Un escenario un poco menos malo es el que ve ahora el Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la economía chilena en 2023.
De acuerdo al World Economic Outlook (WEO) de abril, dado a conocer este martes en Washington DC, la entidad ahora prevé una caída de 1% en el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile durante el presente año, cinco décimas menos profunda que la baja de 1,5% anticipada en febrero. De todas maneras, seguiría siendo el único país de la región que registre una contracción durante este ejercicio.
Otra nota positiva del informe del Fondo es que para 2024 sigue previendo que el Producto de Chile subirá 1,9%, lo mismo que en la revisión de febrero. Así, el escenario un tanto mejor para este año no se traducirá en uno peor el próximo, por lo que en el neto de los dos años la economía chilena quedará en un nivel más alto que el anticipado.
De todas formas, la estimación para 2023 es más pesimista que la realizada por el Banco Central durante la semana pasada, cuando anticipó una variación del PIB de entre -0,5% y 0,5%, abriendo la puerta a una expansión durante el presente año.
A pesar de esta mejora de Chile, América del Sur terminaría el año con una expansión de 1%, menor al 1,5% pronosticado en febrero, debido principalmente a un recorte de 3 décimas en la proyección de crecimiento de Brasil, la que ahora se anticipa de 0,9%.
En tanto, respecto de la inflación, el FMI anticipa que Chile cerrará el año con una variación de 5%, mientras que el promedio es de 7,9%. Mientras al termino de 2024 estará en 3%.
El balance de la cuenta corriente pasará de un déficit equivalente al 9% del PIB a uno de 4,2% este año y de 3,8% el próximo.
“Una recuperación dificultosa”
Ese es el nombre del capítulo uno del WEO de abril, en el que señala que “nuevamente la economía global está en un momento de alta incertidumbre, con los efectos acumulados de los shocks adversos de los últimos tres años”, en particular tras la pandemia y la guerra en Ucrania.
Así, el FMI recortó desde 2,9% a 2,8% su estimación de crecimiento para el presente año, a la vez que señala que la inflación global va a descender, pero a un ritmo más lento que anteriormente anticipado. Así, se pasará del 8,7% de 2022 a 7% a fines de 2023 y a 4,9% en 2024.
La desaceleración económica, señala el Fondo, estará concentrada principalmente en las economías desarrolladas, especialmente en la Zona Euro y en el Reino Unido, donde se verán variaciones de 0,8% y -0,3%, durante 2023, respectivamente.
Entre los riesgos para la evolución de la economía mundial, el economista jefe de la institución, Pierre-Olivier Gourinchas, puntualizó que hechos como la reciente inestabilidad en el sector bancario “nos recuerda que la situación sigue siendo frágil”. Asimismo, mientras la inflación ha retrocedido, esto se debe principalmente a una caída relevante en los precios de las energías y los alimentos, mientras la inflación subyacente aún no llega al máximo esperado en muchos países.
“Prevemos que la inflación subyacente de diciembre a diciembre se desacelere a 5,1% este año, una considerable revisión al alza de 0,6 puntos porcentuales respecto a nuestra actualización de enero, muy por encima del nivel fijado como meta”, señaló la entidad.
En este escenario, el FMI señala que con la “inestabilidad financiera contenida, la política monetaria debe mantenerse enfocada en bajar la inflación, aunque estando lista para realizar ajustes rápidos dependientes de los desarrollos en el sector financiero”.
En el WEO, el Fondo testeó un escenario en el que los bancos, frente a los crecientes costos de financiamiento y la necesidad de actuar con mayor prudencia, recortan aún más la concesión de préstamos. Esto llevaría a una reducción adicional en el producto global de 0,3% este año, puntualiza.
Riesgos para la estabilidad financiera
El FMI también presentó este martes su Informe sobre la estabilidad financiera mundial (GFSR), en el cual señala que desde la publicación anterior, de octubre del año pasado, “ha habido un rápido aumento de los riesgos para la estabilidad financiera poniendo a prueba la resiliencia del sistema financiero internacional”.
El informe explica que “tras la crisis financiera mundial de 2008, en un contexto de tasas de interés extremadamente bajas, escasa volatilidad y abundante liquidez, los participantes del mercado aumentaron su exposición a los riesgos de liquidez, duración y crédito, a menudo recurriendo al apalancamiento financiero para potenciar las rentabilidades. Debido a estas vulnerabilidades, los riesgos para la estabilidad financiera siguen siendo elevados,”.
En este contexto, los problemas en algunos bancos durante las últimas semanas, incluyendo Credit Suisse, “ha sido un claro recordatorio de las dificultades que plantea la interacción entre el endurecimiento de la política monetaria y de las condiciones financieras, por un lado, y el aumento de las vulnerabilidades, por el otro”.
De hecho, el Fondo plantea que nuevos elementos, como las redes sociales ha amplificado la difusión de estos eventos. Así, lo que parecía acotado a EE.UU. terminó propagándose a otros lugares del mundo rápidamente.