Aunque suele ofrecer previsiones más optimistas que las que entrega el gobierno y el mercado, el FMI esta vez decidió asumir las dificultades por las que atraviesa Chile, aplicando un fuerte recorte de 2,1 puntos porcentuales a la proyección de crecimiento para 2020. Aunque consideran que el proceso constituyente es una oportunidad, destacan que no será sin costos, parte de lo cual se refleja en pasar de una previsión de 3% a 0,9%, la expansión más débil entre las de la región, tras Argentina y Venezuela.
"Las perspectivas están sujetas a la incertidumbre provocada por las tensiones sociales y las respuestas de política económica ante las demandas sociales", señala Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI y autor del informe que también recorta la previsión nacional de 2019, de 2,5% a 1%.
"La verdad es que no nos sorprende", señaló Ignacio Briones, ministro de Hacienda, tras explicar que la previsión del FMI "Está bastante en línea con los escenarios que tenemos. Ellos hablan de 0,9% de crecimiento, el Banco Central tiene un escenario central de 1%, nosotros 1,3%, el mercado 1,2%, entonces estamos ahí. La verdad es que no nos sorprende".
Con este pronóstico, que actualiza la previsión entregada por el organismo en octubre pasado, Chile figura como el principal responsable del recorte sufrido por América Latina, que en 2020 se expandiría 1,6%, en lugar del 1,8%. Aunque el FMI también revisó a la baja las estimaciones para Colombia, México y Perú, las diferencias en el caso de nuestros vecinos no fueron superiores a 0,4 punto porcentual.
"Si bien las causas de las tensiones sociales varían de un país a otro, estas en general reflejan una insatisfacción con ciertos aspectos de los sistemas económicos y políticos", sostiene Werner.
Ante estos desafíos, el economista mexicano destaca que "una prioridad clave hacia adelante es la de reactivar el crecimiento y hacerlo más inclusivo, manteniendo la estabilidad macroeconómica", agregando que "fomentar la competencia será importante para evitar las prácticas monopolísticas que pueden perjudicar a los pobres de forma desproporcionada".
Complejo escenario
En el caso particular de Chile, asegura que "tras un marcado descenso a finales de 2019, la actividad económica debería recuperarse gradualmente, respaldada por una importante expansión fiscal y una política monetaria más laxa". Sin embargo, esto no evita que se recorten incluso las previsiones para el próximo año, desde 3,2% a 2,7%.
Como en el caso del ministro, estos complejos pronósticos no sorprendieron al economista jefe de Bci, Sergio Lehmann. "Está bastante en línea con lo que anticipamos y da cuenta del fuerte impacto de la crisis social", señala.
Además, indica que "la incertidumbre que se sostiene, que ha llevado a fuentes caídas en la confianza de empresas y hogares, llevarán a que la demanda interna tenga un muy pobre desempeño este año. La inversión caería, estimamos en torno a 3,5%, al tiempo que el consumo privado crecería bajo 1%".
Por su parte, Tomás Flores, economista de Libertad y Desarrollo, subraya que la crisis "ha afectado la confianza de consumidores e inversionistas, los cuales han frenado sus decisiones de consumo e inversión, siendo muy probable que esta última pueda caer más de 4% durante el presente año".
Flores comenta que "la esperanza para este año estaba puesta en la recuperación del comercio mundial a partir del acuerdo entre China y EEUU del 15 de enero pasado. Sin embargo, el impacto del coronavirus ha alterado dicha mirada de manera sustancial, por lo cual el escenario interno débil se dará en un contexto en donde la incertidumbre mundial no cesa".
Un debate necesario
A la hora de ahondar en las razones del recorte de perspectivas que sufre Chile, Werner detalla que es el resultado de "la combinación de los disturbios que se viven desde octubre del año pasado, la convocatoria al proceso de reforma constitucional y este periodo de dos años que implicaría la reforma constitucional".
Consultado por PULSO respecto a este proceso, el economista del Fondo detalla que la incertidumbre impactará la inversión, el consumo, el consumo de bienes durables y la demanda de bienes raíces. Sin embargo, destaca que "también abre el espacio para que la sociedad chilena debata sobre temas importantes del proceso de crecimiento inclusivo en Chile y que este crecimiento tiene que enfocarse más en el tema inclusivo, de lo que se ha hecho hasta ahora".
Con un tono optimista, indica que en el organismo esperan que "el proceso de los próximos años sea una inversión, lo que quiere decir que se incurre en un costo, dada esta incertidumbre de menor crecimiento, etc., para que al final de este proceso se alcance un sistema económico que continúe generando mejoras importantes para la sociedad chilena y enfatice mucho más el componente inclusivo".