Dentro de los múltiples efectos que ha generado la pandemia para la economía nacional, hay uno que preocupa en forma creciente al sector construcción. En realidad, más que un efecto es una sumatoria de ellos, cuya consecuencia es el encarecimiento del precio de algunos materiales que son claves, por ejemplo, para levantar viviendas sociales o para las obras públicas, y que podría llevar los precios de esas iniciativas al alza.
Los elementos que se juntan son varios, algunos internos y otros externos. Respecto a los insumos importados, lo que se ha producido es que en varios países, a causa de la pandemia, la producción de materiales se ha visto afectada por las restricciones de movimiento, golpeando la oferta de ellos. A esto se suma que en muchas naciones, para hacer frente a la crisis económica -derivada de la situación sanitaria- se decidió desarrollar planes de obras públicas y viviendas, aumentando la inversión pública destinada a ese ítem, con el objetivo de absorber mano de obra.
Ello ha provocado que la producción de materiales en esos países se destine a dichos planes de inversión pública, dejando poco margen a la exportación, afectando la disponibilidad en los países importadores, como es el caso de Chile, en insumos como acero, placas de yeso cartón, revestimientos y otros.
La falta de madera
En el frente interno, en tanto, lo que más preocupa es lo que ocurre con la madera. A la escasez creciente de los últimos años -que se explica fundamentalmente por los incendios forestales-, se suma también un aumento explosivo de la demanda, aspecto transitorio que, según creen en el sector, se explica entre varias otras razones por los retiros del 10% de las cuentas de los fondos de pensiones.
¿Por qué? Los afiliados, en varios casos, usaron sus fondos para ampliar o reparar sus viviendas, lo que generó cierta escasez que, de todas maneras, de a poco se ha ido normalizando, pero a precios muy diferentes a los que se tenían antes de la pandemia.
Más recientemente, y a medida que las restricciones sanitarias se han vuelto más flexibles, ha ido mejorando la situación de oferta. Hoy, plantas y aserraderos operan prácticamente al máximo de sus capacidades, salvo casos puntuales de algunas empresas que aún no restablecen sus operaciones en plenitud por los protocolos por la pandemia, pero se trata de pocos casos.
Un factor importante que ha motivado a los actores de esta industria a elevar su producción ha sido el aumento de los precios. Pero esto tiene una doble lectura: se ha dado no solo en el frente interno, sino también fuera del país, lo que alienta las exportaciones que, de nuevo, presionan la disponibilidad de productos dentro del país.
Charles Kimber, gerente corporativo de Personas y Sustentabilidad de Arauco, detalla que en el sector maderero y forestal se juntaron dos factores separados por apenas meses: una restricción de oferta en abril, mayo y junio, y un boom de demanda inesperado a partir de agosto, cuyos efectos se observan hasta hoy.
“La pandemia trajo un boom no esperado para la industria maderera durante el segundo semestre de 2020. Eso, producto que muchas personas se volcaron a ampliar, remodelar e incluso construir nuevas casas, y también por disponer de más tiempo en los hogares para volcarse a hacer este tipo de trabajos, destinando parte de los recursos que disponían para otras cosas, para mejorar su hogar. Eso se ha disparado, beneficiando a productos como la madera o los tableros”, indica Kimber.
Por el lado de la oferta, complementa que la pandemia hizo que se detuvieran algunas plantas u operaran a menor ritmo. “La oferta disminuyó y después nos sorprendimos con este boom de demanda. Pero hoy, las plantas y aserraderos están operando a full capacidad, atendiendo a todos los protocolos y medidas sanitarias, porque este aumento de precios claramente incentiva a que se produzca más”, recalca.
Por último plantea que en Estados Unidos, país en que Arauco tiene operaciones productivas y comerciales, los valores de los productos de madera han aumentado a más del doble, lo que a la vez ha incentivado que pequeños productores chilenos se decidan a exportar hacia ese país. “Pero estamos convenciendo a productores para que no exporten y mantengan su producción en el mercado nacional”, cuenta Kimber.
Todo esto ha tenido un efecto también en el retail. En Sodimac, perteneciente al grupo Falabella y que abastece tanto a pequeños compradores como a empresas constructoras, han observado un aumento importante de sus ventas, aunque aseguran que han mantenido valores relativamente estables de los productos de madera, con alzas que son promovidas únicamente por subidas de parte de los proveedores.
Otros insumos
Pero no solo la madera vive un ciclo alto. En otros materiales para la construcción se observa una tendencia similar, con patrones parecidos: restricciones de oferta y presión de demanda.
“El sector en general de materiales para la construcción ha crecido con fuerza en todo el país, en especial a partir del tercer trimestre de 2020, por la necesidad de las personas de mejorar sus hogares para adaptarse a la nueva vida en pandemia y también porque las constructoras han retomado progresivamente sus obras”, explican desde Sodimac, una de las principales cadenas distribuidoras de insumos para el sector constructor.
