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Falabella descarta “riesgos directos” por guerra comercial y mantiene “vuelo positivo” en primer trimestre

La empresa visualiza potenciales impactos indirectos por el desempeño macroeconómico. El gerente general, Alejandro González, tampoco ve un efecto mayor por la no renovación del pacto controlador, que vence este año.

Enrique Ostalé, presidente del directorio de Falabella, y el gerente general Alejandro González. Foto: Andres Perez Andres Perez

Uno de los mayores temores sobre los impactos de la guerra de aranceles desatada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que ha apuntado principalmente contra China, es que las ventas de artículos de consumo que el gigante asiático no pueda concretar por las sobretasas en el país norteamericano se desvíen e inunden otros mercados.

Falabella es uno de los mayores importadores de productos de Asia y parte importante proviene justamente de China. Sin embargo, la firma no espera efectos directos del conflicto comercial.

“Riesgos directos, si es que hay alguno, no vamos a tener”, anticipó Alejandro González, gerente general de Falabella, tras la junta anual de accionistas del holding. “Y en los indirectos, hay varios ruidos que pueden aparecer, pero son ruidos que terminan teniendo un impacto más allá de Falabella: impactos en la economía bastante duros, y van a ver países, como el mismo Estados Unidos, que van a sufrir bastante más. Entonces, yo le veo una probabilidad de ocurrencia bastante más baja, pero el riesgo más macro probablemente (sea) algún tipo de inflación, que sí nos podría pegar, y algún grado de recesión económica”, advirtió.

Actualmente Falabella opera en seis mercados: Chile, Perú, Colombia, México, Argentina y Uruguay. Sin embargo, el 94% de sus ventas se lo llevan los tres primeros países, que están menos expuestos a las decisiones arancelarias de las dos grandes potencias. Quizás el país más expuesto es México, pero su posición ahí aún es pequeña. “No nos pega tanto”, aclaró.

Un 2025 optimista

González adelantó que son optimistas para el ejercicio 2025. “Lo que hicimos el año pasado no llega al full potencial que podemos llegar”, dijo. En 2024, Falabella ganó US$ 482 millones, multiplicando por ocho las utilidades de un débil 2023, con un alza de ventas del 8%. “Si comparamos con antes de la pandemia, no es un resultado para tirar fuegos artificiales”, agregó.

En cuanto al primer trimestre de este año, adelantó que “sigue con vuelo positivo”. “Hay una buena tendencia y estamos viendo mejoras en todos nuestros negocios. El año pasado, hubo dos negocios que se recuperaron mucho más que el resto y hoy día esa recuperación es más generalizada”, advirtió.

En noviembre de 2023, Falabella perdió su grado de inversión cuando las clasificadoras de riesgo midieron su perfil crediticio y nivel de endeudamiento y hasta ahora no ha vuelto a ese nivel. Sin embargo, el año pasado las agencias mejoraron sus perspectivas, lo que podría significar una mejora en sus notas.

Ante este contexto, González sostuvo que su objetivo es llevar a la compañía “a números que sean consistentes con investment grade” e incluso planteó que sus actuales cifras ya muestran ese nivel, lo que se ve reflejado en la mejora de los márgenes de sus bonos.

Sin embargo, planteó la necesidad de recuperar el grado de inversión, sobre todo para la posibilidad de volver a los mercados internacionales de bonos para que Falabella pueda crecer, pues el tamaño de la compañía es “demasiado grande para el mercado (financiero) chileno”.

El pacto controlador

El julio de 2025, los mayores accionistas de Falabella deberán resolver si continúa o no el pacto controlador que los agrupa. Hoy el grupo controlador, reflejado en el directorio, está dividido en dos: una parte integrada por las familias Solari Donaggio, Karlezi Solari y Cortés Solari, que reúnen en torno al 35% de la propiedad. Por el otro, están los Cuneo, Heller Solari y Del Río, que controlan cerca del 30%. Sergio Cardone tiene un 2,3% pero no se alinea.

Hasta ahora no hay claridad si el pacto, firmado originalmente en 2003 y renovado el 2013, se renovará. Más aún, cuando otro accionista, Tomás Müller, ha ido creciendo en participación hasta acumular cerca del 5,5%.

González cree que los cambios en la propiedad “no debiese tener ningún impacto en la manera en que se gobierna Falabella”. “Hoy las decisiones estructurales del directorio de Falabella se toman por mayoría de nueve a cero”, aclaró. Y adelantó que, si el pacto no se renueva, lo que pasará es que habrán “siete grupos que se van a tener que acostumbrar a convivir, como hoy día ya conviven”.

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