Una serie de encuentros a través del sistema webinar ha hecho la Facultada de Economía y Negocios de la Universidad de Chile (FEN). El objetivo es analizar la contingencia y el cambio de escenario que ha provocado la violenta irrupción del coronavirus. Desde el 15 de abril a la fecha han realizado tres encuentros con temáticas distintas pero unidas por el Covid-19. La Crisis Económica y Sanitaria en Chile;Financiamiento de empresas en tiempos de Covid; y Perspectivas globales y regionales del FMI en tiempos de Covid. Para el 7 de mayo está agendado la temática Argentina y Brasil frente al Covid. “Es una manera productiva para mucha gente para ocupar su tiempo en este confinamiento”, afirma el decano de la FEN, y expresidente del Banco Central, José De Gregorio.

El jueves se realizó el encuentro webinar con el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner. Ellos en su último reporte proyectaron una caída en la actividad de Chile de 4,5%, mucho más negativo que lo presentado por el Banco Central, ¿cuál es su visión al respecto?

-Lo que ocurre con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central y Hacienda es que tienen que hacer proyecciones, poner algún número para diseñar las políticas económicas y pensar cómo vamos a ir actuando. En las previsiones que entregó el FMI más que el número lo importante es la tendencia que se puede ver. Nos pone un marco para poder discutir las tendencias, los riesgos y las políticas. Ahora, las proyecciones del FMI y del BC son escenarios relativamente positivos, ya que nos dicen que en el tercer trimestre tendríamos que estar ya rebotando con relativa fuerza. Pero sus escenarios de riesgo son muy preocupantes.

¿No los comparte?

-El escenario es extremadamente incierto. Ojalá eso ocurra, pero no sabemos. Otra gran incertidumbre es cuán dañada quedará la economía después de este período. Acá hay dos desafíos. Durante este período aplicar políticas para que la gente pueda vivir y sortear los efectos, y lo segundo es aplicar medidas para que las empresas viables y que por culpa del coronavirus tienen problemas, puedan pasar la crisis. Eso es clave para poder recuperarnos. Después van a tener que venir políticas para la recuperación. Si el desempleo es muy alto, no descarto que se tenga que discutir la aplicación de empleos de emergencia, dependerá del escenario. Chile es un país que ha construido una fortaleza macroeconómica durante los últimos 30 años y eso le permite aplicar políticas agresivas y efectivas para tener una recuperación razonable. En estos momentos se prueba la capacidad de la economía.

El desempleo para el trimestre enero-marzo de 2020 saltó a 8,2%, ¿ve que la cifra puede llegar a los dos dígitos?

-Es muy incierto. Tratar de dar estimaciones es incierto. El Presidente Piñera habló de un millón de desempleados, es una cosa bastante inédita para nosotros y eso pone presión a la política macro.

¿Entonces, como usted señala, se debe ya estar pensando ya en planes de empleo de emergencia?

-Se deben estar pensando, pero la urgencia es pasar este período. Todavía falta un par de meses para comenzar a pensar en ese escenario. Ahora hay que ver cómo pasamos este período de muy baja actividad.

Con las cifras de crecimiento sectorial se espera un Imacec de marzo con caídas de hasta 4%, ¿hasta qué mes es probable ver retrocesos en la actividad?

-El año en su conjunto será negativo, y es de esperar que el próximo recuperemos los niveles pre crisis. En términos de caídas mes a mes, ahora estaríamos en el peak, marzo y abril serían los meses más malos, y se debiera revertir el tercer trimestre.

En cuanto a las medidas del gobierno para sortear la crisis, ¿usted ha sido crítico por la demora en su aplicación?

-Me parece que el gobierno ha ido en la dirección correcta, pero la ayuda de las familias y el programa a los trabajadores es insuficiente en su magnitud, se podría hacer un esfuerzo mayor en cubrir a más gente, porque esto llega al 60%, pero qué pasa si se está en el 65%, 70% o incluso en el 80% que también lo puede estar pasando mal. Hay que ampliar la cobertura, pero a la vez el monto. Tratar de llegar a un salario mínimo para hogares. El gobierno anuncio que iba a destinar US$2.000 millones, y por ello creo que ahora debió usar todo el fondo y no solo una parte de ellos. Pareciera no tomársele el peso a la urgencia de las medidas que se deben aplicar.

