Hay una imagen que está en el imaginario colectivo de la zona central de Chile y suelen dibujar los niños desde pequeños: una casa con una cordillera nevada atrás. También es una postal típica de Fiestas Patrias. Pero es cosa de mirar hacia el oriente para comprobar que esa fotografía se está transformando en leyenda.
Para hacerse una idea, los datos de la Dirección Meteorológica de Chile muestran que en julio de un año normal (promedio de 30 años) deberían caer 86,6 de milímetros de precipitaciones en la estación meteorológica de Quinta Normal, el referente principal para Santiago. En julio de 2019, cayeron 13,3 mm (ver gráfico).
Las autoridades centrales y locales ya están tomando una serie de medidas para enfrentar las consecuencias de esta megasequía, con acciones y nuevas normativas. Y mientras en la discusión pública vuelven a aparecer proyectos como la carretera hídrica, el ambiente se calentará cada vez más a medida que se acerca el período estival.
En este cuadro, las grandes compañías también están tomando medidas, ya sea en el desarrollo de sus productos, procesos o, incluso, con sus proveedores. Por ejemplo, para empresas como Coca-Cola, el agua es el ingrediente principal de sus productos, por lo que están enfocados en una serie de prácticas de eficiencia en su tratamiento, uso y reutilización, además de la evaluación y planificación de sus recursos hídricos a largo plazo.
Para ponerlo en números, tienen la meta de mejorar 25% la eficiencia del uso del agua para 2020 (en comparación con una línea de base de 2010). "En 2017, nuestra eficiencia del agua mejoró por 15º año consecutivo, con una mejora del 2,55% con respecto a 2016. Esto representa una mejora del 29,3% desde 2004 a través de esfuerzos combinados con los de nuestros socios embotelladores", comenta Paola Calorio, directora de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sustentabilidad de Coca-Cola Chile & Bolivia.
Por otro lado, el 155% del agua utilizada en sus bebidas terminadas se llevó a las comunidades cercanas a sus plantas y a la naturaleza en 2018. "Mitigamos el riesgo a través de evaluaciones profundas de la vulnerabilidad de la fuente, la colaboración hacia soluciones de estrés hídrico a largo plazo y con planes de protección de la fuente de agua en todas nuestras instalaciones", indica Calorio.
Huella hídrica
Por su parte, desde 2010 en Unilever miden su huella hídrica a nivel global, considerando el uso de agua en la producción y en el consumo de sus productos. "Con la conciencia de que el mayor impacto se genera en el uso de los productos, Unilever se ha preocupado de innovar para que estos puedan ser utilizados con menos agua", explican en esta firma.
De esta manera, la huella hídrica de Unilever en 2018 por uso de los consumidores ha disminuido en 2%, algo que se suma a otras actividades sustentables simbólicas de esta multinacional, como la política "Zero Waste to Landfill" (cero desecho a los rellenos sanitarios).
En otro tipo de industria, según Carlos González, gerente general McDonald's Chile, desde el primer día de la llegada de esta compañía a nuestro país, han ejecutado cada una de sus estrategias de negocio bajo una ruta sustentable denominada "Receta del Futuro", cuyo objetivo es reducir de manera significativa la huella de carbono de su operación. "En este contexto, y gracias al uso consciente que la compañía hace del agua y al Acuerdo de Producción Limpia (APL) firmado en 2005, McDonald's Chile ahorra cerca de 4 millones de litros de agua al año", dice González.
Incluso, a nivel global, la compañía cuenta con el Proyecto Natal, iniciativa que tiene por objetivo minimizar el desperdicio de agua potable mediante su captura desde los aires acondicionados, reutilizándola posteriormente en los sanitarios o para el lavado de los estacionamientos.
Plan de sequía
Según la Dirección General de Aguas (DGA), la disponibilidad de este recurso en Chile disminuyó 37% en los últimos cinco años. Los embalses presentan un déficit del 23% y aunque este año puede convertirse en uno de los más secos desde que existen registros, se cree que para 2025 la crisis será aún mayor.
En este contexto, el rol de una compañía sanitaria como Aguas Andinas es vital, tomando en cuenta que es el core de su negocio. Ante esto, han adoptado medidas extraordinarias para reforzar su "Plan de sequía", en el que trabajan hace ocho años y significa una inversión de US$160 millones. Éstas consisten en mantener, en la medida de lo posible, el nivel del embalse El Yeso, "intentando desembalsar los caudales mínimos y compensarlo con mayor producción subterránea, para lo que estamos reforzando y reubicando nuestros pozos en acuíferos seguros", cuenta Alberto Blanco, director de planificación sustentable, estructura y tecnología de Aguas Andinas.
De hecho, hace unas semanas, en conjunto con la Junta de Vigilancia del Río Maipo, solicitaron a la DGA decretar zona de escasez hídrica en su cuenca, lo que fue aprobado la semana pasada. Este decreto, les permitirá acordar con los otros usuarios de la cuenca, la posibilidad de ampliar su captación de agua, priorizando el consumo humano por sobre otros usos.
"Estamos llevando a cabo también un plan especial de eficiencia hidráulica, que nos permitirá capturar ahorros de forma inmediata; campañas para crear conciencia en la ciudadanía de que el agua es, hoy, un recurso escaso y el trabajo mano a mano con municipalidades para reducir el consumo, por ejemplo, en el riego de parques y plazas públicas", comenta Blanco, entre otras medidas.