Fitch decidió rebajar sus perspectivas de crecimiento para Chile desde 1,5% a 1,2% en 2019 y desde 2,2% a 1,2% en 2020, esto "como resultado de los intensos disturbios sociales y la violencia esporádica en curso". El golpe económico más fuerte se sentiría en el trimestre actual y el próximo, periodo en el que la agencia anticipa una "recesión técnica".

En el reporte liderado por Richard Francis, director para los soberanos de América Latina de Fitch, describe y analiza el paquete fiscal presentado por el gobierno, marco en el cual se plantean ciertas dudas. "Incluso esta respuesta política relativamente rápida y grande no compensará completamente el impacto económico a corto plazo de las protestas", precisan.

Esta semana, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, admitió que la posibilidad de una recesión en la economía -algo no visto en el país desde la crisis subprime- no se puede descartar, aunque se manifestó confiado en una recuperación de la actividad luego del plan de reactivación que anunció ayer en la tarde el gobierno.

A la luz de las metas de déficit fiscal, que tras subir a 4,4% en 2020 disminuiría a 2% en 2022, la agencia sostiene "que es probable que las presiones de gasto persistan a mediano plazo". En tanto respecto a la deuda, que continuará aumentando desde el 27% actual a cerca de 40%, Fitch plantea que "ya está convergiendo con la mediana "A", lo que subraya las limitaciones crecientes de su flexibilidad fiscal, especialmente a medida que el país planea erosionar las reservas fiscales acumuladas durante un entorno de precios altos del cobre".

Pese a todo esto, considera que la situación de Chile es consistente con su clasificación actual. "Las presiones fiscales por el descontento social latente se captaron en parte en la rebaja de calificación de Chile a "A" de "A +" en 2017, cuando esperábamos que las demandas sociales limitaran el ritmo de la consolidación fiscal y la reforma económica estructural", explican.