El debate está instalado. La diferencia está en si la reducción de jornada se hace con o sin flexibilidad laboral. Hasta ahora, los expertos se inclinan a que si se aplica una rebaja en la jornada debería ser con flexibilidad.
Orlando Palma, director de Operaciones de la multinacional de Recursos Humanos Adecco sostuvo que "reducir la cantidad de horas drásticamente no necesariamente va a generar una flexibilidad en el trabajo, por lo que una alternativa podría ser ir reduciendo poco a poco la jornada laboral, con un mayor grado de flexibilidad".
En ese sentido, acotó que "un buen ejemplo de esto es que el trabajador decida en qué jornada quiere desarrollar sus horas de trabajo, que sería una buena instancia para comenzar a instaurar la flexibilidad en el mercado laboral chileno de la mano de una menor carga de horas laborales, porque la flexibilidad tiene que ver con que los trabajadores puedan decidir en qué términos ocupan su tiempo".
El exsubsecretario del Trabajo, Zarko Luksic, subrayó que "me parece raro que se avance en reducción de jornada y no en adaptabilidad que es lo que necesita el país para que haya más trabajo. Se debe avanzar más rápido en adaptabilidad".
Diego Messen, socio de Moraga y Cía. aseveró que "me parece que la dirección correcta es la flexibilidad laboral como concepto, más que determinar un límite de horas a la jornada. Si existe flexibilidad, no veo la necesidad de cambiar (reducir o ampliar) horas semanales debe ir acompañada flexibilidad.
Los cálculos de Valdés
El exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, señaló, en su exposición en un seminario sobre pensiones en la Universidad Católica, que "la propuesta de baja de horas sin cambios salariales equivale a un 11% en aumento de costos laborales".
Los costos laborales incluyen no solo el salario, sino que también las cotizaciones previsionales, de seguridad social, las indemnizaciones por año de servicio y el seguro de cesantía.