor en su casa es relativamente poco.

O sea, ¿no son un factor clave las campañas de reducción del consumo?

-Sí, son muy relevantes. Lo que pasa es que en el caso de Barcelona ya tenemos consumos bajos, porque es una ciudad muy compacta y la gente casi no tiene jardines. Pero cuando un usuario tiene un jardín, ahí puedes pedir esfuerzos adicionales (por reducir el consumo).

Como pasa en Santiago…

-Si realmente reducimos el consumo de agua de los clientes, sería un factor clave. No el único, pero sí muy importante, como pasó en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) o en Sevilla (España).

¿Cuáles son las grandes diferencias entonces entre la sequía que estamos viviendo a nivel local, con lo que pasó en Barcelona?

-Cada sistema de abastecimiento y espacio es totalmente diferente. Pero creo que en Chile, la situación requerirá más que sólo esperar que llueva otra vez. En Barcelona ya nos pasó y tuvimos que hacer más cosas. De hecho, en 2019 pusimos en marcha una desalinizadora, que no es la solución total, pero nos ayudará mucho y, obviamente, tenemos la utilización de agua regenerada.

¿Es una real opción el agua regenerada en Santiago?

-Creo que sí. En California (EEUU) la utilizan para todo. En España lo hacemos en muchas partes. Por ejemplo, en Barcelona, es una garantía adicional al suministro que no podemos menospreciar, como debería ser también aquí en Santiago. Llega una gran cantidad de aguas servidas a la depuradoras que es posible reutilizar. Seguro que habrá que concientizar a los usuarios de usar menos agua, aparte de la restricción de parques o limpieza de calles. Pero llegará el momento en que se tendrá que hacer un proyecto de agua regenerada en Santiago.

¿Así se soluciona definitivamente la crisis hídrica?

-No 100%, ya que en momentos de sequía, lo que se está gestionando es la crisis. Pero si ayudará y sobre todo significa abrir ciertas líneas para que después, se puedan hacer estructuraciones para reutilizar el agua, aprovecharla mejor y no tener que estresar tanto el sistema de gestión del agua que tienen en Santiago.

¿Cómo influye en las soluciones nuestra geografía de ríos muy rápidos y emplazados en un corto tramo de territorio?

-En Cataluña también los ríos son muy cortos y caudalosos y, el río Llobregat, desde el cual captamos el agua para Barcelona, también es complicado de gestionar, porque a veces tiene mucha agua y otras veces no. Pero tiene un poco más de caudal y sin esas grandes diferencias de cotas que hay en Santiago. Por eso, que creo que la solución de Aguas Andinas para las turbulencias es la correcta: calmar el agua para después tratarla.

Otra diferencia entre la Región Metropolitana y Barcelona es que aquí, el consumo silvoagropecuario del agua es muy importante, cerca del 70%. ¿Cómo se logra compatibilizar este sector con el consumo humano en una crisis hídrica?

-Al menos en Cataluña funcionó, porque había una entidad reguladora que priorizó unos usos sobre otros, además de compensar a los regantes, por ejemplo, con agua regenerada que no estaba preparada para uso doméstico, pero sí para el sector agrícola. Creo que en Chile la única solución es ir pasando ese consumo de agua de riego a "agua de boca", compensando de alguna forma con agua de otro tipo de calidad, al sector agrícola, sin afectarlo. Y, finalmente, lo que se debe lograr es que todo el mundo esté "en la misma onda", o si no, no es imposible solucionar la crisis.