La última estimación de población extranjera en Chile q ue informó el gobierno mostró que hay 1.482.390 residentes inmigrantes al 31 de diciembre de 2021. Esta cifra representa un alza del 1,5% (1.460.047) respecto a 2020; del 2,3% en relación a 2019 (1.448.391) y del 14,1% si se compara con el 1.299.43 de 2018. Todo esto, considerando datos actualizados cada uno de esos años. Esta cifra no considera a la población irregular.
Al desagregar por regiones, la Metropolitana lidera con más de 900 mil extranjeros; le sigue Antofagasta, con más de 100 mil; y en tercer lugar se ubica Valparaíso, con poco más de 97 mil inmigrantes.
La mayoría de los extranjeros latinoamericanos trabaja en comercio (24,1%); en la industria manufacturera con un 10,4% y un 8,9% en la construcción.
Con estos datos sobre la mesa, el Centro Nacional de Estudios Migratorios de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca, realizó el estudio “Discriminación Laboral de los Migrantes en Chile”, el cual buscó determinar cuáles son los principales prejuicios por el que atraviesan los extranjeros en el país.
En análisis se hizo a personas extranjeras de origen latinoamericano y del Caribe mayores de 18 años que han trabajado remuneradamente en el país y residen en la Región Metropolitana.
Y entre los principales resultados arrojó un cambio en lo que más aflige a la población extranjera en sus lugares de trabajo. Así, respecto de la pregunta “¿Cuál de los siguientes prejuicios sobre la inmigración está más relacionado con la actitud discriminatoria hacia las personas extranjeras en Chile?”, Ahí como primera respuesta apareció el hecho de que la inmigración está asociada a actividades delictuales o ilícitas, con un 50,7%. Al desagregar por sexo, el 52,8% de los hombres frente al 49,1% de las mujeres lo piensa. En segundo lugar, con un 34,5%, cree que se ve a la inmigración como amenaza económica y laboral; y un 9,7% piensa que la inmigración es percibida como amenaza a la cultura y forma de vida de los chilenos.
Al comparar este resultado con la encuesta de 2018, ese año el principal prejuicio era ver la inmigración como amenaza económica (53,2%), mientras que la asociación de esta con hechos ilícitos estaba en segundo lugar, con un 30,9%. Así, hubo un alza de 20 puntos porcentuales en cuatro años en el prejuicio que asocia la inmigración con la delincuencia.
El director del Centro Nacional de Estudios Migratorios de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca, Medardo Aguirre, afirma que “no hay evidencia que haya aumentado la discriminación laboral hacia los inmigrantes, más bien cambió la percepción de que son una amenaza en campo laboral al hecho de asociar a los inmigrantes con incrementos en la actividad delictual”.
Y sobre el aumento de la discriminación por hechos delictuales, Aguirre subraya que “no hay un estudio específico que diga que la discriminación laboral se relaciona con hechos delictuales”. Sin embargo, puntualiza que “hay muchos hechos noticiosos destacados que muestran la problemática del paso irregular de inmigrantes en las zonas fronterizas y también el innegable aumento de delitos graves, algunos de los cuales eran no habituales en Chile”. Entre ellos menciona como por ejemplo el incremento del narcotráfico y la instalación en Chile de organizaciones criminales internacionales.
¿El aumento del ingreso clandestino tiene que ver con esta percepción? Aguirre asevera que “las personas que ingresan irregularmente al país entran sin documentación y sin intenciones claras de regularizar su situación o de las actividades que buscan realizar en el país. Además, en esas condiciones sus opciones laborales también son complicadas”. En esa línea, puntualiza que “trabajan sin contrato y en actividades informales y probablemente con bajos salarios; lo cual convierte a estas personas en presa fácil para las organizaciones criminales tanto nacionales como internacionales”.
El exdirector del Servicio Nacional de Migraciones, Álvaro Bellolio, añade que “si bien el número de extranjeros que comete delito en Chile es bajo, es importante hacer notar que, al 31 de octubre de este año, representan el 11,3% de la población penal en Chile, lo que contrasta con su 7,5% de representación de residentes en Chile”. A su vez, afirma que “videos como el caso de los repartidores en Iquique, que amenazan con ir a paro por no dejarlos trabajar sin autorización y habiendo entrado ilegalmente a Chile solo aumentan esa percepción”.
