La economía de la zona euro enfrenta crecientes riesgos generados por las tensiones comerciales, el Brexit y la deuda de Italia, dijo este jueves el Fondo Monetario Internacional en un informe anual, donde también respaldó los planes del Banco Central Europeo de nuevos estímulos.
En el reporte, el último sobre la zona euro antes de que la directora gerente Christine Lagarde deje el organismo en noviembre para dirigir el BCE, el FMI afirmó que los planes del banco para mantener una política monetaria expansiva son "vitales" en momentos en que el bloque enfrenta "un prolongado período de crecimiento anémico e inflación".
El informe también dice que el euro se mantiene levemente subvaluado pese a haberse apreciado el año pasado, confirmando un reporte de Reuters de junio. Instó a los países con amplios superávit comerciales, incluyendo a Alemania y Holanda, a invertir más para ayudar a reequilibrar la tasa de cambio.
La actividad en el bloque monetario de 19 países se desacelerará a 1,3% este año desde 1,9% en 2018, dijo el FMI, para luego repuntar a un 1,6% en 2020.
Las proyecciones del FMI fueron levemente mejores que las divulgadas el miércoles por la Comisión Europea, que ve un crecimiento de la zona euro de un 1,2% este año y un 1,4% en 2020.
Sin embargo, el FMI ve crecientes riesgos generados por las tensiones comerciales, la incertidumbre causada por el incierto camino británico para abandonar la Unión Europea y la vulnerabilidad italiana causada por su alta deuda, que en gran parte es mantenida por bancos locales.
Inflación
El FMI también estimó que la inflación se mantendrá lejos del objetivo del BCE de cerca del 2% hasta al menos 2022 y proyectó un aumento de los precios este año de un 1,3%, en línea con las estimaciones del BCE.
"El estar por debajo del objetivo de inflación exige una expansión monetaria prolongada", dijo el FMI, dando respaldo a los planes del BCE de mantener su política de dinero barato.
En caso de un empeoramiento en las expectativas inflacionarias, el organismo aseguró que podría necesitarse una mayor expansión monetaria e incluir un nuevo programa de compra de activos, que tendría que mantener la misma distribución entre los países de la zona euro y podrían ampliarse a un mayor conjunto de activos elegibles.