En el informe “Un camino largo y tortuoso hacia la recuperación” centrado en América Latina, el cual suele seguir al World Economic Outlook donde esta vez su subió la estimación del crecimiento de Chile a 11% en 2021, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dedicó uno de sus anexos al análisis sobre los retiros de los fondos de pensiones, que han tenido lugar en el marco de la pandemia tanto en Chile como en Perú, ofreciendo una visión más bien crítica respecto al mecanismo.

Si bien el organismo reconoce que “los retiros apoyaron el consumo privado y los impactos en los mercados financieros de ambos países se vieron amortiguados por las rápidas reacciones de los bancos centrales”, destaca que “en su mayoría favorecieron a los hogares de altos ingresos y se espera que erosionen la capacidad de ambos sistemas para generar pensiones adecuadas en el futuro”.

En el reporte recién publicado, especifican que “los retiros de pensiones compensaron las pérdidas de ingresos y estimularon el consumo interno, pero no fueron un instrumento específico para apoyar a los hogares informales y de bajos ingresos”. Contrariamente, el Fondo asegura que en Chile “la mayor parte de los retiros se acumularon en hogares en los quintiles superiores de la distribución del ingreso”, mientras que en Perú, “que tiene altos niveles de informalidad, llegó mayoritariamente a los trabajadores formales”.

Impacto en el fisco y en la tasa de reemplazo

Reducción de la tasa de reemplazo, por efecto de los retiros de las AFP, perjudicarían más a quienes están prontos a jubilar, según el FMI.

Adicionalmente, el reporte señala que “se espera que los retiros de pensiones debiliten los sistemas privados de pensiones, al erosionar los beneficios esperados de quienes participan en el sistema”, lo que a su juicio “puede generar costos fiscales implícitos y explícitos”. Particularmente en Chile, el FMI precisa, citando estudios locales, que “los retiros tendrían un costo fiscal neto actual de 3% a 6% del PIB debido a un aumento en el costo del pilar solidario del sistema de pensiones financiado con fondos públicos”.

Por otra parte, adviertes que los retiros también reducirán las tasas de reemplazo (porcentaje de jubilación como parte del último ingreso previo a la jubilación), las cuales figuraban aproximadamente en 40% previo a la pandemia, tanto en Chile como en Perú.

Esta situación afectaría “especialmente para las cohortes mayores que no tienen tiempo para reconstruir sus activos”. En tanto, en el caso nacional se proyecta “una disminución de 20% en el componente autofinanciado de las pensiones debido a los retiros, o equivalentemente una disminución de 3 puntos porcentuales en las tasas de reemplazo”.

En el informe, además detallan que “a julio de 2021, más de 10 millones de personas habían retirado fondos en Chile bajo el primer retiro, más de 8 millones hicieron uso del segundo retiro y cerca de 7 millones aprovecharon la tercera ronda, totalizando retiros de US $ 50.000 millones (o alrededor del 20% del PIB equivalente a alrededor del 25% de los activos de pensiones de junio de 2020)”.

En tanto en Perú “2,8 millones y 3,7 millones realizaron retiros en virtud de las medidas de abril y mayo, respectivamente, y la medida de noviembre de 2020 tuvo unos 2 millones de beneficiarios potenciales. La cuarta ronda de retiros podría ascender a alrededor del 4,7% del PIB, además del 7,6% del PIB retirado de los fondos el año pasado. A mayo de 2021, los retiros se estiman en el 21 por ciento de los activos de los fondos de pensiones”.

Malestar social amplificado

El historial de recientes protestas, en varios países de la región incluido Chile, da cuenta del persistente riesgo de malestar social, indica el Fondo.

En la revisión más genérica sobre el panorama latinoamericano, el FMI advirtió que persiste el riesgo para la economía proveniente del malestar social, el cual se puede ver “amplificado” por dos razones: “(1) una historia reciente de episodios de malestar social, por ejemplo, en Chile, Ecuador y Colombia en 2019, y Colombia nuevamente en 2021; y (2) el rápido aumento de los precios de los alimentos”.

En ese marco, el FMI recuerda que la región ya era la “más desigual del mundo antes de la pandemia”, al mismo tiempo que consigna que “se estima que la desigualdad y la pobreza aumentaron significativamente durante la pandemia”.

En ese contexto, destaca que “el estancamiento de los ingresos y la posición económica más precaria de muchos miembros de la clase media, combinados con las dislocaciones de los jóvenes (incluso a través del alto desempleo y los problemas con el sistema educativo), y las percepciones de corrupción podrían amplificar el riesgo en un año con un calendario electoral intenso”.