La desaceleración del crecimiento mundial podría poner en peligro la independencia de los bancos centrales y generar llamados a expandir su jurisdicción más allá de las metas de inflación, según Fitch Ratings.

"Los inversionistas deberían considerar las posibles implicancias de la mayor presión política para que haya mayores contribuciones de la política monetaria a fin de respaldar el crecimiento económico, posiblemente a través de medios no convencionales", comentó James McCormack, director global de calificaciones soberanas de Fitch. Los bancos centrales "son vistos cada vez más por los gobiernos como listos para una ampliación de sus competencias", añadió.

Las autoridades monetarias de economías desarrolladas hacen pausa o incluso dan pie atrás a sus planes de endurecer la política monetaria a medida que el crecimiento disminuye. Además, tienen poca munición en el sentido tradicional para combatir cualquier caída. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, advirtió la semana pasada que la pérdida de impulso deja a la economía mundial en una situación precaria.

En Estados Unidos, el debate sobre la teoría monetaria moderna muestra la creciente presión que sufren los bancos centrales, planteó McCormack. Si bien es probable que no se adopte en el corto plazo como política, revela que los llamados a que las instituciones hagan más seguirán creciendo, añadió. Proponentes de esta teoría rechazan el consenso moderno de que las economías deben ser dirigidas principalmente por el aumento y la disminución de la tasa de interés y afirman que la autoridad monetaria debe crear una base de dinero para acatar las órdenes de su Tesoro.

En el Reino Unido, el opositor Partido Laborista también ha hablado sobre la idea de expandir las competencias del Banco de Inglaterra e incluir un objetivo de productividad. La entidad ha dicho que no tiene las herramientas para eso.

Las críticas de políticos también han ido en aumento. El presidente de EEUU, Donald Trump, acusó a la Fed de elevar erróneamente la tasa de interés, mientras que el gobernador del ente emisor británico, Mark Carney, ha sido objeto de reiterados ataques por intervenir en el debate sobre el brexit.