A un día de que el Fondo Monetario Internacional confirmara el debilitamiento de la economía mundial, los dos principales entes emisores del mundo, la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo, reafirmaron la ruta de una política monetaria moderada para lo que resta del año.
El primero fue el BCE, que en el marco de su reunión mensual anunció que mantendrá la tasas en mínimos históricos. Habiendo revelado medidas nuevas el mes pasado, el organismo dirigido por Mario Draghi decidió esperar antes de dar cualquier paso adicional, en caso de que la situación económica empeore.
Por otra parte, la Fed divulgó las minutas de la reunión que sostuvo a fines de marzo, donde consignaron que "la mayoría de los participantes esperaba que la evolución de las perspectivas económicas y los riesgos a las perspectivas probablemente justificaran que el rango objetivo no se modifique durante el resto del año".
De todas manera, la institución liderada por Jerome Powell señaló que "varios participantes señalaron que sus puntos de vista sobre el rango apropiado para la tasa de fondos federales podrían cambiar en cualquier dirección según los datos entrantes y otros desarrollos".