El jueves pasado, la Superintendencia del Medio Ambiente levantó cargos contra GNL Quintero, el principal terminal de regasificación de gas natural licuado del país, debido a la falla de una de las estaciones de monitoreo que opera la compañía a través de un tercero.
Fue un episodio de la crisis ambiental de la zona, que ha ocupado gran parte del tiempo de los ejecutivos de la compañía. Su gerente general, Antonio Bacigalupo, y el gerente de Sostenibilidad, Alfonso Salinas; además de asegurar que la medida que generó el proceso sancionatorio ya está corregida, enfatizan que todos los actores de la bahía, las comunidades, las industrias y el Estado, deben ponerse manos a la obra y realizar un trabajo conjunto.
Pero al mismo tiempo lanzan un mensaje claro: la operación del terminal de gas no tiene relación alguna con los episodios de intoxicación.
Esta semana la autoridad ambiental les levantó cargos. ¿Cuál es su mirada respecto a las causas de la crisis ambiental?
-AB: Mirando la situación general de la bahía, nosotros como GNL Quintero somos de las empresas más nuevas en la zona, con poco más de nueve años de operación. Y hemos sido testigos de que ha habido un problema de contaminación histórica en el lugar que ha afectado a la población y que nos afecta, porque somos parte de la comunidad.
Tenemos alrededor de 100 empleados nuestros y contratistas directos que viven en Quintero y Puchuncaví y nos interesa que a la comunidad le vaya bien. Desde el inicio de nuestras operaciones hemos tenido una operación limpia. Pero el gas natural tiene características físico-químicas que hacen que sea imposible ser parte de un problema de contaminación.
-AS: Es evidente que en estos momentos en la zona se ha acentuado un gran escepticismo. Es entendible que la gente dude de lo que uno está diciendo.
Pero existen ciertas condiciones objetivas y básicas que dan luces que el gas natural, que es metano, si llegase a tener alguna responsabilidad, que es lo que se le adjudica, significa que tendría que estar presente donde están las poblaciones, y eso físicamente es imposible, porque al ser más liviano que el aire, se va hacia arriba.
Es igual que un globo de helio. Eso está súper medido. Es inconcebible, imposible que hubiera metano desde Puchuncaví hasta Quintero.
La formulación de cargos se relaciona con una falla de un sistema de monitoreo. ¿A qué se debió?
-AS: Es evidente que toda esta crisis es una situación súper grave que ha causado conmoción pública, que ha hecho referirse a ella desde el Presidente de la República hasta los medios de comunicación.
En ese contexto, la autoridad ha hecho fiscalizaciones exhaustivas en todas las industrias, independientemente que, en nuestro caso, tenemos la completa convicción que no tenemos relación alguna con esta crisis.
La única vinculación que tuvimos recientemente es que nosotros tenemos dos estaciones de monitoreo de calidad del aire, una en el sector rural y otra en el centro Quintero. La empresa que opera esas estaciones es SGS, que tiene 2.400 oficinas en todo el mundo.
Esa empresa opera y mantiene la estación, y uno de los equipos que mide hidrocarburos presentó problemas y no pudo operar el primer día de las masivas intoxicaciones, el 21 de agosto. Ese día puntualmente falló. Por eso la autoridad levantó cargos.
¿Cuáles serán sus próximos pasos?
-AS: Lo estamos analizando. Hay que estudiarlo muy bien. Lo que nosotros queremos es que esto sea totalmente transparente, somos los principales interesados en dilucidar las causas. Este equipo que falló se reemplazó para todos los siguientes días por equipos nuevos.
¿Qué pasa con las emisiones contaminantes de los buques?
-AB: Los buques que llegan a GNL Quintero no tienen emisiones de venteos, que es la preocupación que tiene la autoridad. Los buques que atracan en el muelle de Quintero tienen prohibición de emitir cualquier venteo.
¿Cómo sienten que se ha manejado la crisis?
-AB: La autoridad está haciendo su trabajo. Creemos que es una situación compleja, que no es fácil de resolver, donde han realizado un esfuerzo muy importante de fiscalización a las distintas entidades.
Nosotros estamos colaborando porque tenemos el interés que todo el mundo, que se esclarezca la situación y por eso estamos aprobando esta iniciativa público-privada que es instalar los equipos específicos requeridos para identificar los hidrocarburos no metálicos que pudieran estar afectando esta situación.
Buscamos poder trabajar conjuntamente en una agenda donde se desarrolle sustentanblemente la bahía, donde sea compatible un desarrollo industrial bien conceptuado y una comunidad. Esto es posible.
¿Cómo creen que debiera resolverse esto?
-AS: Estamos convencidos que la única solución posible es una en que puedan trabajar de manera conjunta y mancomunada, cada uno en su rol y su espacio todos los actores: la comunidad, sin duda, con un proceso abierto y participativo.
Es una comunidad súper afectada y nosotros empatizamos y entendemos eso. En conjunto, las empresas, que tienen que hacerse cargo de las brechas que debieran existir de manera real, medible y concreta, y el Estado en su rol. Eso es una sociedad madura. Si esta crisis se traduce en patadas y combos, es muy difícil progresar. Los desafíos son complejos, pero posibles.
Ustedes llegaron hace nueve años. ¿Por qué decidieron instalarse en una zona donde ya había muchas industrias?
-AB: La bahía de Quintero tiene características naturales que la hacen una bahía bastante protegida y donde llegan las embarcaciones de muchos de los productos que se consumen en la zona central de Chile. Es el lugar natural para desarrolar actividades ahí.
-AS: Pero por lo mismo, es importante recalcarlo enfáticamente. Junto con los desafíos costructivos, ingenieriles, operacionales, existía un desafío medioambiental y comunitario y nos abocamos de cabeza a trabajar en ello.