Bastantes esquirlas dejó esta semana la decisión de la DC de aprobar la idea de legislar de la reforma tributaria (RT), alejándose de las conversaciones que mantenían por cinco meses como oposición, encabezadas en lo político y lo técnico por personeros de la falange.

En lo inmediato, no solo le dio un triunfo al gobierno al viabilizar un proyecto que se vislumbraba como uno de los más conflictivos de su paquete de reformas, sino que produjo una sensación extraña en los otros partidos opositores, una mezcla de desconfianza y molestia.

A mediano plazo abrió una serie de interrogantes sobre qué sucederá en el plano político-legislativo con las reformas que se avecinan, como la previsional y la laboral, porque, sin duda, este gallito va dejando lecciones de lado y lado. Lecciones y preguntas que los únicos capaces de responder hoy con conclusiones más definidas son el gobierno y el oficialismo, ya que la oposición aún está dando vueltas en un laberinto donde nadie conoce la salida.

Para La Moneda, sin duda, esto es un triunfo. Primero, porque despejó las dudas de sus propios parlamentarios, que miraban con escepticismo las concesiones que estaban realizando para lograr la aprobación del proyecto.

Segundo, porque provocaron un quiebre en la oposición, con su consiguiente crisis. Y tercero, porque como admiten altas fuentes de gobierno, lograron avanzar con el proyecto que catalogan como el más difícil, porque si la oposición lo hubiera rechazado, los costos a pagar habrían sido evidentemente menores que si se negaran a legislar en lo previsional.

"Este es un maratón y estamos avanzando los primeros kilómetros. Si fuera una carrera de obstáculos, esta habría sido la valla más alta y compleja de saltar, porque es incomprensible que voten contra la previsional, y la reforma laboral constará de varios proyectos, unos más duros que otros", sostiene una alta fuente de Palacio.

Para seguir en este maratón, el gobierno ya comenzó a trazar las rutas. Insistirá en la necesidad de acuerdos y no en el pirquineo de votos para darles sustentabilidad a las reformas, y de forma institucional, porque recuerdan que en esta oportunidad se dialogó con todos: presidente del partido (DC), jefe de bancada y diputados integrantes de la comisión respectiva.

"Acá se llegó a un consenso con un partido de peso de forma institucional. Fue la cosecha de una siembra que fue bien larga", manifiestan, aunque reconocen que un objetivo a futuro es que las discusiones no se prolonguen tanto.

Y, por lo mismo, están dudando de que vuelvan a sentarse por tanto tiempo con el bloque opositor en una mesa técnica de trabajo, porque ya avistaron que los sectores como el PC y el Frente Amplio (FA) generalmente estarán en contra de casi todo, y se pueden entender mejor con otros partidos, individualmente, los más moderados -recalcan al mencionar a la DC y al PR-.

"Nuestra estrategia legislativa va a seguir apostando por la vía institucional, pero más bien a través de partidos, que sentarse en una comisión técnica al frente con toda la oposición, porque resultó ser poco productivo. A partir de ahora, se abre otra instancia para buscar acuerdos más amplios", reconoce una alta fuente ligada a las negociaciones.

Más coordinación interna

Si bien los parlamentarios del bloque oficialista resintieron quedar fuera de las conversaciones, al final respiraron aliviados y satisfechos, porque, además, se mostró liderazgo de un equipo que había sido cuestionado: "Lo bueno es que tenemos un equipo político encabezado por Blumel (Gonzalo, ministro de la Segpres), muy potente, que ha sido el gran responsable de esta buena semana para el gobierno", afirma el jefe de bancada de la UDI, Javier Macaya.

Como lecciones para los tres años que restan de gobierno apuntan a una mayor coordinación interna y que el Ejecutivo no olvide considerarlos en todos los tramos de negociación, porque en esta pasada vieron como demandas propias, como el reducir las contribuciones a los adultos mayores, aparecían negociadas por la oposición.

