El escenario fiscal cambió rotundamente y, por ello, Hacienda deberá emitir un nuevo decreto donde fije la trayectoria que proyecta para el balance fiscal estructural. La nueva meta deberá estar lista antes que se presente el proyecto de ley de Presupuestos 2021.

De hecho, la Dirección de Presupuestos (Dipres) explicitó este cambio en el Informe de Finanzas Públicas (IFP) del segundo trimestre. En ese documento afirmó que “la nueva senda de convergencia del balance estructural para lo que resta del período de gobierno será redefinida una vez que se realice la actualización de los parámetros estructurales, PIB Tendencial y Precio de Referencia del Cobre, en la convocatoria del Comité de Expertos”.

Esos expertos ya entregaron sus cálculos y Hacienda los publicó: para el PIB tendencial se espera 1,5% en 2021, en tanto, el Precio de Referencia del Cobre quedó fijado en US$2,88 la libra. El escenario de mediano plazo tampoco es mucho mejor. Para 2022 el tendencial fue situado en 1,6%; 1,7% para 2023; 1,8% para 2024; y 1,9% para 2025.

Este será el tercer decreto de la administración de Sebastián Piñera. El primero se publicó el 6 de junio de 2018, cuando Felipe Larraín era el titular de Hacienda. En ese documento se fijó como meta reducir en 0,2 puntos del PIB el déficit estructural con el objetivo de llegar a 1% al 2022. El segundo decreto, con Ignacio Briones en Teatinos 120, se publicó el 27 de febrero de 2020. En esta nueva trayectoria se incorporaron los efectos de la crisis social y por ello la meta se desvió. En ese documento se proyectó que el déficit fiscal estructural al 2022 sería de 2% del PIB.

Qué dicen los expertos

En el Informe de Finanzas Públicas del segundo trimestre, Hacienda proyectó un déficit estructural de 3,5% del PIB para este año y de 4,1% para 2021 y dado el complejo escenario económico y los mayores gastos comprometidos, los economistas esperan que se mantenga en torno a esas cifras en el decreto fiscal. Sin embargo, desde 2022 en adelante esperan un esfuerzo mayor para ir reduciendo el mayor gasto estructural. “A partir de 2022 deberíamos comenzar a ver una reducción creíble del balance estructural, acorde con un objetivo de largo plazo que debería definirse con criterios objetivos, tal como se hizo en los inicios de la regla con la meta de superávit estructural de 1% del PIB. Hoy el número seguramente sería distinto, pero eso debe definirse”, comenta el coordinador Macroeconómico de ClapesUC, Hermann González.

Sergio Lehmann, economista jefe de Bci, prevé que “un déficit fiscal de entre 4% y 4,5% del PIB es plausible para 2021, mientras que hacia los próximos años debería reducirse aún más y hacia el mediano plazo alcanzar saldos estructurales positivos, de forma de permitir que la deuda pública sobre PIB vaya convergiendo hacia una cifra en torno a 45%”.

Cecilia Cifuentes, académica de la Universidad de Los Andes, asevera que “si bien hubo una corrección a la baja para el PIB tendencial, lo que se traduce en menores ingresos, se debería hacer un esfuerzo y mantener la trayectoria prevista por Hacienda de -2% hacia 2024”.

Carolina Grünwald, economista jefa de Banchile añade que “hay un riesgo importante de que esta trayectoria de la deuda sea mucho más explosiva según lo que expuso el Consejo Fiscal Autónomo. Si el gasto crece como lo ha venido haciendo en promedio, esta deuda podría llegar a 70%”.

Debido a que el éxito de la nueva trayectoria que fije el Ejecutivo dependerá del próximo gobierno, los expertos proponen un acuerdo técnico-político para darle credibilidad y mantener la sostenibilidad fiscal. “Lo que necesitamos hoy es un acuerdo técnico y político de largo plazo y un compromiso que vaya mucho más allá de un gobierno en particular, que defina un ancla fiscal en términos de la meta de balance estructural que se quiere alcanzar”, dice González. Cifuentes acota que “la situación fiscal es muy compleja, y sería positivo en términos de atenuar la incertidumbre, que se generara algún tipo de acuerdo político sobre la recuperación de la sostenibilidad fiscal”. Para Lehmann, “un acuerdo político en esa materia sería una potente señal de responsabilidad. Es importante embarcar a todos los sectores políticos en una senda fiscal sostenible”.