Volvió al ruedo. Tras tres años alejado del sector privado de salud, Luis Romero asumió en octubre pasado, un par de días antes del estallido social, como gerente general de la isapre Nueva Masvida, perteneciente desde 2017 al holding norteamericano Nexus Partners, y que es una de las pocas de estas instituciones que no ha subido las tarifas de sus planes en los últimos años, y que no está integrada con la propiedad de clínicas.
Por casi quince años, Romero fue subgerente general de la isapre Colmena, donde terminó su ciclo con una filial en México y evaluando expansiones a Colombia y Argentina. Eso, hasta que cruzó el cerco en 2010 hacia el sector público, asumiendo como superintendente de Salud del primer gobierno de Sebastián Piñera, lo que en su momento causó controversia, dado que tendría que regular al sector del cual justamente provenía y con el que tenía cercanía.
Pero las vueltas de la vida lo llevaron de regreso al mundo privado. En diciembre de 2012, este boliviano de nacimiento y nacionalizado chileno un año antes de asumir como superintendente de Salud, dejó su cargo público para volver a enrolarse ocho meses después en Colmena, esta vez como gerente general, cargo en el que estuvo hasta octubre de 2016.
En su primera entrevista desde que volvió a la industria, el ingeniero civil industrial de la PUC plantea su visión de la industria de aseguramiento de la salud privada, que está atravesando por uno de los años con mayores cambios de su historia, con medidas administrativas como el igualamiento de precios entre nuevos planes de mujeres y hombres, que según el Minsal exigirá esfuerzos por $30 mil millones anuales a las isapres. Además, se plantea en el Congreso una reforma a las isapres que traería cambios más profundos, como disminuir las discriminaciones por preexistencias. Todo lo anterior, tiene a las aseguradoras de salud en intensas negociaciones con las clínicas para disminuir los costos de la industria.
En su vuelta al mundo de las isapres, ¿es una ventaja para usted haber sido superintendente y también gerente de una competidora?
-El desafío de aportar mis conocimientos como ejecutivo y como exsuperintendente a este interesante proyecto hizo que reconsiderara mi alejamiento y volviera a dirigir una isapre. Mi larga experiencia en la industria fue relevante en la oferta de Nexus para hacerme cargo de este desafío.
¿Cuál será su sello en Nueva Masvida?
-Mi objetivo es volver a posicionar a Nueva Masvida en el sitial que le corresponde, después del gran traspié en la que se vio involucrada, producto justamente de un pésimo manejo de parte de sus exejecutivos, que casi dejan a más de 300 mil afiliados fuera del sistema. Y como sello personal, el liderazgo mediante el trabajo en equipo y la política de puertas abiertas.
¿Cuál es el detalle del plan de inversión de la compañía?
-Nuestro grupo estaba analizando varias alternativas, pero obviamente esto se ha ralentizado por efecto del descontrol existente y estamos en una paciente espera por el momento.
¿Están en desventaja competitiva respecto a las isapres que están integradas verticalmente?
-Por ahora estamos en un lugar de privilegio, ya que el no estar integrados nos permite una mayor agilidad para llegar a acuerdos con todas las clínicas del sistema.
¿Cuáles son sus perspectivas de crecimiento en ingresos y última línea para 2020?
-Nuestro objetivo es mantener ingresos similares a los de 2019, pero lograr mejores resultados, dados principalmente por un plan de optimización de procesos que iniciamos en 2019 y continuaremos durante el primer semestre de este año. Con esto queremos mejorar sustancialmente nuestros resultados.
¿Qué innovaciones y reestructuraciones están haciendo?
-Estamos invirtiendo en automatización de procesos y tecnología, que nos acerquen cada vez más a nuestros afiliados y les permitan obtener sus beneficios de la forma más fácil y expedita posible. También en seguridad computacional, donde vemos a futuro mayores amenazas externas.
Desigualdad entre salud pública y privada
Llegó a Nueva Masvida junto al estallido social, ¿cómo han sido estos meses para usted y también para la empresa? ¿Les ha afectado el negocio este nuevo clima social?
-Fue un brusco aterrizaje, desde una vida tranquila a instalarse en Miraflores con Merced, cerca de áreas muy conflictivas. Inicialmente el shock fue total y la mayor preocupación fue cómo mantener a colaboradores y clientes a salvo. Luego, nos dimos cuenta de que nuestro trabajo era fundamental para apoyar a nuestros afiliados en estos difíciles momentos y, gracias a un esfuerzo extraordinario de toda nuestra gente, pudimos volver muy pronto a la normalidad.
¿Qué mea culpa tiene el sector privado de la salud frente a las demandas que se han escuchado? ¿Qué se podría haber hecho mejor en los últimos años?
-El sector privado, prestador-asegurador, ha logrado posicionar a la medicina chilena dentro de las mejores del planeta, pero ha sido pésima en contar su relato.