El gobierno ha dicho que parte de ese monto quedará en el fondo por si la emergencia se mantiene en el tiempo.

-Ahora estamos en el peak, después pueden venir otras políticas. Estamos viviendo en un momento donde el principal actor para salir de la crisis es la política fiscal. No hay otra opción, vamos a terminar con una mochila más pesada, pero una buena salida nos va a permitir recuperarnos mejor y manejar de manera razonable esta mochila fiscal que tengamos.

También se conoció esta semana la ayuda a los trabajadores que emiten boleta, ¿le gustó la fórmula?

-Es un sistema de auto-seguro pues es un ahorro. No he revisado el detalle, sin embargo, seguros en este ámbito son difíciles de diseñar. Es una discusión compleja, que se suma a la cotización de independientes que verán reducido sus ingresos por ahorros de manera relevante. No responde a la urgencia ni a la magnitud que la crisis requiere.

¿Hay espacio fiscal para seguir elevando el gasto?

-Ya no hay regla fiscal en estos momentos. El Estado no tiene espacio ilimitado, siempre es limitado, pero todavía queda espacio. Chile es de los países emergentes en mejores condiciones para hacer lo correcto y después ver financiamiento. Muchos lo hacen lamentablemente al revés, se hace lo que alcanza. En cambio, Chile es distinto, porque por décadas de seriedad macroeconómica, ahora se puede dar otra demostración que no fueron 30 años perdidos. Lo importante de los programas de apoyo es poder retirarlos a tiempo, son de corto plazo. El gran problema que han tenido las economías emergentes es que cuando viene una recesión expanden la política fiscal y después no la contrae, y los estímulos que son transitorios empiezan a quedarse de manera permanente. Hay inercia fiscal. Lo importantes es que los estímulos sean por una vez y permitan restablecer un déficit fiscal razonable.

Esta semana S&P bajó la perspectiva para Chile de estable a negativa sumándose a lo realizado por Fitch, ¿Es probable que se le termine bajando la nota crediticia al país?

-La verdad es que las agencias clasificadoras están cumpliendo su rol mirando el pasado. Mirando otras circunstancias económicas, ellos están teniendo una mirada bastante estrecha, básicamente están mirando la evolución de la deuda, pero me interesa y preocupa bien poco lo que vayan a decir las clasificadoras de riesgo sobre Chile. Lo más importante es que Chile le debe responder a la ciudadanía, al país, y le debe demostrar que tiene capacidad de sobrellevar esto de la mejor forma posible. Si esto le va a significar que una clasificadora de riesgo le baje la nota a Chile, el país seguirá siendo una economía con grado de inversión, una de las economías de la Ocde con menores niveles de deuda y dentro de los emergentes, con amplio acceso al financiamiento internacional.

Se ha comparado la actual crisis con la de 1982, ¿hay puntos de similitudes?

-La crisis de 1982 fue con un gran componente de pésimas políticas internas. Un tipo de cambio fijo, sistema financiero mal regulado durante un episodio de alta liquidez internacional, nos llevó a una tremenda crisis. Eso detonó una gran caída y destrucción en la actividad económica. Ahora podemos tener una contracción similar, en la cual, si mantenemos la economía subyacente sana, nos podemos recuperar mejor. Nuestra economía está en un punto de partida mejor, pero la naturaleza de la crisis es distinta. Ahora hay que cuidar la actividad y a los ciudadanos para que estén de la mejor forma para cuando volvamos a restablecer un mayor ritmo en la actividad.

Algunos economistas de centro izquierda han planteado que la ayuda del Estado a las grandes empresas pasaría por una participación activa del fisco, como por ejemplo en los directorios de estas.

