El FMI acaba de publicar un documento en el que hace un llamado a las autoridades económicas de los países de América Latina a aplicar medidas fiscales, monetarias y financieras para mitigar el impacto del coronavirus en la economía, que podría desencadenar una crisis humanitaria.
El director para el hemisferio occidental del FMI, Alejandro Werner, indicó que los países de la región “han sido golpeados por la pandemia más tarde que otras regiones y, por lo tanto, tienen una posibilidad de aplanar la curva de contagio”. Además, indicó que la primera prioridad es asegurar el gasto en salud necesario para proteger el bienestar de las personas, hacerse cargo de los enfermos y ralentizar el avance del virus. “En países donde hay limitaciones en los sistemas de salud, la comunidad internacional debe dar un paso adelante y ayudarlos a evitar una crisis humanitaria”.
El ejecutivo del fondo destacó entre las medidas que se están tomando, el cierre de fronteras, de colegios y otras, lo que trae consigo una desaceleración en la economía mundial y disrupciones en las cadenas de abastecimiento, baja en los precios de los commodities, contracción del turismo y endurecimiento de las condiciones financieras globales. Esto “llevará a una detención en la actividad de muchos países de América Latina, dañando severamente sus perspectivas económicas. Para la región, la recuperación que estábamos esperando hace algunos meses no sucederá y un 2020 con un crecimiento negativo no es un escenario improbable”, sentenció Werner.
Werner mostró un mapa de América en el que se ve el nivel de preparación para afrontar la crisis del coronavirus. Ahí aparece un primer grupo en el que está Canadá y EEUU. En el segundo grupo está Chile, con varios otros países de la región, como Argentina y Brasil.
Para América del Sur, el economista plantea que se enfrentará una baja en los ingresos por exportaciones, debido tanto a la caída en el precio de los commodities, como a la reducción en los volúmenes exportados, especialmente a China, Europa y EEUU, que son importantes socios comerciales. El empeoramiento en las condiciones financiera afectará negativamente las economías financieramente integradas y aquellas con vulnerabilidades subyacentes. “Las medidas de contención en muchos países reducirán la actividad económica en los sectores de servicios y manufacturas por, al menos, el siguiente trimestre, con un rebote una vez que la epidemia sea contenida”.
En este escenario, Werner indicó que apuntar a medidas fiscales, monetarias y de mercados financieros “será clave para mitigar el impacto económico del virus. Los gobiernos deben usar transferencias de dinero en efectivo, subsidios a los salarios y alivios tributarios para ayudar a los hogares y empresas que enfrentan una detención repentina y temporal en la producción”.
“Los bancos centrales deben incrementar el monitoreo, desarrollar planes de contingencia y estar preparados para ampliar la liquidez de las instituciones financieras, particularmente de aquellas que prestan a pymes, las cuales pueden estar menos preparadas para sobrevivir disrupciones prolongadas. Asimismo, una temporal indulgencia regulatoria también puede ser apropiada en algunos casos”.
“Quiero reiterar la importancia de acciones decisivas por parte de todos nosotros para limitar las repercusiones económicas del coronavirus y evitar una crisis humanitaria. El fondo está listo para asistir y trabajar con países miembros en estos tiempo de dificultad”, afirmó Werner.