Finalmente, tras el fracaso de las negociaciones entre los agricultores del río Aconcagua para acordar un plan de redistribución y garantizar el consumo humano en la zona, el 14 de junio la Dirección General de Aguas (DGA), del Ministerio de Obras Públicas emitió dos resoluciones en donde informa la intervención de la cuenca y establece límites de extracción del recurso hídrico para los usuarios.
La aguda sequía que enfrenta la Región de Valparaíso, desde 2009, ha ido aparejada a un déficit de lluvias, de nieve caída y, por tanto, del agua almacenada en los embalses. Los Aromos, que abastece a 1.600.000 personas en el Gran Valparaíso y litoral norte de la región, tiene a la fecha un 20,3% de su capacidad, lo que ha puesto en riesgo la continuidad del servicio que presta la sanitaria Esval.
Así, la DGA desarrolló un nuevo modelo de redistribución, en el que redujo el volumen objetivo de recarga de Los Aromos: de 25,38 a 19,24 millones de m3 de agua al 5 de septiembre de este año. La diferencia será destinada para mantener un caudal de 500 l/s en la planta de tratamiento de agua potable de Esval en Concón, una vez se llegue a esa meta.
En esa comuna, además, ordenó a la sanitaria mantener un caudal medio diario de 100 l/s en la desembocadura del Aconcagua, “para preservar la función ecosistémica del humedal”.
Con el objetivo de rellenar el embalse, el servicio ordenó a las tres juntas de vigilancia que administran los derechos de aprovechamiento de agua del río, redistribuir el recurso y “reducir al mínimo los daños generales derivados de la sequía, especialmente para garantizar el consumo humano, saneamiento y el uso doméstico de subsistencia, como asimismo la preservación de las funciones ecosistémicas de las aguas”, dice la resolución, junto con establecer que será el director regional de la DGA, Héctor Neira, el ministro de fe que fiscalizará el cumplimiento de las medidas dispuestas.
En una segunda resolución, el servicio estipuló medidas específicas para cada organización: a la primera sección (que contempla las comunas de Los Andes, San Esteban, Rinconada, Calle Larga, Santa María y San Felipe, Colina y Til Til), mantener un caudal constante de 300 l/s en la planta de agua potable de Esval en Los Andes; disponer un afluente de 1,40 m3/s en la estación fluviométrica de San Felipe de lunes a sábado; y no extraer agua por 42 horas, entre sábado y lunes.
A la segunda junta de vigilancia (que considera a San Felipe, Panquehue, Catemu y Llay Llay) ordena disponer de un caudal de 1.350 l/s en la planta de Esval Las Vegas; mantener un caudal continuo de 2,3 m3/s en la estación Romeral, entre lunes y sábado; y cerrar sus compuertas también por 42 horas.
A la tercera sección del río (que incluye Quillota, Nogales, La Cruz, La Calera, Hijuelas, Limache y Olmué) mandata disponer un caudal permanente de 70 l/s en la planta de Esval en La Cruz; mantener un caudal de 4,8 m3/s entre domingo y martes, a la altura de la estación Puente Ferroviario; y cerrar las compuertas por 102 horas, de martes a sábado, para dejar correr el agua del río en dirección al embalse.
A las tres secciones también obligó el reporte de “los caudales medios diarios redistribuidos (...) al menos una vez al día”.
La DGA ya había emitido una resolución de similares características en 2021, cuando limitó el riego de más de cuatro mil agricultores para evitar el racionamiento de agua potable en Valparaíso.
En esta oportunidad, el mandato del servicio es más generoso con los usuarios de Quillota que con los de Los Andes y San Felipe: les dio seis horas más de riego de lo que ellos habían propuesto en la fase de negociaciones; en cambio, a los del interior, seis horas menos.
El presidente de la primera sección, Javier Crasemann, dijo que toda la cuenca del Aconcagua sufre de grave sequía, porque “hay menor disponibilidad de agua y mayor demanda por un crecimiento sin planificación, ni acorde a la capacidad del río, el que ya no es capaz de asumir ese aumento que han generado. Por eso, insistimos en que se necesitan reservas, nuevas fuentes de agua, disminuir pérdidas, hacer eficiente a la cuenca con obras y sumar a las aguas subterráneas en la disponibilidad, para así lograr el equilibrio y sustentabilidad de esta”.
A Mirko Yakasovic, presidente de la segunda sección, le molestó la intervención y dijo sentirse solo en esta “lucha”, pues considera que “el problema no es esta intervención en particular, el problema es que este gobierno está haciendo lo mismo que el anterior en material de sequía: nada. La sequía no es de ahora, venimos haciendo propuestas desde hace años y no nos escuchan. Acá lo que se requiere es infraestructura para hacer un buen uso del recurso y es el Estado el que debe invertir en ello. Este valle se está secando y nos siguen pidiendo más y más agua. La agricultura no puede ser menos importante que regar el pasto de los jardines”.
Por su parte, Santiago Matta, gerente de la tercera sección, comentó que “la intervención vino a tiempo, el año pasado nos intervinieron en agosto y eso fue pernicioso y generó mucho daño en la agricultura, sobre todo en la tercera sección. Por otro lado, la DGA acogió el dictamen de la Contraloría y aumentó de 36 a 42 horas el cierre de las compuertas de la primera y segunda secciones”.
Asimismo, considera que “es positivo mantener un caudal ecológico en el río, que siga su curso durante todo el año (...) asegurar al humedal de Concón, zona que ha estado muchos años sin agua, por tanto, va a regenerar el acuífero. Los regantes de la tercera sección están bastante contentos. Hoy la misión es llenar el embalse Los Aromos”.
Alejandro Salas, gerente regional de Esval, dijo que “creemos que (un acuerdo de redistribución de aguas) era la mejor vía para enfrentar en conjunto el grave déficit hídrico” y que existe “una nueva realidad en nuestra región, que se está desertificando”.
La sanitaria espera que con esta medida se logre completar el volumen proyectado en Los Aromos. En paralelo, aseguró el ejecutivo, “estamos desplegando todos nuestros esfuerzos para distribuirla de la forma más eficiente posible”.