“Algunos artículos en particular se venden apenas ingresan, razón por la cual se aprecian estanterías vacías. Hemos mantenido en general los precios. Solo incrementamos los valores en la medida en que algunos proveedores los suban y aún así no hemos llevado a precio muchos de esos aumentos”, complementan en la cadena perteneciente al grupo Falabella.
La visión de la industria
Todo lo anterior ha generado inquietud en las empresas del sector que, a diferencia de las personas particulares, deben permanentemente adquirir insumos y materiales, por lo que cualquier alza se traduce en aumento de costos, salidas de presupuesto y, eventualmente, en aumentos de precios hacia el consumidor final o hacia el Estado cuando se trata de licitaciones, ya sea de viviendas sociales o de obras públicas.
El tema ha sido recogido por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). Según el vicepresidente de esa entidad, Carlos Zeppelin, este es un motivo de gran preocupación y que incluso podría llevar -de hecho, es algo que piden- a revisar algunos contratos de vivienda con el gobierno ya firmados, pues los aumentos de los valores han cambiado el escenario de manera radical.
“Nosotros hemos visto con preocupación este tema. En mi rol de vicepresidente de la Cámara, estoy a cargo de todo el eje de reactivación, en vivienda pública y obra pública, y lo que hemos revisado, visto y alertado es que ha habido dificultades en el último tiempo, fundamentalmente en el último trimestre del año pasado en conseguir algunos materiales por quiebres de stock y un aumento sostenido en el precio de estos”, asegura.
Zeppelin agrega que “nosotros queremos velar por el cumplimiento del plan de inversiones, que está focalizado fundamentalmente en el empleo, y no queremos poner en riesgo eso”.
“En el mercado nacional lo más crítico es la madera. Lo que nos dicen las empresas madereras es que hay un impacto por los incendios forestales, y también un aumento de los precios y de las exportaciones. Pero también influye lo que ocurre con productos importados. Más que escasez, porque ya se está viendo cierta regularización de los stocks, la mayor dificultad es el alza sostenida de los precios. Lo hemos visto en los productos de PVC, por ejemplo, pero también de acero, placas de yeso cartón, etc., donde vemos aumentos desde el 10% hasta el 32%”, sostiene Zeppelin.
Todo esto, plantea, genera varios riesgos. Uno grande es que las firmas decidan esperar antes de partir con sus proyectos, siempre que tengan cierto margen para hacerlo, que no es el caso de las empresas que firmaron contratos con el Estado para construir viviendas sociales.
“El primer efecto, más que encarecer los proyectos, tiene que ver con el riesgo de que las empresas decidan no partir los proyectos. Eso aplica a quienes tienen algún margen, pero en el caso de quienes tienen la obligación de partir, por haber firmado contratos con el Estado, por ejemplo, hay riesgos de que esas obras no terminen. Hemos visto en el pasado abandono de obras debido a esto”, alerta el vicepresidente de la CChC.
Para evitar esto, el gremio plantea -y, de hecho, ya lo ha venido conversando con la autoridad- realizar ajustes a los contratos, considerando un índice polinómico que, proponen, pueda ser elaborado por el INE, a fin de reajustar permanentemente esos precios o reducirlos en la medida que el mercado vaya bajando.
“Y lo mismo en obras públicas. El MOP esto lo hace más exigente a través de la Dirección de Arquitectura. No hemos observado tantos problema en obras viales, donde hasta ahora hemos visto cierta estabilidad, pese a que, por ejemplo, el petróleo ha venido subiendo, pero donde sí vemos incidencia es en el precio del cemento”, reconoce Zeppelin.
Incluso más: las últimas licitaciones para construir viviendas sociales, afirma Zeppelin, se han cerrado con incrementos en los valores en torno al 20% respecto de los meses anteriores, dando cuenta de este nuevo panorama.
A nivel de las empresas inmobiliarias la situación es similar. Max Schnitzer, gerente general de Alpha Inmobiliaria, indica que “actualmente, los pocos materiales que hay se van muy rápido a las inmobiliarias o constructoras, por lo que encontrar más material y que llegue el día que se necesita utilizar se hace imposible, lo que trae consecuencias en la obra y en todos los actores involucrados en la construcción de edificios, casas, locales comerciales, entre otros”.
Nuevas obras
Un elemento adicional a toda esta problemática es el incremento de las obras inmobiliarias que se ha observado durante este año. Según el informe mensual de iConstruye -ligado a la CChC-, en enero hubo un aumento en la partida de nuevos proyectos.
Según este informe, en el primer mes de 2021 comenzó el trabajo de 59 obras nuevas, el triple que en diciembre y superior a cualquier mes de 2020. Y esto también va a presionar a la oferta, temen en la industria.