La agencia de calificación Fitch elevó este miércoles la nota crediticia de Brasil a “BB”, desde “BB-”, por lo que consideró desempeños macroeconómicos y fiscales mejores de lo esperado, en un bienvenido espaldarazo al gobierno, que tras el anuncio reafirmó su compromiso con la agenda de reformas en curso.
Fitch, que otorgó a la calificación una perspectiva “estable”, dijo que Brasil ha logrado avances en importantes reformas para abordar los desafíos económicos y fiscales, a pesar de la persistente tensión política desde la rebaja de la nota en 2018.
“El nuevo gobierno de izquierda aboga por un alejamiento de la agenda económica liberal de los gobiernos anteriores; sin embargo, Fitch espera que el pragmatismo y los controles y equilibrios institucionales impidan desviaciones radicales de macro o micropolítica”, dijo en un comunicado.
Nuevo respaldo
En junio, la agencia de calificación S&P mejoró su perspectiva para el país, dando un espaldarazo a los esfuerzos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva por estimular el crecimiento y disipar las preocupaciones sobre la mala gestión económica.
La mejora contribuyó a reducir los futuros de las tasas de interés y reforzó la confianza de los inversionistas, lo que se tradujo en una importante entrada de fondos a los bonos brasileños en junio.
En un comunicado el Ministerio de Hacienda afirmó que las reformas “no sólo contribuirán a la mejora del equilibrio fiscal del gobierno, sino que también conducirán a la reducción de las tasas de interés y a la mejora de las condiciones crediticias, garantizando al mismo tiempo la estabilidad de los precios”.
El gobierno convenció este año al Congreso para que aprobara un nuevo marco fiscal destinado a controlar el explosivo crecimiento de la deuda pública, que está pendiente de una votación final en la Cámara baja, prevista para el próximo mes.
La agenda también incluye una propuesta de reforma fiscal, que obtuvo la aprobación de la Cámara baja a principios de este mes, y cambios en las normas de los juicios fiscales.
Fitch espera que las nuevas normas fiscales y las medidas tributarias afiancen una consolidación gradual en Brasil, y añadió que sigue previendo un aumento de la deuda en relación con el PIB, “pero a un ritmo más lento y desde un punto de partida mucho mejor que el previsto antes”.