El también director del Observatorio de la Migración argumenta que se debe entender que este año han ingresado casi 50 mil extranjeros de forma clandestina, y desde abril solo han expulsado administrativamente a 18. “Esto genera una sensación de descontrol migratorio, ya que muchas veces trabajan en aplicaciones de reparto o comercio informal, pero nunca han presentado sus antecedentes penales para residir en Chile, lo que genera resquemor en la ciudadanía”.
Rodrigo Sandoval, exdirector del Departamento de Extranjería y Migraciones añade que “la actividad laboral no se da en una burbuja, sino que se encuentra inserta en su entorno social, en términos tales que, así como la realidad de los extranjeros en el mundo del trabajo tiene un impacto en la percepción social y política de la migración, la forma en que la comunidad percibe a los migrantes influye de modo importante en varios aspectos de su actividad laboral”. En ese sentido, dice que “si las noticias y discursos de los últimos meses han venido destacando la convergencia ‘migración-delito’, no es extraño que esta forma de relacionar ambos conceptos también se note en la dimensión laboral de la migración”.
Una limitación ser extranjero
La encuesta también entregó otros resultados. Uno de ellos es que el 48,3% de los inmigrantes piensa que ser extranjero es una limitación. Al desagregar por sexo, el 53,6% de las mujeres está de acuerdo o muy de acuerdo con esa situación, mientras que el 42% de los hombres lo cree. En el otro extremo, el 40,9% de los hombres está en desacuerdo o muy en desacuerdo con el hecho de que ser extranjero es una limitación en su trabajo, frente al 32,6% de las mujeres. Si se compara con lo respondido en 2018, el porcentaje subió, pasando del 55% al 57%.
Para Bellolio, “hay limitaciones legales, como el hecho de que solo pueden ser un 15% si la empresa tiene más de 25 empleados, y limitaciones debido a que la gran mayoría de extranjeros residentes llegaron a Chile diciendo que tenían intención de turismo, pero hoy buscan trabajar e incluso amenazan con paros si no los dejan desempeñarse, aun estando irregular en nuestro país”. Complementa su análisis diciendo que “un sistema donde el extranjero ingresa a Chile con visa y RUT, y donde se materializan las expulsiones de quienes no cumplen la norma debería disminuir de forma importante los prejuicios sobre los extranjeros y facilitar su inserción laboral en nuestro país”.
En cuanto a la experiencia y adaptación al mercado laboral chileno, ¿qué tan de acuerdo está usted con?: “Ser extranjero tiene una influencia negativa en mi carrera laboral o profesional. Ante esa pregunta, el 40% está muy de acuerdo o de acuerdo, mientras que el 43% muy en desacuerdo o en desacuerdo.
Sobre si las personas los tratan en el trabajo según los estereotipos que poseen de los inmigrantes, un 41,5% se mostró en desacuerdo o muy en desacuerdo, mientras que el 35,7% manifestó estar en acuerdo o muy en acuerdo. Ante la pregunta si siente que los demás compañeros lo excluyen debido a ser extranjero, el 59,2% dice que está en desacuerdo o muy desacuerdo con esa afirmación, y un 18,2% dice que está de acuerdo o muy de acuerdo. Esa misma percepción también mostró una disminución en comparación a los registros de 2018. Ese año, el 36% estaba de acuerdo o muy de acuerdo, en cambio ahora es el 23,5%.
Para Aguirre, estos resultados tienen que ser analizados en detalles, pues considera que la percepción de que los extranjeros eran rivales en los trabajos ha ido disminuyendo. “Aquí hay un hecho interesante de destacar. Hace unos años la percepción mayoritaria era que los inmigrantes eran rivales que competían con los chilenos por los puestos de trabajo. El último estudio realizado este año muestra que esa percepción ha cambiado y mayoritariamente los mismos inmigrantes dicen que ellos no se sienten excluidos por sus compañeros en el trabajo”. Lo otro que agrega es que “existe la percepción de que los inmigrantes están dispuestos a realizar los mismos trabajos que los chilenos por menor remuneración. Situación que en las cifras promedio puede tener un sesgo, puesto que lo que sí los inmigrantes están dispuestos a hacer es trabajar más horas, pues ellos vienen con la disposición de trabajar”.