"Le hemos pedido muchas veces al gobierno conversar antes de que ingresen los proyectos, porque la lealtad debe tener un componente de buen trato recíproco, no se puede pretender que aprobemos todo como un buzón. También nos hubiera gustado que el Ministerio de Hacienda destacara nuestras peticiones, no solo las de la oposición", enfatiza el presidente de RN, diputado Mario Desbordes.

Y hacia afuera creen que el Ejecutivo debería enfocarse en los partidos más proclives al diálogo y no sumergirse en mesas técnicas que desgasten los temas. "Aquí quedó confirmado que hay una oposición que no se abre al diálogo, que va a terminar diciendo que no a todo, entonces ya sabemos que será más difícil optar por acuerdos con el FA y el PC", observa Macaya.

Mientras que Desbordes apunta al segundo punto: "Si se van a hacer mesas de diálogo, que sean con plazos acotados, no podemos estar seis o siete meses en ello, aunque preferiría que no hubiera grandes mesas de trabajo, hay que comprender que los grandes acuerdos son muy difíciles".

Un ala herida

La oposición quedó muy debilitada en este escenario, convirtiendo lo que podría haber sido un punto bueno en una derrota con un quiebre. Quiebre que mañana lunes los jefes de bancadas tratarán de vendar buscando un mínimo común para votar en la discusión en particular de la reforma tributaria, enfocándose en rechazar la integración.

"El gobierno anuncia un triunfo, pero creo que se metió en un callejón oscuro. Están gastando todo su capital político en la RT, que entre tanto adorno puede que no deje a nadie satisfecho ni tenga los resultados económicos esperados", comenta el diputado Giorgio Jackson (RD).

Más allá de si logran unirse contra la integración, de lo cual varios son escépticos, en el fondo lo que en el transcurso de las próximas semanas deberán definir es cuánto suma -o si definitivamente resta- la inserción de la DC dentro del bloque opositor, y aquí hay dos miradas que se enfrentan.

Una visión, la minoritaria, es cerrar la puerta y dejar a la DC fuera y pasar a ser una coalición de izquierda, en minoría.

La otra, quizás la más pragmática, recuerda que si no hubiesen tenido a la DC sentada a la mesa técnica, no habrían logrado que el gobierno admitiera errores en el Informe Financiero, entregara más información y dos propuestas con temas que no habían sido ni siquiera tocados en el proyecto, como el market maker o el 1% a regiones. Y bajo esa lógica, creen, vale la pena mantenerse juntos, al menos en el corto plazo, para no ser solo una oposición testimonial.

"Cuando enfrentamos un gobierno con un fuerte acento en los intereses empresariales, la unidad se transforma en un objetivo muy importante. Hemos hecho grandes esfuerzos con el pacto administrativo en la Cámara y en materia tributaria.

Pero la DC prefirió un acuerdo con el gobierno que con la oposición, lo que hace mas difícil la confianza para trabajar en conjunto", manifiesta en todo caso el jefe de bancada del PS, diputado Manuel Monsalve.

Como un intento de retomar esa confianza, en paralelo a las conversaciones de índole más política, la oposición seguirá adelante con su mesa técnica para la reforma previsional que se reunirá mañana a las 15 horas.

"Este grupo sigue totalmente su curso planificado de sesiones todos los lunes, con todos los técnicos y partidos, desde la DC hasta el FA, para buscar un acuerdo en un piso mínimo. De hecho, todos los que participan en esa mesa me han manifestado su apoyo, señalando que no se verá intervenido por la contingencia política de la RT", reafirma el titular de esta instancia, diputado Raúl Soto.

Ahora, este respaldo se caracteriza porque Soto conforma el grupo más progresista dentro de su bancada, quien incluso estuvo contra la decisión de apoyar la RT. Y, por lo mismo, muchos dentro de la oposición miran esta nueva comisión como la forma de restablecer las confianzas dañadas esta semana.