Cuatro fuerzas mueven al hombre: el miedo, el interés, la fe y el amor. Esta reflexión es de uno de los líderes, estrategas y precursores (creó el primer código civil) más destacados de todos los tiempos, Napoleón Bonaparte.

¿Qué tal si tratamos de aplicar esta frase a los directores de empresas respecto de las nuevas exigencias que se nos están pidiendo en términos de responsabilidad social, ambiental y de gobernanza?

Estamos en un punto de inflexión donde uno de nuestros principales deberes fiduciarios es acelerar sustancialmente la transformación de las empresas. Sustancialmente, porque, ya ni siquiera es suficiente hablar de ESG, sino que de FESG+, porque los factores ESG deben, a un ritmo mayor del que hemos visto, madurar para tener el mismo nivel de rigor y relevancia que la información financiera (F) y demostrar de manera clara la conexión que existe con ella.

Las empresas que liderarán el futuro están adoptando una visión más amplia de ESG a través un pensamiento estratégico innovador y una narrativa nueva. Al agregar elementos que los diferencian positivamente de los demás, están presionandose para ser más atractivas. Llamamos “FESG+” a esta dinámica emergente que conecta las divulgaciones financieras más estrechamente con los factores ESG y agrega a ellos la comunicación de factores más disruptivos y diferenciadores (como por ejemplo el uso de la tierra, la biodiversidad, el agua, la salud mental, la jubilación, la vejez, etc.)

En este camino, nos daremos cuenta que estaremos motivados por el miedo, por el interés, por la fe y, ojalá, por el amor.

Por miedo, porque es una cuestión de vida o muerte a mediano plazo. Una empresa que hoy abraza superficialmente estos conceptos, pone en riesgo su sobrevivencia ya que será castigada , por no decir inmolada, por sus stakeholders.

Por interés, porque es buen negocio hacer el bien. Las empresas que están adoptando una definición más amplia de ESG, redefiniendo su propósito, su visión, su misión e impulsando consecuentemente un posicionamiento innovador, son sin duda más atractivas. Esto les permite tener mejor acceso a capital, mejores talentos, más consumidores y consumidores más fieles.

Por fe, porque no sólo estamos obligados sino que, más bien, tenemos que estar “convertidos”. El profesor del MIT Otto Scharmer dice que para que se generen transformaciones, tiene que primero generarse conciencia y convencimiento que estos cambios tendrán un impacto real y comprobable en el bienestar de todo el entorno.

Finalmente, por amor. A la sociedad, la empresa, el progreso, la innovación, y el desarrollo.

“El alcance de tu conciencia está limitada sólo por tu capacidad de amar y abrazar con tu amor el espacio que te rodea y todo lo que contiene.” Lo dijo también Napoleón.