Una pérdida mayor a la esperada en el cuarto trimestre y la debilidad en banca de inversión eclipsaron el primer beneficio anual en cuatro años de Deutsche Bank.
La mayor entidad financiera de Alemania ha estado tratando de reactivarse bajo la dirección de una nueva cúpula, pero se ha enfrentado a una serie de obstáculos, como las denuncias por presunto lavado de dinero, las rebajas de calificaciones de deuda y fallidas pruebas de estrés.
Deutsche Bank también se ha convertido en objeto de crecientes especulaciones de fusión, y las cifras de ganancias del viernes ponen de relieve que la compañía aún tiene un largo camino por delante para registrar ganancias sostenibles.
Los resultados mostraron tendencias dispares, con una ganancia anual de 341 millones de euros que supone una importante mejoría respecto a la pérdida neta de 735 millones de euros en 2017.
"Nuestro regreso a la rentabilidad muestra que Deutsche Bank está en el camino correcto", dijo el presidente ejecutivo Christian Sewing, quien asumió el cargo en abril pasado y se ha embarcado en planes para recortar más de 7.000 empleos como parte de una reestructuración del banco.
En el lado negativo, la pérdida neta de 409 millones de euros en el cuarto trimestre fue mayor que los 268 millones de euros que esperaban de media los analistas, según un informe de consenso en la página web del banco.