Una de las metas autoimpuestas por el gobierno era que el crecimiento del gasto público crezca en promedio menor que al Producto Interno Bruto (PIB). Y se cumplió, ya que el gasto avanzó 3,4%, mientras que el Producto Interno Bruto (PIB) creció 4%.

Esta es la primera vez en 5 años en que hay una caída del gasto en relación al PIB, que marca un quiebre respecto de los 4 años previos y es el menor crecimiento del gasto público desde 2011.

Pero tanto o más importante que esa discusión es la composición de ese gasto público, ya que para los expertos lo principal es que ese impulso fiscal esté liderado por el gasto en inversión (capital) y no por el corriente.

Esa tendencia también se dio el año pasado, puesto que el gasto público en inversión logró subir 0,9% dejando atrás la racha de dos años consecutivos de caídas. Como contrapartida, el gasto corriente se desaceleró de 6,4% a 3,9%, alcanzando su menor nivel desde 2011.

Durante los dos últimos años de la anterior administración, la inversión pública retrocedió 4,8%, en 2016, mientras que el 2017 lo hizo en 3,1%. Por su parte, la ejecución corriente avanzó 5,6% en 2016 y 6,5% en 2017.

El gasto de capital corresponde a la inversión real y las transferencias que efectúa el Gobierno, pero que ejecuta el sector privado principalmente para la realización de obras de infraestructura.

Mientras que el gasto corriente se refiere a la adquisición de bienes y servicios que realiza el sector público en el ejercicio fiscal.

Los expertos valoraron este quiebre de tendencia, ya que es un impulso para el crecimiento de la inversión total. De hecho, al tercer trimestre la inversión creció 7,1% y se espera que muestre un alza del orden de 6%.

Tomás Flores, académico de la Universidad Mayor, subrayó que luego de dos años seguidos de caídas "esa tendencia se rompe el año pasado y la inversión de gobierno logró crecer en 0,9% en línea con la recuperación de la inversión total de nuestro país".

Cecilia Cifuentes, académica de la Universidad de Los Andes, subrayó que un elemento que llevó a mejorar la inversión en capital es la reactivación de los procesos de licitaciones, donde es el Estado quien gasta los recursos y el privado es el que ejecuta.

Con respecto al gasto corriente, ambos economistas valoraron la moderación que tuvo y la calificaron como una buena señal. "Da cuenta de una política de austeridad que estuvo ausente durante el gobierno anterior", acotó Flores, quien agregó que "esta austeridad junto con la recuperación de los ingresos fiscales seguirá mejorando la caja fiscal y reduciendo las necesidades de nueva deuda pública".

Para este año, las perspectivas apuntan a que el gasto total crezca en torno a 3,2%, en donde el gasto corriente debería expandirse en 3,7%, más moderado que el año previo, y el gasto de capital debería subir cerca de 1,2%.