En sus primeras semanas como ejecutivo y vocero del gremio, confesaba a Pulso que se trataba de “un sector que necesita hacer ciertos ajustes para que el engranaje funcione. Cuando el sector en particular está en la lupa constante, se dificultan las cosas porque empieza a aparecer mucha opinión desde la guata, es decir poca evidencia para poder tomar buenas decisiones, lo que termina afectando la calidad de las políticas públicas. Pero también es cierto que si algo no está en la lupa y en el debate, nunca se hace ningún cambio, porque el riesgo del statu quo es demasiado grande también”.
Lo cierto es que en estos casi cinco años de su labor, con resultados de comisiones presidenciales de pensiones de por medio, con dos reformas de pensiones que no han avanzado en el Congreso, y con un estallido social del 18-0 de 2019 que clamaba por mejores pensiones a las autoridades, aún no se ha concretado una modificación del sector.
El rol público de Larraín ha ido cobrando con los años mayor notoriedad, dado que en sus primeros años compartía la vocería de las AFP con el presidente de turno de aquel gremio, pero en el último tiempo ha cargado solo con ese peso. Primero trabajó con Rodrigo Pérez Mackenna como presidente de las AFP y luego con Andrés Santa Cruz. Ambos renunciaron. El último, en septiembre del año pasado.
Desde allí que las vocerías del gremio han sido llevadas solo por Larraín, quien ha sido el rostro del sector durante el estallido social y durante toda la pandemia del coronavirus, donde las AFP han tenido que desplegar toda su logística para llegar en tiempo y forma al gran desafío que ha significado entregarles a millones de cotizantes hasta el 20% de sus fondos de pensiones de manera anticipada.
“Efectivamente, con el tema de los retiros este ha sido un año con un alto nivel de exposición a nivel personal y muy intenso”, reconoce Larraín, quien agrega que la idea ha sido “ponerse al servicio del resto, de las distintas organizaciones sociales” y puntualiza que “no estuve solo, sino que con siete mil trabajadores de las AFP”.
Eso sí, el economista PUC hace hincapié en que “hemos sido opositores a la idea de los retiros, porque va en desmedro de las pensiones y es una mala política pública”. Por el lado positivo, dice que estos procesos sirvieron para “derribar mitos, como que la plata de las AFP no existían o que las administradoras iban a hacer lo posible para no pagar lo que correspondía”. Además, resalta “el rol activo que tomamos en entregar más información acerca del proceso de retiro, de manera simple y en múltiples canales”.
Larraín describe que este 2020 si bien fue intenso, “recibí una gran cantidad de agradecimientos en la calle, redes sociales y distintos lugares donde la gente se detenía a preguntarme (por el proceso de retiro de fondos). Hubo una mayor cercanía por parte de las AFP y mía hacia las personas”. Destaca que detrás de los retiros del 10%, desde todos los colores políticos reconocieron el trabajo eficiente de las administradoras y que “hubo un trabajo tremendo en tecnología y en el cómo desinvertir en las inversiones. Es un trabajo muy grande, que no cualquier organización lo puede hacer tan fácil”. Y sostiene que “las AFP de hoy no son las mismas que hace 10 años”.
Sus apoyos y el futuro
Desde septiembre que Larraín está compaginando su rol gremial con la labor como consultor del Banco Mundial, por lo que ha estado trabajando desde EE.UU., lo que no ha obstado que de igual forma viaje a Chile. Dice que su continuidad no depende de él, sino que del directorio, pero que está disponible para continuar en el cargo por lo que dure la pandemia y mientras se pueda seguir teletrabajando.
Pero para el ejecutivo no todo gira en torno a las AFP y a las consultorías internacionales. Confidencia que su esposa y sus cuatro hijos son en quienes más se apoya en los momentos estresantes o complejos, además de recurrir a sus amigos y dedicarle tiempo al deporte y ocio. También destaca el apoyo de su jefe de prensa, Patricio Góngora, y recalca que le hace muy bien dedicarse a otros temas, como ser director de tres fundaciones: La Fuente, Altiplano y Sociedad Anónima, donde comparte con personas como Benito Baranda, Rafael Guilisasti, Andrés Navarro y Macarena Pérez.
Mirando hacia adelante, el profesional evita pronunciarse sobre si las AFP perderán terreno de cara a las opciones que hay sobre la mesa para reformar el sistema previsional. “Lo que tiene que estar en el centro son las pensiones. Es fundamental que quien administre los fondos de pensiones lo haga con costos acotados, como se hace hoy. Dejar todo en una entidad o monopolio podría ser complejo”, reflexiona, y critica que “hemos tenido un sistema político al que le gusta mucho hablar de pensiones y AFP, pero que, en la práctica, no legislan para mejorar las pensiones”.