-Hay que pensar en los principios: en primer lugar las empresas grandes tienen más espaldas y capacidad de sobrellevar esto. Sin embargo, ellas tienen una gran repercusión en el resto de las empresas. Esto no es un tema de salvar a los dueños sino que de actividad económica. Se puede hacer un programa de ayuda donde el Estado después pueda recuperar de la mejor forma lo que aportó, como programas de conversión de acciones, warrants, etc. Las grandes empresas tienen una repercusión muy grande en la actividad, en proveedores, en generación de empleo. Esto de distinguir que las grandes empresas son las malas y las chicas buenas responden a sesgos ideológicos y desconoce cómo funciona el mundo.

Proyecto para terminar con AFP: “Es populismo irresponsable”

¿Cómo ve el debate entre reactivar la economía y cuidar la salud de las personas?, ¿Hay una dicotomía?

-Para abordar esta crisis sanitaria no hay que elegir entre vida y economía. Elegir por la vida también es elegir por la economía. Sin embargo, existe una tensión sobre qué riesgos vamos a ir tomando a medida que se vaya abriendo la actividad. Por ejemplo, cómo se va a ir alternando quienes vuelven al trabajo, porque tenemos un gran problema: reabrir la actividad no se puede hacer con el metro lleno de gente y el transporte público funcionando como hace seis meses. Tiene que ser un plan bien diseñado, gradual y bien comunicado a la ciudadanía. Además es fundamental tener una gran cantidad de testeos para mantener el riesgo sanitario acotado. Todos vamos a correr riesgos durante los próximos meses, lo importante es que sea acotado, y que tengamos capacidad hospitalaria para tratarlo y con un cuidado especial a la ciudanía de mayor vulnerabilidad como los adultos mayores o quienes tengan algunas condiciones físicas que lo expongan a mayor riego.

Durante las últimas semanas ha surgido el debate de realizar o no el plebiscito constitucional, ¿Lo ve un debate apropiado considerando la situación del país?

-Me parece una discusión extemporánea y que confunde a la ciudadanía. Extemporánea porque es un tema que se debe comenzar a hablar a fines de junio, haciendo una evaluación de la situación sanitaria del país. Hoy día la máxima prioridad y esfuerzo tiene que estar en sobrellevar esta crisis sanitaria y económica. Lo otro son discusiones fuera de lugar. En junio podemos hacer una evaluación si se puede hacer efectivamente y por ello tenemos que actuar con la suficiente flexibilidad. Da la impresión de que hay gente de todos los sectores políticos que trata de poner temas para “pasar gato por liebre”. La ciudadanía necesita líderes con visión de futuro, con empatía, comprensión de lo que atraviesa el país, y por ello me parece de mal gusto la discusión.

¿Cómo ha actuado la oposición?

-Lo que ha pasado en el mundo entero es que en crisis como la que estamos atravesando, el liderazgo lo tiene el Ejecutivo y hay apoyarlo. Esto pone en un dilema a los partidos de oposición. Hay señales que son también de mal gusto, como la reunión de líderes de la oposición a escuchar lecciones de un presidente de un país extranjero.

En ese sentido, esta semana la oposición presentó un proyecto para terminar con las AFP, ¿cómo la califica?

-Populismo irresponsable. Saben que es inadmisible y gastan el tiempo en hacerlo. Empecé a leerlo y se fundamentaba en opiniones de columnistas, ahí paré. La pregunta es si fuera admisible ¿empujarían ese proyecto?. Es más bien una cosa ideológica sin fundamentos serios y que sería un daño para el país. Esas son las cosas que desprestigian la política.

En cuanto al manejo del gobierno en esta crisis, ¿cuál es su evaluación?

-Hay que reconocer que el gobierno en manera sanitaria se anticipó y ha estado bastante activo, aunque estamos lejos de cantar victoria. Sin embargo, en materia económica, a pesar de ir en la dirección correcta, ha sido más lento y menos activo de lo que hubiera querido. En términos de liderazgo no solo se necesita una visión de hacia donde vamos, sino que también empatía y acercarse a la ciudadanía, entonces el discurso tiene que ser uno que convoca más que uno soberbio. De esta crisis salimos todos juntos.