Para Fitch es innegable que los retiros de los fondos de pensiones “amortiguaron el golpe económico de la pandemia”. Sin embargo, esto no resulta suficiente como para que haga una positiva evaluación de la medida.
Según comenta Richard Francis, el director que da seguimiento a la calificación soberana de Chile en dicha agencia, estás medidas “se han promulgado a pesar de las objeciones iniciales del ejecutivo, lo que reduce la previsibilidad de la formulación de políticas de alta calidad de Chile”, una característica valorada entre los inversionistas.
Además, Francis recalca los efectos en el mismo sistema de pensiones, indicando que “los retiros también han exacerbado el problema relacionado con las tasas de reemplazo”, las que ya son “relativamente bajas”.
En ese marco, recuerda que este fue “una de las áreas clave de las quejas públicas que se destacó durante las protestas de 2019″, aunque no hace referencia a la presión social que se ejerció en favor de los retiros de los fondos.
Finalmente, cuestiona estás políticas que también han introducido países como Perú y Australia, debido a que “han introducido volatilidad en el mercado local y reducido las opciones de financiamiento local”, indica.
Balance de las perspectivas
Fuera de los comentarios puntuales de Francis respecto a los retiros de los fondos de pensiones, Fitch presentó un completo balance sobre el panorama económico que le depara a Chile, destacando que el país cuenta con una “consolidación fiscal creíble, consistente con una trayectoria descendente de la deuda pública/ PIB y/o una reconstrucción de las reservas fiscales a través de aumentos en sus fondos de estabilización”.
Asimismo, resalta que en área macroeconómica han mejorado “las perspectivas de crecimiento a mediano plazo, lo que ayuda a elevar el PIB per cápita, aliviar las tensiones sociales y mejorar la dinámica fiscal”.
Por otra parte, la agencia identifica tres debilidades puntuales. En primer lugar plantea, justamente, que hay “un deterioro significativo de las fortalezas institucionales económicas de Chile, por ejemplo, a través de medidas que debilitan su marco de política macroeconómica”.
En segundo lugar, el informe apunta a los “grandes déficits fiscales persistentes que conducen a una deuda pública/PIB notablemente más alta y/o al agotamiento de los activos soberanos”. Finalmente, señalan que el “crecimiento sostenido de bajo rendimiento que conduce a una divergencia más amplia en el ingreso per cápita con la mediana de la categoría ‘A’”, esto “particularmente si aumenta las presiones sociales y fiscales”.
Junto con ese balance, Fitch destaca “programa político carado durante los próximos 18 meses”, así como los vaivenes de la popularidad de Sebastián Piñera, sin contar su más reciente caída a 9%.
En ese marco, sostienen que “la política fiscal a mediano plazo del gobierno es especialmente confusa ya que el estímulo fiscal ahora prometía durar hasta el final del gobierno actual”, esto en circunstancias que que “continúan las presiones del gasto social sobre las pensiones, la atención médica y la educación”.