A fines del año pasado se anticipaba un crecimiento fuerte y sincronizado a nivel global, pero los mayores representantes de las economías emergentes no han estado a la altura de las expectativas. Aunque el mercado sabía de antemano que este año la Reserva Federal (Fed) subiría tasas, el ajuste resultó más rápido de lo esperado. Adicionalmente, se desató una guerra comercial entre Estados Unidos y China y está última se desacelera con más fuerza de lo previsto, factores que se interpusieron en el camino, mostrando las debilidades de las economías en desarrollo.
El impacto se sintió con especial énfasis a sus monedas, cuya volatilidad, en relación a las divisas del G7, es la mayor en 10 años de acuerdo con Bank of America, mientras el riesgo país se dispara en varios de los implicados y el MSCI de emergentes baja 11,7% en lo que va del año. Sergio Lehmann, economista jefe de BCI Estudios, sostiene a PULSO que "las economías que se han visto más afectadas son las que tienen peores fundamentos económicos", la mayoría de ellas emergentes, precisando que Brasil, Argentina y Turquía "tienen una situación fiscal más frágil, con déficit fiscales importantes y, por lo tanto, son más susceptibles a que los inversionistas tengan cierta cautela".
Los golpes
En efecto, los argentinos fueron los primeros en encender las alarmas, cuando sus desequilibrios económicos y políticas erradas condujeron a una corrida cambiaria. Para enfrentar la adversidad recurrió a un préstamo de US$50.000 millones del FMI, lo que no ha detenido la caída de la moneda, que se deprecia 37,65% en lo transcurrido de 2018, mientras las expectativas de inflación del gobierno pasaron de 10% a fines de 2017 al 30% actual, para este año.
La tormenta luego llegó a Turquía, que sucumbió cuando enfrentó una agresión comercial directa de EEUU. Hace 10 días Donald Trump le duplicó los aranceles de sus importaciones al acero y el aluminio y la lira se derrumbó 20% en la misma jornada, acumulando hasta ahora una baja de 36,88%.
Rusia también se ha visto complicada con las sanciones que recibe de Washington, sufriendo una caída de 14,5% en el rublo, baja en todo caso es inferior a la de 15,4% que registra el real brasileño. El gigante sudamericano lidia con la incertidumbre de un año de elecciones, sin que el gobierno de Temer haya logrado reparar los desequilibrios que padece el país.
Riesgos para Chile
Parte de los mercados emergentes, Chile no ha escapado a las turbulencias, viendo un alza del dólar de 8,18%, hasta los $670, y una baja de 20% en el cobre, que el viernes cerró en US$2,65 la libra.
Pese a eso, Miguel Ricaurte, economista jefe de Itaú, afirma que la economía nacional "es más robusta que varias economías emergentes". Apuntando a la confrontación comercial y a la crisis turca como los factores preponderantes en la reciente aversión al riesgo, cree que los males los padecerán los emergentes que presentan más desequilibrios. "No anticipo que Chile pueda ser arrastrado sólo por los canales financieros a una situación de estrés", subrayó.
Aunque su análisis coincide con el de Sergio Lehmann; el economista jefe de BCP Securities, Walter Molano, tiene una postura divergente. Cree que el difícil momento que enfrentan las economías en cuestión "no tiene nada que ver con Turquía ni con la guerra comercial", sino con que "la inflación está subiendo en EEUU y que la Fed va a ser más agresiva".
En ese marco, sus pronósticos no son los mejores para el país. "Chile tiene que ser arrastrado. Digamos que la tasa de interés de un bono chileno está a 2%, pero si tienes una de 3% en EEUU, ¿qué vas a preferir? Cualquiera va a optar por EEUU", indica.