Desconcierto provocó entre los expertos el que senadores de Chile Vamos pidieran al gobierno negociar la reintegración del sistema tributario, el denominado "corazón" de la reforma. Más todavía, porque la petición vino del oficialismo.

Es que el punto se suponía zanjado, luego que la Cámara de Diputados le diera luz verde con respaldo DC, tras acordar compensaciones a los US$800 millones de menor recaudación que implica reintegrar.

Con la reapertura del debate político, el análisis técnico no se queda atrás. ¿Por qué? Entre los expertos tampoco existe consenso de qué tan imprescindible es el debatido instrumento.

Según Claudio Agostini, de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), "debe ser prioridad tener un solo sistema general" para avanzar en equidad horizontal y que "dos personas que ganan lo mismo, paguen lo mismo". Agrega que para compensar de alguna manera el mantener este sistema se tendría que bajar "las tasas del global complementario, pero ahí se genera otra inequidad grande, porque los que tienen sueldos laborales van a pagar solo esa tasa que ahora es más baja".

En la misma línea, Javier Jaque, de Jaque y Orellana Asociados, señala que "no avanzar en reintegración es más bien una bandera ideológica", puesto que el impuesto sustitutivo del FUT (ISFUT) de la reforma pasada dejó a los más grandes patrimonios del país "liberados de tributación para los impuestos finales por varias generaciones". Si se mantiene el semiintegrado, afirma que más que bajar el impuesto corporativo (hoy en 27% para el semiintegrado), "habría que bajar toda la escala del impuesto global complementario y que la tasa máxima, en vez de 35%, partiera en 30%".

Por su parte, Rodrigo Benítez de BDO propone un matiz: dividir el proyecto "e intentar mayores consensos en un proyecto distintos a la reintegración". Advierte además, que si se mantiene el sistema actual se debe corregir la complejidad de los registros tributarios. Coincide Claudio Bustos, de Bustos Tax&Legal, porque a su juicio, prescindir de la reintegración dependerá de cómo se aborde la discusión de la carga tributaria, que en términos de tributación final consolidada puede llegar hasta un 44,45%.

De hecho, advierte que si se mantiene el semiintegrado, debe haber correcciones profundas. "Sería conveniente bajar la tasa de primera categoría al 20% o ajustar la tasa de Global Complementario de los socios o empresarios personas naturales para que la tributación final no sea más de un 35%", menciona.

Lo importante para Sebastián Guerrero, de Guerrero, Valle y Garcés, es "buscar alternativas" si es que no hay acuerdo en la reintegración, como por ejemplo, "igualar las tasas del impuesto de primera categoría para el semiintegrado y el integrado en una tasa no superior al 25%", sumando a ello los temas ya negociados y acordados en la Cámara de Diputados, en particular en materia de pymes. La posibilidad de un análisis más profundo de la reintegración también está en el radar de Francisco Saffie, del Estudio Bruzzone y González, sobre todo "si se quiere asegurar estabilidad en la estructura tributaria" e incluso evaluar si los instrumentos que se proponen para las pymes "son las que realmente necesitan".