Tras el esperado anuncio del proyecto de reforma tributaria que realizó este viernes el ministro de Hacienda, Mario Marcel, distintos actores del mundo económico han expresado su punto de vista al respecto. Así, el exministro de la misma cartera, Felipe Larraín, destacó algunos de sus puntos, pero fue más bien crítico de las medidas que se buscan impulsar.

En ese sentido, el ex secretario de Estado manifestó estar de acuerdo con los objetivos de la reforma: “un país más justo, queremos allegar recursos para satisfacer necesidades sociales. Todo eso es compartido. pero donde vienen algunas dudas es respecto del diagnóstico y respecto de los instrumentos que se usan”, afirmó en conversación con 24 Horas.

Por ejemplo, en cuanto al diagnóstico que se utlilizó para elaborar la propuesta de reforma, Larraín aseguró que el Gobierno planteó que el país tiene una gran brecha con la OCDE en términos de tributos. “Yo le quiero decir que eso no es así”, señaló, apuntando a la seguridad social, “porque la seguridad social en algunos países es un impuesto. En otros países, como en Chile, es una contribución a una cuenta individual. Entonces, si comparamos impuestos e impuestos, hay que sumar o restar seguridad social”, afirmó el exministro.

Por otra pare, con respecto al momento en que se presenta la reforma, el exministro aseveró que sí influyen las circunstancias del ciclo económico en las cuales se encuentra el país. “Este 20% de aumento de los tributos no va a ser hoy día, pero la gente toma eso en consideración al momento de invertir hoy. Entonces, desde ese punto de vista, a mí me parece que, indudablemente, el momento no es el más propicio”, dijo.

Sin embargo, no todo fueron críticas por parte del también director de Clapes UC. “También hay que reconocer que el proyecto tiene un par de cosas positivas en términos de permitir reducir de la base tributaria el gasto en arriendo hasta $450.000, y el gasto en cuidado de niños menores o de personas con severa dependencia hasta $550.000″, señaló.

Pese a lo anterior, Larraín de todas formas apuntó a potenciales efectos negativos que tendría la reforma, por ejemplo, en la clase media. Esto en términos del “aumento de los tributos y lo que va a significar en materia de inversión que, a mi juicio, a pesar de que hay un incentivo a la inversión, hay muchos aumentos de impuestos que van a ocasionar una caída en el retorno a la inversión”. Por ello, dijo, “estamos poniendo más desincentivo que incentivos”.

Sobre el espíritu de la reforma, Larraín argumentó que “es fundamentalmente una reforma recaudatoria, más que una reforma que estimule el crecimiento y la inversión. A mí me parece que más bien aquí hay un desincentivo al crecimiento de la inversión y mucho interés en recaudar”.

Finalmente, respecto al impuesto a los altos patrimonios, el ex titular de Hacienda señaló que “yo lo único que digo es lo siguiente: este es un impuesto que tenían 12 países de la OCDE y hoy día quedan tres que lo tienen. Es un impuesto que en general recauda poco y es bastante difícil de recaudar y estimula las salidas de capitales”.

Sobre lo anterior añadió que “más allá de cuántas personas van a pagarlo en forma directa, lo interesante es poder hacernos la pregunta de a cuántas personas afecta, no a través del pago directo (...) Una cosa es quién lo paga y otra cuál es el efecto en la economía. Si hay un impuesto que pagan pocas personas, pero tiene un efecto negativo en la inversión, el crecimiento del empleo a la larga lo van a pagar todos”, puntualizó el exministro de Hacienda, Felipe Larraín.

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