Cuando se buscan fuentes de inspiración para construir un país estable económicamente y con un sólido sistema social, no tardan a salir a la palestra los países nórdicos. Uno de ellos es Finlandia, que sin ostentar un crecimiento particularmente destacado, 1,9% promedio anual en las últimas dos décadas, anota un logro que varios le pueden envidiar; es la nación más feliz del mundo, de acuerdo a un estudio anual de Naciones Unidas.

"Los ciudadanos tienen un alto grado de confianza en su gobierno y una historia de trabajar juntos para alcanzar compromisos y abordar los desafíos sociales a través de procesos democráticos", comenta Eija Rotinen, embajadora de Finlandia en Chile, quien tiene claro a qué se debe esa sinergia. "La razón para la confianza que hay en Finlandia hacia el gobierno es igualdad. Eso hace que la sociedad sea muy estable".

En efecto, el índice de Gini finlandés es de 0,257, muy por debajo del chileno de 0,465 (el más alto de la Ocde), lo que se ha conseguido gracias a "un sistema económico mixto, con un estado de bienestar amplio, con generosas transferencias y altos impuestos", indica Annika Lindblad, economista del Banco Central de Finlandia. Entre los beneficios sociales de alta calidad están la salud y la educación, agrega Rotinen.

Respecto a este último punto, como en el resto de los nórdicos, Finlandia ofrece educación gratuita para todos desde la edad preescolar, lo que incluye materiales y transporte. Cabe destacar que el sistema educacional no se basa en la competición o comparación de escuela o estudiantes. "Se desarrolla con el objetivo de entregar apoyo al aprendizaje y crecimiento de todos los niños. Es equidad, comunidad y un éxito compartido", detalla un documento gubernamental. De esta manera, la igualdad figura como uno de pilares del país, mientras que en la actividad económica lo central es el libre comercio. De hecho, las exportaciones representan más de un tercio del PIB de 234.000 millones de euros. Se trata de un valor que comparten con Chile, aunque con un enfoque más sofisticado. Si bien algunos recursos naturales, como madera y metales, destacan en su canasta exportadora, también son relevantes los servicios de ingeniería, las telecomunicaciones, la electrónica, el entretenimiento, la tecnología limpia y la biotecnología.

El desarrollo de este modelo basado en exportaciones, que se repite entre sus pares regionales, "es particularmente racional para los países con una base de recursos estrecha y una ubicación periférica", de acuerdo al libro The Nordic Model, de coautoría de Bengt Holmström, premio Nobel de Economía finlandés, donde consignan que "el acceso a los mercados internacionales es esencial como una condición previa para alcanzar los altos estándares de vida", que hoy se observan en esas naciones.

Se trataba de una configuración económica que tomó forma en la posguerra y que lidió en un comienzo con una "pesada regulación", de acuerdo al citado documento. Esas características miraron cuando "los principales mercados financieros y los flujos financieros internacionales adquirieron una creciente importancia en la década de 1980. Su crecimiento se estimuló mediante desarrollos tecnológicos en la tecnología de la información que redujeron sustancialmente el costo de los flujos de información transfronteriza. La capacidad de explotar las nuevas oportunidades financieras y el acceso a las finanzas internacionales de las empresas nacionales se observó cada vez más como necesaria para su competitividad", dice el estudio.

Lindblad agrega que en la última década, la economía del país se ha desacelerado, por una combinación de factores cíclicos y estructurales. En particular destaca la menor relevancia del sector tecnológico y el rápido envejecimiento de la población. El producto potencial también ha bajado, debido a un crecimiento lento de la productividad, dice la economista.

Planes futuros

Para que ese modelo sea sostenible, ha sido crucial la inversión en Investigación y Desarrollo, que en Finlandia llega al 3% del PIB, un tercio proviene del Estado y el resto lo aportan las empresas. "Este modelo público-privado de fomento a la innovación y a la exportación garantiza que sea realizado de manera eficaz. El rol de las universidades y su investigación, asimismo, es importante en este contexto", detalla Rotinen.

Es en gran medida gracias a su capacidad innovadora que Finlandia tiene bien definida su ruta hacia el futuro, aspirando "a desarrollar el mercado de economía circular más ambicioso del mundo, que fomentará las inversiones y la creación de nuevas soluciones", agrega la embajadora. De hecho, hace tres años el país creó el primer mapa nacional hacia una economía circular, lo que, de acuerdo a cálculos del gobierno, le permitirá aportar un valor añadido anual de al menos 3.000 millones de euros a su economía para 2030.