Una mirada crítica sobre los pasos que siguió el Banco Central esta semana tiene Gonzalo Sanhueza. El socio y director de Econsult y exintegrante del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) dice que los movimientos alcistas de la tasa de interés y la ruta fijada por el instituto emisor para la política monetaria complicará el ajuste fiscal que debe hacer el gobierno para iniciar el camino de convergencia. Esto, porque al tener una política monetaria al alza y un gasto público cayendo, puede generar un escenario contractivo para la actividad. “Desde ese punto de vista, estimo que hubo una sobrerreacción del Banco Central”.
Sanhueza fue nombrado este viernes como nuevo presidente del Comité de Políticas Públicas de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa).
El Banco Central junto con subir la tasa de interés en 75 puntos base delineó una ruta alcista que terminará, en el escenario base, en un 3,5% a mediados de 2022. ¿Actuó bien el ente rector para controlar las presiones inflacionarias?
- El Banco Central sobrerreaccionó con su política monetaria y eso me preocupa, porque no deja espacio para el ajuste fiscal. Uno habría esperado en el encuadre macroeconómico que primero se produjera el ajuste fiscal, y que la tasa de interés se mantuviera por más tiempo baja. Pero al sobrerreaccionar a una inflación que todavía no sabemos si es transitoria o permanente, le quita espacio a la política fiscal.
¿El Banco Central debió esperar?
- Si uno mira el discurso de Jerome Powell en Estados Unidos, es uno donde entrega muchos argumentos que dicen que esto es transitorio y que por eso van a esperar un poco de más de tiempo para ver cómo evoluciona. Además, el tema de que la pandemia ya pasó no es tan claro, entonces hay algo de sobrerreacción al tema de la inflación. Pero lo que más me preocupa es el encuadre y la coordinación que tiene que haber entre el Banco Central y Hacienda, porque el Consejo Fiscal Autónomo publicó hace una semana un documento donde plantean que el ajuste fiscal tiene que comenzar a fines de este año, pero si eso se combina con un Banco Central subiendo la tasa de interés se complica el ajuste fiscal, porque podemos terminar con un escenario económico muy recesivo. Entonces, desde ese punto de vista, estimo que hubo una sobrerreacción del Banco Central.
¿Su crítica apunta al haber definido tan explícitamente la trayectoria alcista de la política monetaria?
- No solo lo que indicó en el Informe de Política Monetaria, sino que el Banco Central ya aumentó en un par de meses la tasa de interés en 100 puntos base pasando del 0,5% al 1,5%. Cuando haces eso y, además, se anuncia que la seguirá subiendo, y que en su escenario de riesgo plantea incrementos bastante significativos, el mercado asimila que este ajuste será similar al de 2010-2011 cuando subió 450 puntos base en un año, entonces parecía que el BC está viendo que este ciclo será similar a ese período, en circunstancias que este ciclo es muy distinto. La pandemia y las consecuencias de ella es un evento que no habíamos visto nunca, entonces no puede salir con la misma receta anterior, porque aquí claramente el sector fiscal tuvo que sobregastar para compensar los ingresos de las familias. Habría preferido que se fuera retirando el estímulo fiscal antes. Los niveles de ahorro son mínimos y hay que recuperarlo, pero se necesita hacer ajuste fiscal y para eso la tasa de interés tiene que estar baja.
¿Ve que hubo una falta de coordinación entre el BC y Hacienda?
- No se cómo se están coordinando, pero el Banco Central autónomo tiene establecido que hay mecanismos de coordinación con Hacienda. El ministro participa en las reuniones del consejo, pero como este es un fenómeno nuevo, esta coordinación es más importante que nunca. Si se mira el Informe de Política Monetaria, pareciera que no hay tanta coordinación como debería haber. Uno ve que hay bancos centrales que están esperando más tiempo para que el sector publico deshaga sus estímulos fiscales. Todo lo que aumente la tasa de interés le quita espacio para hacer un mayor ajuste fiscal. Es más urgente el ajuste fiscal. Ya nos consumimos los ahorros, estamos con un nivel de deuda muy alto. Si no hacemos ajuste fiscal pronto, cada vez se hará más complejo.
Algunos economistas afirmaron que en el escenario del Banco Central estaba implícitamente incorporada una caída del gasto público del orden del 25% para alinearla con su alza de tasas. ¿Comparte esa proyección?
- Esa es una lectura entre líneas y tiene que ver con las menciones que hace el Banco Central de balance fiscal y las convergencias a la meta. Pero si ese fuera el escenario base, el BC no tendría que subir tanto la tasa de interés. Me cuesta pensar, que por la forma en que la subió y el anuncio de que seguirá ese camino elevándola rápidamente, tenga un escenario central de caída del gasto del 25%.
El principal argumento que entrega el BC para subir la tasa son las mayores presiones inflacionarias. ¿No lo ve como un riesgo tan latente?
