Los trabajadores de Boeing de la fábrica de la costa oeste de EE.UU. aceptaron el lunes una nueva oferta de contrato, poniendo fin a una amarga huelga de siete semanas que detuvo la mayor parte de la producción de aviones y profundizó una crisis financiera en el fabricante de aviones en problemas.

Según el sindicato, el 59% de los miembros votaron a favor del nuevo contrato, que incluye un aumento salarial del 38% en cuatro años, lo que alivia la presión sobre el nuevo CEO, Kelly Ortberg, después de que dos ofertas anteriores fueran rechazadas en las últimas semanas.

“Es una victoria. Podemos ir con la cabeza bien alta”, dijo Jon Holden, principal negociador del sindicato, a sus afiliados tras conocerse los resultados. “Ahora nos toca volver al trabajo”.

El fin de la primera huelga en 16 años del mayor sindicato de Boeing supone un alivio para una empresa que ha ido dando tumbos de contratiempo en contratiempo desde que un panel de una puerta estalló en un avión 737 MAX casi nuevo en pleno vuelo en enero.

En un mensaje a los empleados de Boeing tras la votación, Ortberg se mostró satisfecho de que el sindicato hubiera ratificado el acuerdo.

“Aunque los últimos meses han sido difíciles para todos nosotros, todos formamos parte del mismo equipo”, dijo. “Queda mucho trabajo por delante para volver a la excelencia que hizo de Boeing una empresa emblemática”.

Alrededor de 33.000 maquinistas que trabajan en el avión 737 MAX, el más vendido, así como en los aviones de fuselaje ancho 767 y 777, estaban en huelga desde el 13 de septiembre, exigiendo un aumento salarial del 40% y la restauración de una pensión de prestación definida que perdieron hace una década por un plan de jubilación.

“Estoy listo para volver al trabajo”, dijo David Lemon, un trabajador de certificación de calibración de equipos en Seattle que votó a favor del contrato.

Calculó que la subida salarial y una prima del 4% -el mínimo anual garantizado para el plan de incentivos restablecido- equivalían al aumento del 40% que habían perseguido. “Lo hemos conseguido”, dijo.

No se restablecerá la antigua pensión, pero los trabajadores recibirán un aumento de las aportaciones paralelas de la empresa a sus planes 401(k).

Boeing también prometió construir el próximo avión en la zona de Seattle. «Nunca nos han dado un compromiso» sobre un nuevo avión antes de su lanzamiento, dijo Holden.

El Presidente de Estados Unidos Joe Biden y la Secretaria de Trabajo de la superpotencia en funciones, Julie Su, que facilitó las negociaciones contractuales, felicitaron a los trabajadores y a la empresa por el resultado. “Hemos demostrado que la negociación colectiva funciona”, dijo Biden.

Boeing dijo que Su fue decisiva para que ambas partes llegaran a un acuerdo ratificado.

Biden ha apoyado especialmente a los sindicatos como presidente, y la votación sindical se produce un día antes de que los estadounidenses acudan a las urnas nacionales para elegir a su sucesor.

Boeing tardará semanas en aumentar la producción de aviones y mejorar el flujo de caja, y se espera que la producción del 737 MAX se ubique en un solo dígito al mes durante algún tiempo, según dos personas informadas al respecto, muy lejos de los 38 al mes previstos antes de la huelga.

Los analistas de Jefferies dijeron que, aunque esperan que Boeing vuelva a ese nivel de producción en 2026, el fin de la huelga fue positivo para el sector aeroespacial, incluido Airbus, que había señalado los riesgos indirectos de los proveedores que comparte con el fabricante de aviones estadounidense.

Los proveedores pueden ver el acuerdo de Boeing con el sindicato IAM como un punto de referencia para sus negociaciones contractuales, dijo Cai von Rumohr, analista de TD Cowen, lo que podría repercutir en los futuros costos de los proveedores.

Según la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM), los trabajadores podrán reincorporarse a la construcción de aviones a partir del miércoles, aunque Boeing ha advertido de que algunas personas tendrán que recibir una nueva formación debido al prolongado periodo de ausencia de la fábrica.

Según los analistas, la huelga estaba costando a Boeing unos US$ 100 millones en pérdidas de ingresos, lo que llevó al fabricante de aviones a recaudar US$ 24.000 millones de los inversionistas la semana pasada en un intento de preservar su calificación crediticia de grado de inversión.

Ortberg necesita ahora restablecer las relaciones con los maquinistas del noroeste del Pacífico, que han aprovechado la huelga para desahogar el enfado acumulado durante una década en la que los salarios han ido rezagado de la inflación y el coste de la vida en la zona de Seattle se ha disparado.

El sindicato ha afirmado que sus miembros solo han obtenido cuatro aumentos salariales del 1% en los últimos ocho años.

“Estoy, como mínimo, desmoralizado”, declaró Thomas Amilowski, trabajador del 777, quien votó en contra del contrato. Dijo que la dirección del sindicato, que había respaldado la oferta en la primera votación que fue rotundamente rechazada por casi el 95% de los afiliados, tenía una “mentalidad derrotista”.

Holden señaló que el 59% de aprobación significaba que “había quienes definitivamente no estaban contentos con la votación”. Pero añadió que los trabajadores pueden reconstruir la relación con la dirección de Boeing.

Boeing ha dicho que el salario medio anual de los maquinistas al final del nuevo contrato de cuatro años será de US$ 119.309, frente a los US $75.608 anteriores.

El aumento salarial puede añadir US$1.100 millones a la factura salarial de Boeing en los cuatro años, mientras que una prima de ratificación de US$ 12.000 para cada miembro del sindicato podría suponer otros US$ 396 millones en salidas, según los analistas de Jefferies.

Votaron más de 26.000 sindicalistas, lo que supone una participación cercana al 80%.