De las cerca de 900.000 pymes y micropymes que existen en el país se estima que cerca de 5% realiza factoring. “O sea, habían 850.000 que estaban desatendidas. Eso es lo que denominamos nosotros como el ‘océano azul’ de nuestro negocio”, comenta Alejandro Sagredo, uno de los socios de la Startup Fivana, cuyo nombre tiene solo algunos días, ya que, hasta abril, la empresa se llamaba Factorclick.

La historia comienza por el 2015. Sagredo le propuso a un ex compañero de la carrera de Ingeniería Comercial, Martín López, buscar algún nicho de negocios para emprender. Ambos vienen de familias que durante tres generaciones han sido emprendedores, así que estaba en su ADN. Olfateaban a que en el área de las fintech podía andar la cosa. Fue cuando conocieron a Maikel Cruz y Alexei Zubizarreta, dos ingenieros en computación cubanos y residentes en Chile que, tras haber creado la primera empresa de operación de facturas electrónicas en Chile, Factorplus, vieron la oportunidad de desarrollar factoring electrónico en el país.

Nos dimos cuenta que el segmento de la pyme y la micropyme estaba muy abandonado. Tiene procesos muy arcaicos. Y a veces existe un ejército de personas que tiene que administrar muchos papeles”, dice López. Pero además justo en esos momentos estaba empezando a funcionar la Ley de Factura Electrónica. Era el momento justo.

Partieron ideando un desarrollo tecnológico, que fue evolucionando hasta dar con un modelo que basa su estrategia en una plataforma totalmente digital y sobretodo rápida. “Podemos perfectamente financiar las facturas de una pyme en un día. Incluso, con algunos clientes lo hemos hecho en dos minutos”, dice Sagredo con Confianza y su socio agrega: “Había un mercado desatendido y el tener una plataforma digital de punta a punta, lograba reducir el riesgo financiero”. Justamente este último factor –según ambos- era la explicación de porqué las compañías tradicionales de factoring no incursionaban mucho en las pequeñas empresas.

El 2016 empezaron con una inversión de $1.600 millones entre diferentes inversionistas, dinero de ellos mismos y varios créditos. “Estuvimos mucho tiempo iterando y cometimos varios errores, pero eso nos permitió perfeccionar el modelo de negocio y aprender”, dice López. Al principio contrataron ejecutivos de otras empresas de factoring para captar clientes, mientras mejoraban la plataforma tecnológica que se aloja en la nube. “Fue un proceso lento y bien a mano. Pero comenzamos a crecer cada vez más”, indica Sagredo.

Dos días antes del estallido social de octubre de 2019, contrataron como gerente general a Julián Quiroga, quien lideraba la División Empresas de Tanner a cargo de 450 personas en áreas relacionadas al factoring, además de haber sido fundador de Chita, otra startup del mismo rubro. Esto fue clave para empezar a ser un jugador con más peso en la industria del factoring.

Para hacerse una idea, las colocaciones de esta empresa llegaron a $50.000 millones en 2020, logrando una facturación de $3.200 millones, además de conseguir el punto de equilibrio. Para este año, proyectan triplicar esta última cifra. “Pero lo más importante es que en 2021 queremos llegar a 1.000 clientes en stock (clientes con financiamientos abiertos/en curso), lo que inmediatamente nos deja en el tercer lugar de esta industria, debajo de Security y Tanner, según la categorización que realiza la Asociación Chilena de Empresas de Factoring (Achef)”, dice entusiasmado Sagredo.

Y un dato no menor: el 45% de sus clientes son de regiones y en sus cinco años de vida han financiado a 5.000 pymes.

Ambos coinciden que la pandemia fue una oportunidad para crecer su negocio. “Las pymes son las que más han necesitado capital y las que menos fuente de financiamiento han tenido. Muchos factoring tuvieron que cerrar y otros tantos no tenían operaciones online. Además, en momentos como estos aumenta la aversión al riesgo”, dice López y con cifras en mano, asegura que en 2020 crecieron un 300% respecto al 2019, mientras –según los datos de Achef- el mercado del factoring en general disminuyó un 34%. “Todo lo digital ha sido un boom en un mundo en pandemia y justamente, ese es nuestro foco”, señala López.

Por ahora no proyectan levantar una ronda de inversión, pero ya están visualizando salir de las fronteras el 2022, con destino a Colombia y Perú. Además, ya están implementando otros servicios del mundo fintech, diferentes al factoring.

Pero ¿A qué responde el cambio de nombre reciente? “Queríamos algo más cercano como marca. Algo más innovador que Factorclick. Ese nombre tenía una imagen más seria… más aburrida. Seguiremos transmitiendo confianza, pero con algo menos empaquetado”, concluye Sagredo.