El ataque de los drones a las instalaciones de procesamiento de petróleo de Arabia Saudita desató todo un efecto en cadena. Paralizó la mitad de la producción del reino, equivalente a poco más del 5% de la producción mundial, y disparó 15% el precio del petróleo Brent su mayor alza en toda la historia y llegó a su mayor nivel desde el 29 de mayo de 2019 cuando se cotizó a US$69,45. Algo similar ocurrió con el crudo tipo WTI.

Si bien existe consenso entre los expertos de que el precio del barril seguirá elevándose, no hay acuerdo sobre cuánto podría llegar a subir. Todo dependerá del tiempo que se tarde restablecer el normal ritmo de producción.

"Si bien Arabia Saudita ha expresado que alrededor de un tercio de la capacidad afectada sería rápidamente normalizada, subsisten dos tercios cuyo plazo de normalización es incierto", comentó banco Santander.

Añadió que "más allá de la incertidumbre respecto a la normalización de la capacidad afectada, se estima que parte del incremento en el precio sería permanente, dado que los ataques impactan las primas asociadas al riesgo geopolítico".

En ese contexto, el banco de inversión estadounidense JP Morgan estimó que el crudo podría subir entre US$5 y US$30 por barril dependiendo de la duración de la interrupción, lo que podría ser desde una semana hasta más de tres meses.

La entidad financiera enfatizó que la duración en la interrupción también influirá en cómo reaccionará la demanda global ante el alza del precio. "En general, el aumento del precio del petróleo hasta US$80-US$90 es beneficioso para el crecimiento global, con un impacto diferencial en la exportación de petróleo y economías importadoras, pero se convierte en negativo más allá de estos niveles", dijo.

Uno de los expertos más extremos es Bob McNalli, analista de Rapidan Energy, quien dijo al medio mexicano Expansión que si los problemas se extienden más de un mes el valor del crudo podría superar los US$100 por barril.

Un poco más allá, incluso, fue la consultora británica Capital Economics, que delinea tres posibles escenarios.

El peor de ellos es que se genere una "escala de la tensión que lleve a un conflicto militar en Oriente Medio". Si ocurre esto, añadió, "el precio se dispararía, potencialmente, por encima de los US$150 por barril al final de 2019. Dicho esto, la distorsión en Oriente Medio y los altos precios incentivarían la producción en otras zonas, particularmente en Estados Unidos". De ese modo, bajaría de forma importante en 2020.

Una visión más cautelosa tiene el banco de inversión Goldman Sachs. Su escenario más extremo es que haya una interrupción de 4 millones de barriles diarios por más de tres meses, lo que llevaría al precio sobre US$75, desencadenando un fuerte impulso tanto en la oferta como en la demanda.