“Me tiene emocionada en lo que se ha transformado el 8M en Chile”, comenta Francisca Jünemann, presidenta de la Fundación ChileMujeres, entidad que nació en 2015, con el objetivo de lograr la igualdad de derechos y oportunidades laborales de las mujeres en nuestro país, principalmente mediante políticas públicas y empresariales. Aunque Jünemann aclara que desde su tesis universitaria en la Escuela de Derecho de la UC viene trabajando en el tema.
“Veo una conciencia profunda, no liviana, sobre las brechas para lograr la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres, las cuales se mantienen especialmente en la esfera laboral”, comenta, y agrega que “las desigualdades de género y entre las mismas mujeres son muy dolorosas. Lo importante es que la movilización de estos días traiga cambios profundos y no se quede en discursos efímeros”.
¿Cuál es la mayor urgencia legislativa con respecto a la equidad de género o bien, con respecto a las mujeres?
-Sala cuna, sin duda. Nuestro Código del Trabajo entrega sólo el derecho a las madres que trabajan en empresas con 20 o más mujeres contratadas, excluyendo al resto y desincentivando la contratación de mujeres al vincular el costo de sala cuna exclusivamente a las madres, no contemplando al padre. Y esto afecta más a las mujeres de menores ingresos, porque son ellas las que principalmente no pueden tener empleos por razones de cuidado de la familia al carecer de apoyo.
¿Qué otros temas legislativos o bien, políticas públicas, deben avanzar más fuerte?
-No hay nada más importante que aprobar la ley de sala cuna.
Pero hay otras iniciativas en el Congreso, como el proyecto de ley que busca aumentar el número de mujeres en directorios de empresas. Usted mencionó que el gobierno preparaba indicaciones, ¿sabe cuáles son?
-El gobierno está trabajando en una indicación que establezca como permanente el modelo de cuota recomendada del 20% los tres primeros años y del 40% los tres siguientes, para luego evaluar mediante un indicador la respuesta de las empresas y ver si es necesario o no transitar a un modelo de cuota obligatoria.
¿Cómo se compondría este indicador?
-Por la cantidad de directoras y por las empresas “cero”, que son aquellas que no tienen mujeres en el directorio, dando mayor flexibilidad en los resultados y un compromiso empresarial conjunto. Que haya evaluación y se tomen estos dos indicadores y no sólo uno, es positivo, porque el promedio de mujeres en los directorios no muestra que el 42% de las empresas hoy en Chile no tiene ni una sola mujer en el principal órgano del gobierno corporativo, con el problema de ausencia de diversidad básico que implica.
Pero a nivel de cultura empresarial, ¿se ve una evolución significativa con respecto a la participación de las mujeres en diversos cargos?
-Ha habido evolución, pero es lenta. En lo que más se ha avanzado es en mujeres directoras. Preocupa las pocas que llegan a gerentas generales o gerentas de primera línea, porque es reflejo de condiciones laborales que no les permiten tener carreras ascendentes. Pero lo más importante es no olvidar que menos de la mitad de las mujeres en Chile puede trabajar con una remuneración y mucho menos aún las de los quintiles de menores ingresos, afectando su libertad y dignidad.
Por lo general, los avances se dan en grandes compañías, muchas multinacionales, ¿pero qué sucede a nivel de pymes, tomando en cuenta que gran parte de las trabajadoras desempeñan sus labores en ese segmento?
-Como muestra el V Reporte de Indicadores de Género en las Empresas en Chile de los ministerios de Hacienda y de Economía, de la OIT y de ChileMujeres, que lanzaremos el viernes 15 de marzo, a nivel de trabajadoras, las microempresas y grandes empresas registran los niveles más altos de participación de mujeres y las medianas empresas los más bajos. En las gerencias de primera línea, las empresas medianas y grandes reportan los niveles más altos de participación de mujeres y las microempresas los más bajos. Y en cuanto a directorios, las grandes empresas registran la mayor participación de mujeres y las microempresas la menor.
Independiente de las transformaciones que se deben hacer a nivel legislativo y empresarial, ¿cómo se puede mover la aguja desde los colegios para lograr una sociedad más equitativa con respecto a género?
-Se debe partir desde antes de los colegios, primero en la casa, donde debemos educar a nuestras hijas e hijos por igual, sin darles roles distintos, donde deben ayudar de la misma manera y ver a su madre y a su padre compartiendo el cuidado y la crianza. Luego, en la educación parvularia y preescolar que son clave, porque es ahí donde se nivela la cancha con los estímulos adecuados. Y después en los colegios, motivando y dando el espacio para que las niñas y niños puedan desarrollar de igual manera sus habilidades humanistas, artísticas, deportivas, matemáticas, científicas y tecnológicas. Muchos sesgos de género laborales tienen su origen en sesgos educacionales.