Entre el 9 y 21 de noviembre se desencadenaron diversas manifestaciones callejeras en Lima, lo que rápidamente fue catalogado como un “estallido social”, en clara alusión al fenómeno iniciado en Chile el 18 de octubre de 2019 y que aún tiene presencia en las calles de Santiago.
Lo anterior encendió las alarmas no solo de los comerciantes y el empresariado peruano, sino que también de los chilenos que invierten en dicho país. Sin embargo, la asunción de Francisco Sagasti a la presidencia ha amainado la efervescencia social, que de todos modos aún está latente.
Fernando García-Huidobro es el presidente de la Cámara Chileno Peruana de Comercio, pero, por sobre todas las cosas, es empresario. Con su constructora Inarco ha alcanzado una alta presencia en Chile, Perú y Paraguay, mientras que en el ámbito gremial ha tenido connotación al desafiar por primera vez la presidencia de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) en 2018, gremio que acostumbraba a presentar una lista de consenso. Pese a que hizo una campaña de tres meses en dicha oportunidad, sacó el 41% de los votos y no le alcanzó para imponerse como presidente de los constructores.
Pese a que no acostumbra a dar entrevistas, siempre ha sido conocido por analizar las cosas sin guardarse su opinión. En esa línea, y en conversación con Pulso Domingo, detalla sus impresiones y análisis de las posibles consecuencias de ambos estallidos sociales para las empresas chilenas.
¿Cuánto han estado invirtiendo las empresas chilenas en Perú en los últimos años?
-Según datos del gobierno de Chile, a diciembre de 2019, la inversión chilena directa en Perú alcanzó los US$ 19.970 millones, equivalente al 15,5% del total invertido por Chile en el exterior. Se agrega que el mercado peruano se convirtió en el segundo destino de la inversión chilena en el extranjero, con unas 400 empresas nacionales desarrollando 800 proyectos en Perú.
El sector servicios es el principal receptor de capitales chilenos en el Perú, con un monto acumulado que asciende a US$ 13.301 millones invertidos en 2019. En este grupo se encuentra Cencosud, empresa del retail que figura entre los diez mayores inversionistas extranjeros en Perú. En segundo lugar de inversión se encuentra el sector de energía, asociado principalmente a la generación y distribución de electricidad, con US$ 4.132 millones, cifras que no debieran bajar en el corto plazo.
¿Cuál es la magnitud, en términos comparados, del aporte de las empresas chilenas en la economía peruana?
-A junio de 2020 y según datos de Proinversión, Chile figura como el tercer inversor directo en Perú, con un 13% del total, tras el Reino Unido (18%) y España (17%). Estos tres países representan casi la mitad de la inversión extranjera en Perú.
Hay distintas empresas chilenas que invierten fuerte en el país vecino. En el retail destacan Cencosud, Falabella, Sodimac, Ripley y Parque Arauco; en construcción Besalco, Inarco, Echeverría Izquierdo, Salfa, Galilea y MasErrázuriz; en la parte inmobiliaria Besalco, Armas, Actual, Echeverría Izquierdo, Inarco, Imagina, Algeciras; en el mundo agrícola empresas como Hortifrut y Anasac; en hotelería está Ingevec con la cadena Ibis o el Hyatt Centric Lima; en minería se tiene a Enaex, y en telecomunicaciones, a Entel.
¿Cómo les ha impactado el estallido social peruano a las empresas chilenas?
-Hoy estamos más afectados por la pandemia mundial, que ha paralizado la economía debido a una prolongada cuarentena. Sin embargo, ya está retomando una cierta normalidad. No podemos hablar de estallido social, dado que lo que ha ocurrido lo entiendo más como un problema político que ya está tendiendo a superarse. Estamos optimistas.
¿Qué diferencias ve entre el estallido social peruano con el que hubo en Chile el 18-O de 2019?
