Como una montaña rusa. Así han sido estos meses para el bitcóin, que durante este año ha hecho noticia por haber alcanzado su peak a mediados de abril con una valorización de US$63 mil, como también por su derrumbe durante mayo a causa de una serie de polémicas declaraciones por parte de Elon Musk y también la ofensiva china para controlar la minería de criptomonedas.

Pese a las fuertes fluctuaciones que ha experimentado, hay quienes aceptan el riesgo y no dudan en adoptar a las crypto como parte de su vida...más allá de una simple inversión.

A finales de 2017, el boom del bitcóin atrajo a la japonesa GMO Internet Group, dedicada a entregar servicios financieros y de infraestructura digital. Y tras analizar el desempeño de la moneda en los mercados, ofreció a cerca de 4.000 trabajadores pagar un porcentaje de su salario -y un monto no mayor a 100 yenes (US$914)- en bitcóin a partir de febrero de 2018.

En aquella oportunidad aseguraron que “las criptomonedas se convertirán en ‘nuevas monedas universales’ disponibles para que las use cualquier persona de cualquier país o región para intercambiar libremente ‘valor’, creando una “nueva zona económica sin fronteras”. Y efectivamente fue así, al menos en este último punto.

Un año más tarde, Nueva Zelanda se convirtió en el primer país del mundo en respaldar legalmente a las empresas que deseen pagar a sus trabajadores en bitcóin. Así, al menos, lo dejó estipulado el departamento responsable de la recaudación fiscal de esa nación en agosto de 2019, fecha en la cual publicó un boletín que reguló el salario en criptoactivos para aquellos servicios prestados bajo un contrato de trabajo y que consideraran una remuneración fija.

Así, los trabajadores que percibieran un pago en bitcóin u otra moneda deberían pagar impuestos a la renta como el resto de la población.

Una medida que fue profundizada en septiembre de 2020, tras la publicación de una nueva guía de “impuestos internos sobre criptomonendas” por parte del departamento de recaudación fiscal de Nueva Zelanda, que amplió el pago de tributaciones respecto a las transacciones realizadas a partir de monedas digitales.

Pero el boom de las “crypto” no quedó ahí, y unos meses más tarde se trasladó al mundo del deporte.

En octubre de ese año, el equipo de baloncesto de la NBA, Sacramento Kings, se sumó a esta iniciativa y anunció que pagaría sueldos a todos los miembros del equipo, incluidos los jugadores, en Bitcoins. Y dos meses más tarde el jugador de fútbol americano Russell Okung contó que haría lo mismo.

A medida que el valor del Bitcoin subía, esta tendencia sumaba más y más adeptos. A principios de febrero de 2021 el alcalde de Miami, Francis Suárez, expresó públicamente su idea de pagar remuneraciones a los trabajadores públicos en esta moneda. Y en abril de 2021, el jugador de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), Sean Culkin, dijo que convertiría todo su sueldo en Bitcoin confiado, tal como señaló en su cuenta de Twitter, en que esta moneda “es el futuro de las finanzas”.

Pero la discusión también llegó a Latinoamérica, y dos meses más tarde, el presidente de El Salvador anunció, por primera vez, que el país adoptaría este criptoactivo como una moneda de curso legal. A ello se suma a la presentación de un proyecto de ley por parte de legisladores argentinos que buscan establecer el bitcoin como un medio de pago en medio de una fuerte alza inflacionaria que golpea al país.

Y aunque suene lejano, casos así de extremos están más cerca de lo que creemos.

“No tengo dinero fiduciario, solo criptomonedas”

Edgar Ortiz (32) vive en Argentina y hasta hace algunos meses trabajaba en un banco del país transandino. Pero a finales del año pasado vio la oportunidad de emigrar hacia Buda.com, uno de los exchanges de criptomonedas y no lo pensó dos veces. Tomó todos sus ahorros que tenía en ese momento, los invirtió en crypto y se volcó de lleno a las monedas virtuales.

Tengo el 100% de mi capital en criptomonedas. No tengo dinero fiduciario, nada, ni un centavo”, señala.

Pero su afán por este medio de pago no terminó ahí. Hoy el transandino presta servicios como desarrollador full stack a la filial chilena de Buda.com, y a diferencia de la mayoría de los trabajadores de su país, no recibe una remuneración en pesos argentinos, sino en bitcóins. Y no es solo un porcentaje, sino el 100% de su sueldo.

