La economía mundial empieza a ver nubarrones en el horizonte. Los más inmediatos están relacionados con la guerra arancelaria entre EEUU y China y su potencial impacto negativo en el comercio del resto del planeta. Pero detrás se esconde un problema aún más complejo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo ayer que la deuda mundial, la pública y privada, no para de crecer y la calculó en US$ 182 billones (millones de millones), unas 10 veces el PIB de EEUU, la mayor economía del mundo.
Se trata, además, de un incremento de US$ 18 billones en relación a lo que el propio fondo había calculado hace algunos meses.
De acuerdo a la entidad dirigida por Christine Lagarde, la deuda mundial actual supera en un 60% lo que había en 2007, un año ante de que se desatara la Gran Recesión que casi quebró al sistema financiero mundial y cuya cara más visible fue la desaparición del gigante Lehman Brothers.
La cifra que reveló el organismo multilateral se conoce en un momento particularmente incómodo para los mercados del mundo toda vez que empieza a finalizar la era del dinero barato y los bancos centrales del planeta están prácticamente alineados en ir retirando el estímulo monetario.
De acuerdo con un informe, hay 31 países (con una deuda agregada de más de US$ 100 billones ) en los que la deuda duplica su producto interior bruto (PIB).
El organismo prevé abruptas correcciones en el mercado y en los tipos de cambio si el proceso de endurecimiento de las condiciones financieras continúa yendo más allá, consignó El País.
"El clima de la economía global está empezando a cambiar", dijo Lagarde, quien avisó que los próximos pronósticos del FMI de crecimiento para la economía mundial serán "menos brillantes" que el 3,9% previsto en julio para los años 2018 y 2019.
En esta corrección a la baja del cálculo se esconden las políticas proteccionistas empujadas por Donald Trump, que ya han empezado a tener efecto en la economía global.
"Una cuestión clave es que la retórica se está transformando en una nueva realidad de barreras comerciales. Esto daña no solo al comercio en sí, sino también las inversiones y la industria manufacturera, a medida que la incertidumbre sigue creciendo", señaló Lagarde, en Washington.
Recesión 2020
Pero hay más (y peor). Es cierto que EEUU está creciendo a buen ritmo, a su mayor velocidad en cuatro años y que ello tiene muy contento a Donald Trump que se ha vanagloriado de la expansión de la actividad, del bajo desempleo y los sucesivos máximos históricos de Wall Street.
Sin embargo, en las últimas semanas han empezado a aparecer voces alertando de una recesión en la mayor economía del mundo.
El premio Nobel de Economía, Edmund Phelps, dijo que EEUU se expone a una recesión de aquí a un año, cuando pase el efecto de la bajada de impuestos decidida por Donald Trump.