El crecimiento del PIB de Perú se desacelerará a un 2,4% en 2023 y la recuperación de la actividad será lenta en el corto plazo, pero el país ha mostrado señales de resiliencia a la crisis política, dijo el jueves el Fondo Monetario Internacional (FMI), en un reporte emitido al final de una misión.

El Fondo, que tiene su sede en Washington, consideró que, si bien la economía de Perú cuenta con fundamentos sólidos y marcos institucionales eficientes para soportar choques externos e internos, prevalecen los riesgos a la baja para el segundo mayor productor de cobre.

Entre las principales preocupaciones, el FMI apuntó a la constante incertidumbre política, los disturbios derivados del descontento social y la posibilidad de desastres naturales.

Perú atraviesa actualmente la peor ola de protestas de las últimas dos décadas, después de la destitución a inicios de diciembre del expresidente Pedro Castillo que reactivó el descontento social y derivó en mortales choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad.

Los disturbios y bloqueos de carreteras, especialmente en el empobrecido sur andino, han causado la muerte a decenas de personas y afectado la actividad en sectores económicos clave, como la minería.

“Los recientes eventos políticos sugieren que el gobierno necesita trabajar en el espectro político para restaurar la confianza y preservar la estabilidad”, dijo el FMI, e instó a que se aceleren reformas estructurales para impulsar el crecimiento.

Al concluir su misión el jueves, el organismo proyectó una desaceleración económica al 2,4% para este año, un leve ajuste a la baja respecto de las previsiones de hace unas pocas semanas, y estimó que el país convergerá hacia una expansión potencial de 3% en los próximos años.

En tanto, la inflación seguirá persistentemente alta, si bien podría comenzar a ceder a fines de este año gracias a la “política monetaria proactiva” del banco central, indicó el Fondo.