“En Argentina hay problemas para ingresar dinero desde el extranjero. El gobierno fija el precio del dólar, pero además te suman impuestos. Entonces, al final cuando trabajas para una empresa extranjera, terminas pagando más y te llega un porcentaje menor del sueldo”, explica. Pero con las criptomonedas el panorama es distinto, pues la persona percibe el 100% de la remuneración.

Esto se debe a que, tal como explica el ingeniero en informática, las billeteras digitales no están en ningún país, sino “en el hiperespacio”, por lo que es posible tomar, vender y usar esas monedas desde cualquier lugar, sin las restricciones que implica una transferencia internacional. En el caso de Edgard, el único gravamen al que están asociadas es a la Ley de Impuesto a las Ganancias, pues cada vez que emite la factura de exportación de servicios a Buda.com, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) sabe cuánto percibe mensualmente.

Edgar Ortiz

Sin embargo, una de las cosas que caracteriza al bitcóin es la inestabilidad de su valor, por lo que el pago mensual depende las variaciones que la moneda haya experimentado previamente. Como en todos los trabajos, Ortiz y su empleador acordaron inicialmente un monto de remuneración, por lo que cada mes la empresa revisa a cuántos bitcóins equivale ese pago en pesos chilenos y esa cantidad es transferida directamente a su billetera digital.

Lo que ocurre después depende de cada persona, dice Edgard. Una de las opciones más arriesgadas, y en la que usualmente concurre es mantener los bitcóins guardados en estas plataformas de almacenamiento virtual. Y cada vez que necesita pagar impuestos, cotizar en el sistema previsional por cuenta propia, o cubrir necesidades básicas, vende bitcóins en pesos argentinos, y ese dinero lo transfiere a una cuenta bancaria.

Trato de ocupar lo mínimo para sobrevivir día a día, y el resto lo acumulo para invertirlo a largo plazo”, cuenta.

Respecto a los riesgos y volatilidad que conllevan las criptomonedas, Ortiz dice no estar preocupado, pues lo único que ha hecho ha sido generar ganancias debido al buen desempeño del bitcóin y el Ether, en las cuales invirtió. Y a esto se suma la tecnología blockchain bajo la cual se realizan las transacciones, casi imposible de vulnerar. De hecho asegura que tendría que existir otro planeta con esta misma capacidad de procesamiento para poder hackear el sistema, o que “alguien apague el internet en todo el mundo”.

“Al final, todo lo que haces en un banco lo puedes hacer gratuita y anónimamente. Puedes sacar tus ahorros, pedir préstamos, depositar, comprar acciones, etc. Tú eres dueño del dinero y lo que haces. No hay un país, ni un gobierno ni nada que te controle”, dice Ortiz. Y este es precisamente uno de los puntos que más preocupa a los expertos.

Sueldos en crypto en Chile: ¿Es posible?

“Todas las tecnologías que tienen éxito afuera, también lo tienen en Chile”. Así lo plantea Guillermo Torrealba, CEO de Buda.com, en vista del auge de la adopción de criptomonedas. Pero para lograr ese éxito, esta tecnología debe no solo generar aceptación por parte de los inversionistas, sino también de las autoridades.

Actualmente, la Comisión para el Mercado Financiero no considera las criptomonedas como un activo de valor y el Banco Central de Chile no las reconoce como moneda de curso legal, por lo que si bien las transacciones con bitcóin o ether no están prohibidas, no están reguladas.

No podemos pagar a los empleados chilenos de Buda.com en bitcóin porque la ley de acá no lo permite. No podemos hacerlo a nivel de contrato, y creo que esa es una rigidez innecesaria”, comenta Torrealba. Y tiene razón, pues desde la Dirección del Trabajo señalan que, según el artículo 41, “se entiende por remuneración las contraprestaciones en dinero y las adicionales en especie avaluables en dinero que debe percibir el trabajador del empleador por causa del contrato de trabajo”. Esto, mientras que el artículo 54 indica explicita que las remuneraciones se deben pagar “en la moneda de curso legal”.

Pero no todo está perdido. En febrero de 2021 la CMF presentó al ministerio de Hacienda una propuesta de Ley Fintech, y en mayo el Banco Central se abrió a la posibilidad de “analizar con detención los desarrollos” respecto a la “minación” de criptomonedas.

Hoy bitcóin no es una moneda en curso legal. Pero va a serlo en la medida en que las personas lo usen como dinero. En cinco años más quizá una persona no pueda comprar pan en el almacén de la esquina con criptomonedas, pero de seguro que en la mayoría del ecommerce chileno sí se podrá, y te guste o no, bitcóin va a ser una moneda”, comenta Torrealba.