Por otro lado, para un país como Chile, nuestros servicios de salud públicos dejan mucho que desear y no han avanzado a la misma velocidad que el resto de la economía, aumentando, sin duda, su desigualdad con el sector privado.
La miopía política ha evitado una complementación público-privada que produzca eficiencia a menores costos, lo que siempre ha sido bloqueado por políticos antiprivados, aunque esto sea a costa de peores servicios y largas esperas de las personas más necesitadas.
¿Está a favor de una nueva Constitución? ¿Le agregaría a la Carta Fundamental algo en especial respecto a la salud?
-Creo que esta es una decisión muy particular de cada uno y solo espero que, cualquiera sea el resultado, ayude a que los chilenos se reencuentren, se termine esta odiosa polarización y se elimine el vandalismo y la violencia, que está destruyendo al país.
En contra de devolución de excedentes y a favor de un plan único de salud
¿Qué echa de menos en los cambios que ha anunciado el Minsal para reformar a las isapres?
-Los cambios del Minsal han ido en la dirección correcta, pero han sido incompletos y las últimas reformas han ido en contra de la protección a la salud.
La tabla plana entre mujeres y hombres que se utilizará desde abril no soluciona el problema, es necesario ir hacia un Plan Único de Salud con un Fondo de Compensación de Riesgo total inter-isapres. Entiendo que ésta es una opción que se está analizando y que podría ver la luz pronto, lo que sería un gran paso.
La devolución de los excedentes a las personas es una patada a la mesa. La cotización de salud fue muy protegida por muchos años, lo que impulsó un desarrollo meteórico de la medicina en Chile y ahora se puede soslayar, lo cual encuentro grave y que va nuevamente en contra de las personas con menores ingresos. También va en la dirección opuesta a una mayor solidaridad en el sistema global, y podría afectar fuertemente a Fonasa en el mediano plazo.
¿Por qué asevera que la devolución de excedentes va en contra de la protección de la cotización de salud, del desarrollo de la medicina en Chile y de la solidaridad del sistema, incluso de Fonasa?
-La cotización de salud es un monto del sueldo que cada persona destinaba a salud, esto es a Fonasa o a una isapre. Su liberación permitirá que personas jóvenes destinen menos de su 7% a salud y que al final de cada año recuperen las diferencias en dinero, disponible para cualquier efecto, libre de impuestos. Por lo anterior, podrían abandonar Fonasa y comprar un plan mínimo en alguna isapre, para lograr recuperar estos valores. Su contribución al Fonasa se perdería y justamente son los jóvenes los que apoyan a las personas mayores en sus gastos, con lo que se disminuiría la solidaridad. El efecto en las isapres será menor, ya que los precios de los planes son expresados normalmente en UF, sin embargo existen planes colectivos al 7%, en los cuales pasaría lo mismo que describí con Fonasa.
¿Ha crecido el riesgo regulatorio de las isapres? ¿Es viable a largo plazo esta industria?
-Las isapres siempre han caminado por una cuerda floja y necesitan una definición país, una ley adecuada y un horizonte de tranquilidad.
Los últimos gobiernos, de ambos lados, han sido incapaces de establecer una normativa para una industria que da protección a tres millones de personas.
Creo firmemente en la competencia y en que la mejor opción para perfeccionar todo el sistema de salud es optimizar Fonasa y no destruir las isapres.
¿Estima viable una tarifa única entre todos los beneficiarios del sistema y que exista solidaridad entre las distintas aseguradoras?
-Lo viable es un Plan Único, pero no una tarifa única, ya que cada isapre tiene ventajas y desventajas competitivas y, además, segmentos de mercado distintos.
¿Qué nuevas líneas de negocios o servicios, incluso espacios de eficiencia o reducción de costos, están preparando para compensar las posibles menores ganancias que tendrán luego de estas medidas anunciadas por el Minsal?
-Estamos trabajando en optimizar todos nuestros procesos, incorporando tecnología e innovación para reducir nuestros costos operacionales. También nuevas formas de convenios con prestadores que optimicen las atenciones, reduciendo los costos y también los copagos de nuestros afiliados.
¿Le parece que el IPC de la salud ayudará a rebajar las judicializaciones?
-El IPC ha existido hace muchos años. Cuando yo estuve en la Superintendencia, lo calculamos con un excelente modelo diseñado por el INE. Lamentablemente, no tuvo efectos en los jueces. Espero que ahora se tome en cuenta, ya que hoy nos vemos traspasando el dinero de nuestros afiliados a abogados litigantes, tanto así, que este año van a tener por lejos mejores utilidades que las mismas isapres. Esto, en desmedro de muchos beneficiarios y a favor de un puñado de abogados, lo que resulta vergonzoso y nadie le ha puesto ojo.
Las cifras de alzas en el IPC de la salud, de entre el 4% y el 5,2% entregadas por el Minsal, reflejan lo que históricamente ha pasado en Chile: el costo de la salud sube entre un 4% y un 7 % por sobre el IPC. Esto, por el envejecimiento de la población y por la incorporación de nuevas tecnologías.