Con la pregunta ¿Cómo sería un paradigma Friedman 2.0? finalizó ayer el gerente general de Quiñenco -el holding de empresas del grupo Luksic-, Francisco Pérez-Mackenna, su presentación en el VII Congreso de Empresa y Sociedad de Icare, La Transformación Productiva.
"La responsabilidad social de las empresas se satisface cuando, con sentido de propósito, las compañías usan los recursos en forma eficiente y socialmente responsable para hacer una contribución a la sociedad manteniendo en perspectiva a todos sus stakeholders y, como consecuencia de lo anterior, maximizan el valor a sus aportantes", dijo al público que lo escuchó durante los 21 minutos que duró su presentación.
A la salida del encuentro, el director de empresas como CCU, Banco de Chile y la firma de servicios portuarios SAAM, accedió a conversar con PULSO sobre los puntos que están marcando la discusión de la reforma tributaria: la reintegración, los beneficios de retornar a un sistema que hoy es el centro de la discusión , su cercanía con el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y las cosas buenas que tuvo la reforma que impulsó la administración de la exPresidenta, Michelle Bachelet en 2014.
También se dio tiempo para dar su opinión sobre la postura que tomó la oposición previo a que aprobaran la idea de legislar. Cree que hacia adelante, se debe ser más pragmático y pensar en el bien de Chile y el crecimiento económico.
Además, se reconoció optimista con el crecimiento económico del país. "Las bases están sentadas", asegura.
¿Cómo está viendo la discusión de la reforma tributaria? ¿es necesaria la reintegración del sistema?
-Un sistema integrado es mejor que un sistema desintegrado, porque es un sistema con memoria, que se acuerda de cuántos impuestos pagaron por cada una de las utilidades que está en cada uno de los cajones de la sociedad. Y esa memoria es útil, porque cuando hay que comparar la diferencia uno puede recordar, en el origen, cuánto fue que pagaron esas fuentes de ingresos. Por lo tanto, es una buena idea volver a integrar.
¿Tiene sentido esta reforma tributaria si se excluye la reintegración de los sistemas? Se ha amenzado con un rechazo a la reintegración que es el eje de esta reforma.
-Uno siempre puede llegar a lo mismo a través de otros mecanismos, pero la gracia de la integración es que es simple, por eso creo que es súper buena idea.
¿Cómo cree que el gobierno ha conducido la discusión de la reforma tributaria?
-Esta es una discusión bien compleja. Yo soy muy amigo del ministro de Hacienda, le tengo mucho cariño y fuimos compañeros de curso desde el colegio y en la universidad, así que creo que ha tenido un tremendo desafío de tratar de mantener el tema en discusión y ahora conseguir que se apruebe la idea de legislar, que es el primer paso, y ojalá que pueda sacar una buena reforma, porque Chile la necesita.
¿Y qué le parece la postura que ha mostrado la oposición? Costó alcanzar un acuerdo para aprobar la idea de legislar...
-Yo creo que hay un consenso de que la reforma tributaria del 2014 fue una mala reforma, que tiene muchos defectos y que no ha sido particularmente beneficiosa con la inversión y eso hay que cambiarlo. Es una buena oportunidad para mejorarla. Pero no es que todo haya estado malo en la reforma del 2014, también tiene cosas buenas.
¿Qué cosas buenas rescata de la anterior reforma tributaria?
-Creo que la rebaja al impuesto personal fue una buena cosa, pasar del 40% al 35% fue positivo. No quiero entrar en detalle, pero ese es un ejemplo. Pero este sistema parcialmente integrado, la renta atribuida, a mí no me gusta. El sistema parcialmente integrado no me gusta, porque tiene menos memoria de cuanto pagaron las utilidades en el pasado y la renta atribuida, porque no calzan los flujos de caja con los impuestos que hay que pagar.
¿Y qué espera de la oposición?
-Hay que ser pragmático y pensar en el bien de Chile y el crecimiento económico, la generación de empleo, las remuneraciones, y que Chile tiene que competir, entre otros con China y con el mundo. Hay que ser extremadamente pragmático.
¿Y qué le parecen comentarios de parlamentarios, entre ellos Yasna Provoste, que dicen que no van a votar a favor si es que no se le suben los impuestos a los más ricos?
-Prefiero no opinar de eso. Yo creo que el problema no es si (la reforma favorece a los) más ricos o más pobres, el problema es Chile, todos los chilenos.
¿Cómo está viendo el crecimiento económico? Se habla de lentitud, que había demasiadas expectativas que no se están cumpliendo.
-El crecimiento económico es de dulce y agraz. El 2019 partió con algunas dificultades, acuérdense que ha habido harta incertidumbre del comercio internacional, del acuerdo entre China y Estados Unidos. No está fácil, digamos. Pero creo que las bases están sentadas para que si hacemos las cosas bien, Chile que tiene una economía muy abierta, bastante eficiente, pero vamos bien. En ese sentido optimista.