China debería mantener cierto apoyo político para la economía este año, pero se necesitan medidas para estimular la demanda privada y lograr un crecimiento más equilibrado a mediano plazo, dijo el viernes el Fondo Monetario Internacional.
Es probable que la segunda economía más grande del mundo crezca un 7,9% en 2021, acelerando desde el crecimiento esperado del 1,9% del PIB en 2020, dijo el FMI al concluir su consulta económica anual con China.
El país debería mantener “políticas fiscales y monetarias de apoyo moderado hasta que la recuperación sea sólida”, dijo el FMI, aunque se necesitará una consolidación fiscal a mediano plazo para asegurar la sostenibilidad de la deuda.
El fondo sostuvo que las políticas fiscales, monetarias y estructurales de China deben apuntar a fortalecer la demanda privada para permitir un crecimiento más equilibrado a mediano plazo.
China también debería mejorar su marco macrofiscal y modernizar su política monetaria para fortalecer la transmisión de las políticas de tasas de interés, dijo el FMI.
La economía se ha estado recuperando de una caída inducida por el coronavirus a principios de 2020, pero la recuperación sigue siendo desigual, ya que el consumo y la inversión privada están a la zaga del gasto estatal y las exportaciones.
El banco central de China reducirá el apoyo económico en 2021 y enfriará el crecimiento del crédito, pero es probable que los temores de descarrilar la recuperación impidan que endurezca pronto su política monetaria, afirmaron fuentes.
Para estimular el consumo, China debe mejorar sus redes de seguridad social para reducir los ahorros por precaución y abordar la desigualdad de ingresos, dijo el FMI.
China también debe reestructurar su sector bancario para permitir la salida ordenada de los bancos más débiles y profundizar las reformas del sector estatal para garantizar la neutralidad competitiva entre las empresas estatales y privadas, dijo el FMI.
El crecimiento esperado del 1,9% convertiría a China en la única gran economía que crecerá en 2020, aunque al ritmo anual más lento desde 1976, el último año de la Revolución Cultural de Mao Zedong.