Las comunas de Independencia e Iquique han aumentado en más de 100% el número de personas que viven en piezas de casa antigua o conventillo en los últimos 15 años, según el análisis realizado por el Centro de Investigación Social (CIS) de Techo Chile a partir de los datos del Censo 2017.
La investigación, titulada "Vivir en Conventillos: subarriendo y precariedad habitacional", analizó el gran aumento del hacinamiento que se está dando en los últimos años en nuestro país, en gran parte, debido a la migración, para lo cual se utilizaron datos del Censo 2017 más un estudio exploratorio en conventillos en las ciudades de Antofagasta, Gran Valparaíso, Gran Santiago y Gran Concepción, durante el primer semestre de 2018.
Del total de viviendas particulares en el país (6.486.533 viviendas), 5.167.728 son casas (79,7%). Al agrupar a quienes habitan en piezas en casa antigua o conventillos, se llegó a la cifra de 111.892 personas, de las cuales el 33,6% vive en situación de hacinamiento.
Uno de los datos más relevantes es el negocio del subarriendo que existe en esa modalidad de vida. Los resultados muestran que la ganancia por subdividir piezas en conventillos llegaría en promedio a cerca de $1,3 millones mensuales en los conventillos analizados. Incluso, en Santiago, la cifra alcanza a $1,6 millones para un promedio de 13 piezas por propiedad y un cobro de $145.835 por pieza.
El conventillo refiere a una pieza o grupo de piezas que constituyen una vivienda independiente. Están ubicadas a lo largo de un pasillo de uso común y tienen servicios comunes. También se consideran las construcciones arrendadas por piezas o conjunto de piezas que tienen servicios comunes (INE).
La razones
Uno de los resultados del último Censo 2017 reveló que existen 393 mil familias que requieren una vivienda en nuestro país, ya sea porque habitan en inmuebles irrecuperables, comparten su vivienda con otros hogares (allegamiento externo) o son familias extensas en un mismo hogar (allegamiento interno). Los diferentes tipos de carencias habitacionales se pueden observar en poblaciones antiguas, campamentos, villas de blocks, pero también en los crecientes subarriendos de piezas en conventillos.
"Justamente, la motivación de realizar el estudio es porque nos dimos cuenta que han aumentado bastante los campamentos en Chile (foco de Techo) y cuando fuimos a preguntarles a quienes viven ahí la razón de hacerlo, una gran parte contestó que era porque los subarriendos que pagaban en lugares con mucho hacinamiento eran demasiado caros", comenta Pablo Flores, director del CIS. El aumento de campamentos - según datos de Techo- es de 70% en los últimos cinco años.
Servicios y equipamiento
El análisis del Centro de Investigación Social (CIS) de Techo Chile ahondó, además, en cómo viven las personas en estos espacios. Según los resultados, el 74,5% de los conventillos mantiene una conexión eléctrica mediante medidor compartido y sólo el 19,5% tiene medidor individual. Además, el 55,6% afirma que existe cableado eléctrico precario y el 43,1% considera que la iluminación es deficiente.
En cuanto al equipamiento, un 81,5% de las personas encuestadas vive en conventillos con baños compartidos y un 32,3% presenta áreas comunes deterioradas. Por otra parte, un 47,7% de los referentes vecinales afirman que existen condiciones abusivas de arriendo. "Es muy difícil recolectar esta información, ya que los municipios no están facultados legalmente para entrar a una vivienda y ver cómo habitan las personas que subarriendan en conventillos", explica Flores.
De hecho, actualmente la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados está discutiendo una ley para poder regularizar la situación de este tipo de subarriendos.