Se encontraron por primera vez hace 55 años en los pasillos de la Universidad Católica (UC) en Santiago. Marcelo Selowsky, un economista chileno que recién egresaba de la mítica Universidad de Chicago en Estados Unidos, llegó en 1969 a impartir cursos avanzados sobre teoría del crecimiento a la UC, donde fue profesor de quienes se convertirían luego en sobresalientes economistas nacionales. Sin embargo, fue Sebastián Piñera Echenique, un ventieañero alumno de esa generación, quien llamó la atención del que 20 años después se convertiría en el economista jefe para América Latina del Banco Mundial.

A casi un mes del fallecimiento del expresidente de la República, su profesor en Chile y Estados Unidos, y coautor de la tesis de doctorado del exmandatario, repasa los principales hitos de su relación con Piñera y las historias compartidas en la Universidad de Harvard, donde ambos profundizaron su amistad.

“Sebastián fue uno de mis alumnos y también mi asistente en algunos cursos en la UC. Él debería haber tenido 20 años, 8 años menor que yo. Cuando volví a Harvard, donde estaba enseñando en los años anteriores después de sacar mi doctorado en Chicago en 1967, nos volvimos a juntar. Tomó un curso conmigo sobre economía internacional. Como siempre, su desempeño fue brillante. Nos hicimos muy buenos amigos al igual que con su esposa Cecila (Morel)”, relata Selowsky desde su residencia en el barrio de Bethesda, a unos cinco kilómetros de Washington en Estados Unidos.

Luego de titularse como ingeniero comercial en 1971, donde recibió el premio como mejor egresado en la mención Economía, Piñera aterrizó en 1973 en Harvard, Boston, para iniciar su máster y doctorado en Economía.

Selowsky, quien en 1974 comenzó su carrera en el Banco Mundial, reconoce muchas coincidencias con Piñera en temas de políticas públicas y acordó entonces colaborar con la tesis de grado del exmandatario, titulada “Economía de la Educación en Países en Desarrollo. Una Colección de Ensayos”.

“Esa fue una gran experiencia para mí. Trabajar con Sebastián fue fantástico. Él era rapidísimo e imaginativo, con gran sentido del humor y muy humano. Venía a DC (Washington) a menudo manejando un auto destartalado y trabajábamos en mi casa los fines de semana. Yo seguía soltero, así que no tenía otras responsabilidades”, relata el economista chileno.

“La tesis constaba de tres ensayos y dos los hicimos juntos. El último ensayo lo hizo solo. Nos hicimos muy amigos desde ahí”, rememora Selowsky, quien fue parte de la segunda camada de economistas chilenos que se fueron becados para estudiar en Chicago bajo la tutela del profesor Arnold “Alito” Harberger. Formaron también parte de esa generación de “Chicago Boys” economistas como Mario Corbo y Sergio de la Cuadra, quien llegó a ser ministro de Hacienda en el régimen militar.

Durante su estadía en Boston, uno de los lugares más recurrentes de reuniones era el “common room” del Peabody Terrace (complejo de la Universidad de Harvard), donde Piñera y los estudiantes de la institución que estaban casados residían.

“Me invitaban muy a menudo a comer a ese lugar y ahí conocí a sus padres”, señala Selowsky, quien recuerda la amistad que también tenía Piñera en Harvard con el exministro de Economía argentino, Domingo Cavallo; con el economista Laurence Kotlikoff; y con el economista tunecino Uri Dadush, exdirector del Banco Mundial.

“Luego de Harvard, él volvió a Chile y por lo tanto nos veíamos menos. Me casé e iba con mis hijos a Santiago en los veranos, y Sebastián y Cecilia nos invitaban a nadar a su casa con un gran almuerzo. Sin embargo, seguía su recorrido como Presidente con gran admiración, con hitos como el rescate de los mineros y la pandemia, donde su liderazgo fue tremendo y Chile fue un país ejemplar. Sufrió mucho durante el estallido, pero mostró su compromiso por la constitucionalidad y la democracia”, afirma Selowsky, quien considera al exmandatario como un político de centro, a pesar de la coalición que lo respaldó en sus gobiernos.

“Nunca he concebido a Sebastián como un hombre de derecha, era un hombre de centro”, concluye el economista.