Los bancos centrales de las principales economías del mundo advirtieron que mantendrán las tasas de interés tan altas como sea necesario para contener la inflación, incluso a pesar de que estaban en su punto álgido de dos años de endurecimiento sin precedentes de la política monetaria global.
El mantra “tasas más altas durante más tiempo” es ahora la postura oficial de la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, y de él se hicieron eco los responsables de política monetaria desde Oslo a Taipéi.
Para los banqueros centrales, que fueron reprendidos primero por haber detectado tarde el repunte postpandémico de la inflación y luego amonestados por exagerar su respuesta, el premio de devolver la economía mundial a unos precios estables sin recesión está ahora a la vista.
Mercados financieros
Su tarea consiste en convencer a los mercados financieros de que no deshagan su trabajo apostando a recortes anticipados de tasas, y en estar atentos a nuevos riesgos como el alza de los precios del petróleo, mientras esperan que los gobiernos ayuden con presupuestos que no alimenten aún más la inflación.
“Tendremos que mantener las tasas lo suficientemente altas durante el tiempo suficiente para asegurarnos de que hacemos el trabajo”, dijo este jueves el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, después de que la entidad decidiera por estrecho margen mantener su tipo principal en el 5,25%.
Mensajes opuestos
Las autoridades de la Fed transmitieron un mensaje similar el miércoles. Mantuvieron la tasa de referencia en el 5,25%-5,5%, pero subrayaron que seguirán siendo duros en una lucha contra la inflación que ahora ven duradera hasta 2026.
En Europa, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, insistió la semana pasada en que no se podían descartar nuevas alzas en la zona euro, compuesta por 20 países.
Los bancos centrales de Noruega y Suecia indicaron el jueves que podrían volver a subir las tasas e incluso el Banco Nacional de Suiza mantuvo la perspectiva de nuevos aumentos pese a que la inflación se sitúa en un cómodo 1,6%.
El Banco Central de Turquía confirmó su giro alcista, mientras que su par de Taiwán señaló que mantendrá su política restrictiva. El Banco de la Reserva sudafricano dejó estable su tasa oficial, pero sus autoridades dijeron que persisten los riesgos para las perspectivas de inflación.
Entre las excepciones más significativas se encuentran el Banco de Japón, que se espera que mantenga las tasas negativas en su reunión del viernes, y el Banco Popular de China, cuyas mejores perspectivas económicas le permitieron mantener sus tipos más temprano en la semana.
A pesar de enfriarse gradualmente, la inflación en la mayoría de las grandes economías sigue muy por encima del objetivo del 2% que los bancos centrales consideran saludable. En agosto se situó en el 3,7% en Estados Unidos y en el 5,2% en la zona euro.
Sin embargo, pese a toda la retórica dura, los inversorionistas siguen siendo escépticos con la posibilidad de que los bancos centrales mantengan el rumbo, ante las dudas sobre la fortaleza de la economía china y las preocupaciones geopolíticas, desde la guerra de Ucrania hasta la rivalidad entre Estados Unidos y China.
“Para el año que viene por estas fechas, prevemos que 21 de los 30 principales bancos centrales del mundo estarán recortando las tasas de interés”, indicó Capital Economics en un comentario titulado “Un punto de inflexión para la política monetaria mundial”.
En cualquier caso, la perspectiva de que las tasas mundiales estén muy cerca de tocar techo supondrá un gran alivio para las economías emergentes, que soportan una pesada carga de servicio de la deuda.
Dado que tanto Estados Unidos como Europa han evitado la recesión que en su día se predijo, la tentadora perspectiva de un “aterrizaje suave” para la economía mundial vuelve a estar a la vista, en gran parte gracias a unos mercados laborales inusualmente boyantes.
Las autoridades monetarias admiten que aún no se han puesto de acuerdo sobre la explicación. Algunos sugieren que las empresas están ansiosas por evitar que se repita la escasez de mano de obra cualificada que sufrieron cuando la economía mundial despegó en 2021 tras los confinamientos por el Covid, por lo que están “acumulando mano de obra”.
Ese rompecabezas sin resolver significa que las opiniones están divididas en cuanto a cuál es la verdadera fuerza subyacente de la economía mundial, y si puede soportar un período sostenido de tasas elevadas sin que la demanda global se vea gravemente dañada.