
Gazitúa se despide de CMPC con mensaje sobre conflicto en La Araucanía: “La violencia está contenida, pero sigue latente”
Después de nueve años en la presidencia del holding forestal y empresa emblema del grupo Matte, Luis Felipe Gazitúa reconoció el mayor compromiso del gobierno en el tema, pero dijo que los problemas de fondo siguen vigentes. Por su parte, el nuevo presidente, Bernardo Larraín Matte, planteó que su primer desafío en el cargo es abordar el momento actual del comercio internacional, remecido por la guerra comercial.
Tras nueve años en la presidencia de Empresas CMPC, Luis Felipe Gazitúa dejó su lugar a Bernardo Larraín Matte, con lo que un integrante de la familia controladora vuelve a la cabeza del holding después del alejamiento de Eliodoro Matte Larraín en 2016.
Así quedó zanjado en el directorio posterior a la junta anual de accionistas que se llevó a cabo en la mañana de este jueves en su tradicional, pero remodelado, edificio del centro de Santiago, en Agustinas, a pasos de La Moneda. La asamblea sirvió para que Gazitúa se despidiera para asumir como presidente en el Bice, el recién fusionado banco que también controlará el grupo Matte tras absorber al Security.
En su discurso del adiós, además de agradecer a los Matte, tuvo varios énfasis con tintes más políticos referidos al conflicto en La Araucanía, el debilitamiento de la industria forestal y los incentivos para la inversión y el crecimiento.
“Si bien los hechos de violencia han disminuido, como consecuencia de cambios legislativos y un mayor compromiso de las autoridades, los problemas de fondo siguen vigentes, como la delincuencia, la pobreza y las limitadas posibilidades de desarrollo que la normativa admite para las comunidades mapuche”, dijo Gazitúa.
Palabras que a la salida de la junta, profundizó, haciendo referencia al atentado sufrido el domingo por el proyecto hidroeléctrico central Rucalhue, donde se quemaron 590 máquinas en el Alto Bío Bío: “La violencia está contenida, porque tenemos un estado de excepción que lo hemos transformado en permanente, ¿no es cierto? Pero la violencia sigue latente (...) las leyes han operado y hay gente presa, pero eso no es un tema que esté resuelto en el sur de Chile y lo grave es que la violencia es pobreza para esa zona, porque la violencia la sufre especialmente la gente que vive ahí“, reclamó. En esa línea, recordó que en 2024 hubo más de 500 atentados y que el inicio de este año fue muy complejo por los incendios forestales, casi todos provocados, donde incluso murieron cuatro brigadistas que trabajaban para la compañía.
Esta semana, además, se conoció que la Comisión Presidencial por la Paz y el Entendimiento, organismo impulsado por el Ejecutivo para lograr una salida al conflicto y donde han participado activamente empresas arraigadas en la zona como CMPC, está severamente tensionada por las presiones opositoras para que sus representantes no suscriban el acuerdo. Gazitúa mostró algo de esperanza al respecto: “Entendemos que ha habido avances en muchos aspectos, probablemente en otros no ha habido tanto, pero la fecha de plazo de entrega es el 30 de abril y nosotros esperaremos el 30 de abril con cierta ilusión”.
Pero el ahora expresidente levantó la voz también sobre los dolores que atraviesa la industria forestal en concreto, ante la drástica caída en la disponibilidad de madera. La superficie de plantaciones forestales disminuyó un 14% entre 2013 y 2023 y la superficie anual forestada se redujo en un 99% en los últimos 17 años. “En Chile falta madera y para hacer proyectos de inversión relevantes, donde la principal inversión está en las fábricas -por cada peso que uno compra en bosques, pone 7 pesos en fábricas-, si no hay bosques no hay posibilidad de invertir en la industria”, aclaró.
Estos problemas, sin embargo, no significan un repliegue en la inversión de la Papelera en Chile, pues aseguró que el país mantiene “ventajas competitivas innegables” para la industria forestal. “Esas ventajas, aunque amenazadas, siguen intactas, pero requieren de acciones potentes para que los empresarios, de todo tamaño, cuenten con el impulso y la seguridad que les permita volver a plantar e invertir”, añadió.
Y finalmente animó a los directivos de empresas chilenas a ser “protagonistas del cambio que nuestro país necesita para recuperar productividad y fomentar la inversión”. “Pidamos mejores regulaciones, menos burocracia, una contraparte estatal más moderna y generemos un sistema de aprobación de proyectos que apunte tanto al crecimiento como a la transparencia y a la credibilidad”, manifestó.
La prioridad del nuevo presidente
Ya ungido como nuevo presidente de Empresas CMPC, Bernardo Larraín planteó de inmediato que su primer desafío en el cargo es abordar el momento actual del comercio internacional, remecido por la guerra comercial que provocó el presidente estadounidense Donald Trump.
“Es difícil hablar de desafíos abstractos, cuando hay una situación contingente extremadamente compleja", partió explicando Larraín. “Nuestro país está integrado al mundo, nuestra industria está integrada al mundo y esta compañía está muy integrada al mundo”, advirtió. “Si se fue a una guerra comercial, es muy probable que se pierda dinamismo en el comercio internacional y eso genere un menor crecimiento económico a nivel agregado (...) ese va a ser un impacto que todo indica que va a ser negativo”, puntualizó.
Las ventas totales de CMPC el año pasado llegaron a US$7.700 millones, de los cuales US$3.500 millones fueron exportaciones y de ellas, entre los países más involucrados en el conflicto, a China se enviaron US$850 millones y a Estados Unidos US$560 millones.
En esa línea, indicó como necesario poner el foco en la competitividad y en la centralidad del cliente.
CMPC pretende invertir este año unos US$700 millones, de los cuales US$220 millones irán al negocio de celulosa, US$280 millones a la compra de plantaciones en Brasil, US$65 millones para su área de biopackaging y US$120 millones para su filial de productos tissue, Softys. Del monto total, un 45% será para Chile y 50% para Brasil. En ese país, CMPC tiene cifradas sus esperanzas en un proyecto de planta de celulosa llamado Natureza, en Río Grande do Sul, que demandaría una inversión cercana a US$5 mil millones, respecto del cual esperan recibir su licencia final en el segundo trimestre de 2026, para que el directorio lo apruebe.
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