- No es claro. Son muy pocos meses de inflación alta. Se asustó porque saltó la inflación, pero no es claro que sea permanente. El BC pudo tomar un poco más de tiempo para ver la evolución de la inflación y dar espacio para el ajuste fiscal. Vamos a estar discutiendo el presupuesto 2022 a fin de mes y será complicado que venga con un ajuste fiscal si, además, hay un alza de tasas como lo plantea el BC. Esa es mi principal visión de que hubo una sobrerreacción y de que se asustó por el tema inflacionario. Tenemos un nivel de incertidumbre enorme.
Una de las críticas que hacen los economistas es que el gobierno al extender el IFE Universal hasta noviembre presionó aún más el gasto público en lugar de comenzar a retirarlo de a poco. ¿Fue un error extenderlo?
- En algún momento fue importante hacer esas políticas masivas, pero una vez que se generó la apertura de la economía se debió comenzar a concentrar esos recursos a la recuperación del empleo. Si vemos el nivel de empleo, aún falta un millón de puestos de trabajo por recuperar. Los recursos tienen que estar focalizados en esos grupos de personas, en la medida que la economía no se tenga que cerrar nuevamente por algún nuevo rebrote. Entonces tendremos que hacer espacio en el presupuesto haciendo reasignaciones para apoyar a este grupo de personas para que recupere su empleo. No podemos seguir aumentando el déficit y la deuda, por ello hay que reasignar.
¿Cuál es la viabilidad política de comenzar a hacer un ajuste fiscal importante el próximo año, considerando que habrá un nuevo gobierno?
- El ciclo político será muy distinto a los anteriores, porque hasta ahora todos los gobiernos llegaban y había un gran nivel de ahorros acumulados, excepto para la crisis 2009 pero, en general, siempre había un nivel de ahorro alto y una deuda baja y déficit fiscal bajos. Ahora el gobierno que llegue tendrá que enfrentar sí o sí un ajuste fiscal importante, para que no se desanclen las expectativas de deuda, lo que afectará el riesgo país y la tasa de interés.
¿Ajuste fiscal sí o sí?
- Nunca es un buen momento para hacer un ajuste fiscal, siempre habrá un argumento de por qué es mejor hacerlo gradual o postergarlo porque es una decisión dura. Ahora, cuando se hizo el aumento de gasto en 2020-2021 hubo un acuerdo de que se pudieran retirar esos estímulos cuando se terminara la pandemia. Si esto no ocurre, nos pasará lo que le ha sucedido a muchos países latinoamericanos y a Chile en el pasado, de que empezamos a acumular niveles de deuda más allá de los sostenible. Una de las cosas que no ha hecho el gobierno y que el Consejo Fiscal Autónomo trabajó bastante es tener un ancla fiscal. Nosotros no tenemos un ancla fiscal que es tener un nivel de deuda prudente que sea un objetivo máximo, si eso lo tuviéramos le daría mucha más tranquilidad al mismo Banco Central. Pero no he escuchado que se esté avanzando en eso.
El Banco Central ajustó las perspectivas de crecimiento a la baja para 2022 y 2023. ¿Se ve complejo recuperar el crecimiento?
- El ciclo económico creo que será mucho más largo de lo que piensa el BC. El 2022 todavía será un año bueno porque habrá mucho impulso externo, crecimiento de socios comerciales, y se mantendrá algo de impulso producto de la mayor liquidez. Además, hay recursos que están en las cuentas de ahorro de las personas y holguras de capacidad reflejadas en el mercado laboral. Así podemos tener un ciclo de 1 a 2 años con crecimientos de entre el 3% y el 3,5%. Ya hacia 2023 y 2024 deberemos estar preparados para un escenario de una mayor desaceleración producto que se empezará a subir la tasa de interés en Estados Unidos y las políticas fiscales en el mundo se empezaran a deshacer.
La mayoría de los candidatos presidenciales tienen en su programa reformas tributarias. ¿Ve que será una discusión que se dará desde el primer día del próximo gobierno?
- Para recaudar más y estabilizar la situación fiscal, lo más rentable es reimpulsar el crecimiento. Si vemos que se implementan realmente políticas públicas que ayuden a mejorar el PIB tendencial del 1,7% y lo logramos llevar a un nivel del 3,5% se resuelve parte del problema. Pero para eso se requieren políticas públicas que incentiven la inversión y la innovación. Después se tiene que pensar en reasignaciones del gasto a través de un programa de modernización del Estado. No obstante, tendremos que discutir una reforma tributaria, pero espero que esa reforma la podamos discutir con tiempo y no hagamos algo a la rápida, como se han hecho las últimas reformas tributarias.
Pero dado como está el Congreso y la política actual, ¿ve espacio para una discusión como la que plantea?
Eso dependerá mucho de la ciudadanía cuando elija a los diputados y senadores. Hay un buen examen de la ciudadanía en noviembre. Lo que la ciudadanía ha demostrado es que es bastante moderada. Creo que desde el punto de vista de los equipos económicos de los candidatos hay personas bastante serias y buenas con las que se puede trabajar, ahí no hay ningún problema.