-En Perú las personas se movilizaron por lo que percibieron como un golpe del Congreso contra el Presidente Vizcarra. El detonante fue político y el objetivo fue depurar a la política de fenómenos como la corrupción.
En Chile, en cambio, la crisis parece ser más sistémica, organizada por sectores de izquierda, que nos han llevado a un parlamentarismo de facto, lo que es una muy mala señal para nuestra institucionalidad.
¿Cuál es el panorama futuro que ve para las empresas chilenas allá, teniendo en cuenta la inestabilidad política y social?
-Sin duda que la inestabilidad afecta la certeza de las inversiones y hoy gran parte de la región se ha deteriorado en ese sentido. Pero la visión de las empresas al momento de invertir es más de largo plazo, por lo que permanecerán en aquellos mercados que garanticen estabilidad política y económica, con reglas claras, respeto al libre emprendimiento y a la propiedad privada. En el caso de Perú, algunos inversionistas querrán ver qué pasa con las elecciones del próximo año.
Teniendo en cuenta todos estos problemas, ¿qué factores hacen que los chilenos sigan invirtiendo en Perú? ¿Será que están acostumbrados a navegar en aguas turbulentas y con ruido político?
-La actual inestabilidad podría suspender o ralentizar decisiones de inversión, probablemente hasta la instalación de las nuevas autoridades definitivas en julio próximo, pero difícilmente implicará la salida del mercado peruano.
La percepción mayoritaria, tanto de las agencias evaluadoras de riesgo como de diversas instituciones económicas multilaterales, es que los pilares del modelo económico peruano y las garantías a la inversión extranjera no están actualmente en peligro de sufrir cambios radicales.
Dependiendo de cómo evolucione la situación política y económica en Perú, pero también en Chile, podría haber una nueva oleada importante de inversión chilena hacia ese país.
¿Habrá empresas chilenas que estén evaluando salir de Perú?
-No tengo información al respecto, ni creo que existan dichos casos.
¿Ve condiciones para que empresas peruanas sigan invirtiendo en Chile, tal como lo han hecho recientemente los grupos Brescia, Gloria o Credicorp?
-Entre Chile y Perú existen grandes sinergias, por lo que la inversión entre ambos países debe ser permanente. Compartimos historia, idiosincrasia, integración cultural y una importante migración. Hoy hay más de 400 restaurantes de comida peruana en Chile, empresas de servicios -muchas de ellas socias de nuestra cámara- y, recientemente, han llegado grupos como Unacem, a través de la empresa Unicon Chile, dedicada al hormigón.
¿Cómo evalúa las recientes medidas de los parlamentos de Chile y Perú -como el retiro de pensiones o cambios constitucionales- en cuanto a señales de certeza jurídica para invertir?
-Sólo me gustaría mencionar que las medidas populistas son pan para hoy y hambre para mañana. La certeza jurídica, la estabilidad institucional y la transparencia son principios en que se mueven las inversiones y los capitales son muy rigurosos en exigir su cumplimiento. Si no se cumplen estos principios, los capitales se pueden mover a mercados más seguros.
¿Cómo ve el rol del Poder Ejecutivo de ambos países en este último tiempo?
-Prefiero no opinar en profundidad en estas materias. Las autoridades se han visto superadas por los desafíos que nos ha impuesto la pandemia mundial, por lo que han tenido que ir aprendiendo sobre la marcha ante escenarios nuevos, sin experiencia respecto de este virus, por lo que ha costado mucho encontrar los caminos de solución. Se han visto enfrentados a la presión de soluciones urgentes que exige parte de la ciudadanía y por el populismo de la clase política.
¿Los estallidos sociales están generando paralizaciones en las inversiones de ambos países?
-Sin duda que estos estallidos, así como el populismo político, generan demasiada incertidumbre, lo que afecta la certeza para invertir y, por lo tanto, se postergan decisiones de inversión, o bien, se mueven a otros mercados más estables, tal como ha ido sucediendo en Chile durante los últimos años.